sábado, 12 de diciembre de 2009

BOLIVIA SIGUE CONSTRUYENDO EL SOCIALISMO
EVO MORALES DESATO LA FUERZA DE SU PUEBLO

El pueblo de Bolivia se alzó con la victoria nuevamente bajo la conducción de su comandante en jefe, el presidente Evo Morales, quien acaba de ganar su reelección el pasado 6 de diciembre por abrumadora mayoría asegurando por cinco años más el proceso en marcha de la construcción del socialismo en la patria que lo vio nacer. El mandatario indígena surgido de las masas oscuras desató la fuerza de su pueblo; la contundencia de la victoria popular alcanzada, con una participación en las urnas del 95 por ciento del padrón electoral y obteniendo el respaldo en más del 63 por ciento, es una aportación del pueblo boliviano a la experiencia histórica universal que nos muestra que el pueblo unificado es invencible ante las acechanzas de las fuerzas que sirven al capital financiero internacional y la reacción interior, mismas que no han podido levantar cabeza en un pueblo conducido con firmeza por un comandante de esclarecida conciencia y sólida formación ideológica, como lo es el presidente Evo Morales.
En cualquier parte del mundo el pueblo es quien forja sus propios conductores. Revisemos brevemente lo que ha sido la trayectoria social y política del hombre que conduce este proceso revolucionario, engendrado en la circunstancia particular de su pueblo: Juan Evo Morales Ayma, nacido en Isallavi en 1959, Político y líder del movimiento cocalero boliviano. Presidente electo de la república desde el 18 de diciembre de 2005, es el primer indígena en la historia de Bolivia que ha alcanzado la jefatura del estado, en un país en el que más de la mitad de la población es indígena.
Su victoria coincidió con un momento de giro a la izquierda en numerosos gobiernos de América Latina (lo que refuerza su protagonismo en el contexto histórico regional) y se produjo tras una serie de movilizaciones populares que tuvieron como objetivo reclamar el derecho histórico al cultivo de coca de los indígenas y promover un mayor beneficio de los recursos naturales del país para los bolivianos.
Nacido en la pobreza. Evo Morales fue el segundo de tres hermanos en una humilde familia aymara que residía en una pequeña aldea rural del altiplano boliviano. Dionisio Morales, María Aymara y sus hijos subsistían en condiciones de extrema penuria, con los pocos recursos que extraían de las labores agrícolas y ganaderas, en una vivienda minúscula de adobe y paja. El pequeño Evo compaginaba sus primeros años de formación escolar con las tareas de labranza y pastoreo. Entre los cinco y los siete años no estuvo escolarizado porque la familia se trasladó a Jujuy (Argentina) para trabajar en los cañaverales azucareros.
De vuelta en su pueblo natal, Evo retomó los estudios, aunque la miseria obligaba a sus padres a emprender viajes ocasionales en busca de sustento y el chico se ausentaba habitualmente de la escuela. Para cursar la secundaria se desplazó hasta Oruro, la capital del departamento, e ingresó en un colegio de estudiantes sin recursos. Logró pagar sus clases y su estancia en la ciudad con trabajos diversos como albañil, panadero e incluso trompetista, y en 1977 se graduó como bachiller. Aquel día fue, según testimonio del propio Morales, el último de su vida en que se vistió con el traje y la corbata de la clase dominante.
Cumplió el servicio militar en La Paz, donde sufrió episodios de discriminación manifiesta por su doble condición de indígena y pobre, y en 1980 regresó a Isallavi. Dos años después, la familia al completo abandonó la aldea y, junto a miles de emigrantes del altiplano, viajó hacia Cochabamba, huyendo de la precariedad y la miseria. Los Morales se instalaron en Puerto San Francisco (Chapare) y buscaron oficio en labores hortofrutícolas, primero como arroceros y después como cocaleros.
La familia logró cierta estabilidad laboral con el cultivo de la hoja de coca, uno de los más estables en la región por la demanda creciente del narcotráfico, y Evo comenzó a adquirir notoriedad como líder local entre el campesinado indígena. Desde muy joven había demostrado preocupación por la realidad social y política de su pueblo y por la lucha de los más desfavorecidos, así que decidió encauzar su activismo en las filas del sindicalismo agrario. Con la obra del intelectual marxista Fausto Reinaga (fundador del Partido Indio Boliviano) en el bolsillo, y la creencia de que había llegado el momento de implicarse en el indigenismo militante, Evo Morales ingresó en 1983 en el sindicato agrícola de San Francisco.
Su carrera sindical fue rápida. Primero asumió la secretaría de deportes; en 1985 ya ocupaba la secretaría general, y en 1988 fue elegido secretario ejecutivo de la Federación del Trópico de Cochabamba. Precisamente aquel mismo año, el gobierno conservador de Paz Estenssoro sucumbió a las presiones de la Administración estadounidense y logró sacar adelante en el congreso la ley que restringía la producción de hoja de coca.
La sustitución gradual de las cosechas por cultivos alternativos de dudosa rentabilidad y la destrucción forzosa de siembras sin derecho a indemnización, previstas en la ley, encendieron las protestas del movimiento cocalero que no estaba dispuesto a que los poderes públicos internacionales buscaran soluciones al narcotráfico criminalizando la labor del agricultor.
En 1989 y ya con el socialdemócrata Paz Zamora en la presidencia, la Federación del Trópico de Cochabamba, liderada por Morales, se movilizó contra los planes gubernamentales de reducir la superficie agrícola destinada al cultivo de coca y amenazó con responder de forma violenta si las fuerzas de seguridad del Estado trataban de imponer la ley en Chapare.
La lucha del movimiento cocalero por mantener su única fuente de recursos arreció en 1993 con la llegada de Sánchez de Lozada al palacio presidencial. El nuevo líder conservador, ferviente defensor de los planes de erradicación de cultivos de coca, encontró en los sindicatos agrícolas una fuente permanente de contestación. El verano de 1994 fue testigo de uno de los enfrentamientos más relevantes entre el gobierno del MNR (Movimiento Nacional Revolucionario) y el gremio cocalero.
Apoyado por la DEA (Agencia Antidroga) estadounidense, Sánchez de Lozada ordenó la ejecución del llamado plan "Nuevo Amanecer" con el objetivo de destruir un 10% de las cosechas de cocales en Chapare. La protesta de los agricultores fue masiva y la represión militar se cobró la vida de un joven campesino. Evo Morales, que por entonces presidía el Consejo Andino de Productores de Coca (CAPHC) y la Confederación de Productores de Coca del Trópico de Cochabamba, convocó una marcha multitudinaria hacía La Paz y, después de tres semanas de movilización, llegó a la capital con 4.000 campesinos para forzar una negociación con el Ejecutivo.
Las demandas del gremio cocalero traspasaron las fronteras de Bolivia en 1995 con la gira que su líder emprendió por diversos países europeos. Entretanto, las protestas campesinas continuaban convulsionando la vida política del país y, desde algunos despachos políticos, se impulsaba una campaña de desprestigio contra Morales.
El movimiento sindical entendió entonces que había llegado el momento de dar el salto a la arena política y participar en primera línea en la toma de decisiones para transformar Bolivia. Así, el 27 de marzo de 1995, un nutrido grupo de asociaciones indígenas y campesinas constituyeron la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP) y el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP). Alejo Véliz, un indio quechua, asumió la jefatura orgánica de la nueva formación.
La ASP-IPSP no logró el visto bueno de la Corte Electoral para inscribirse como partido, así que decidió concurrir a la primera cita electoral, las municipales de diciembre, integrada en las listas de Izquierda Unida (IU); una coalición progresista liderada por el Partido Comunista. En las generales de 1997, que devolvieron el poder al ex general golpista Hugo Bánzer, IU logró cuatro escaños en el Parlamento boliviano. Evo Morales ocupó uno de ellos.
Los problemas de liderazgo enfrentaron a partir de entonces a Véliz (ASP) y Morales (IPSP) y el pacto fundacional se rompió. Como el IPSP no conseguía el permiso oficial para registrarse como formación política, el líder cocalero buscó una marca electoral en la cual integrar su proyecto. Negoció con David Añez, jefe del Movimiento Al Socialismo-Unzaguista (MAS-U), y en enero de 1999 Morales fue elegido presidente del nuevo IPSP-MAS, que simplificó de inmediato sus siglas y quedó reducido a MAS.
Evo Morales, primer presidente indígena. Durante el nuevo mandato banzerista se recrudecieron los enfrentamientos con el campesinado cocalero que, de forma general, respaldó las candidaturas del MAS en las municipales de diciembre de 1999. No en vano Evo Morales había incrementado su popularidad al frente de las masivas marchas, movilizaciones, paros, cortes de carretera y demás medidas de protesta emprendidas contra el llamado "Plan Dignidad" del gobierno que contemplaba la destrucción de 90.000 hectáreas de cocales, tipificadas como excedentarias. Morales denunció los episodios de represión militar y, desde su escaño, animó a los cocaleros a resistir frente a las fuerzas del Gobierno.
Pese a las advertencias de la Cámara, el líder aymara continuó defendiendo con vehemencia las reivindicaciones del campesinado cocalero. Durante 2001 las protestas en Cochabamba fueron continuas, más aún cuando el Ejecutivo decidió privatizar el agua e incrementar el precio de algunos productos básicos, y Morales amenazó con provocar el estallido de una guerra civil en el Chapare.
Finalmente en enero de 2002, días después de otra oleada de violentos enfrentamientos en la región, el Parlamento acusó a Morales de instigador e inició un proceso disciplinario contra el jefe del MAS. Evo Morales perdió su escaño con el voto favorable de una mayoría de diputados de las fuerzas políticas tradicionales, pero su popularidad subió como la espuma.
Hacia la presidencia. Con la certeza de que su líder había sido injustamente represaliado, el 5 de marzo de 2002, el movimiento indígena y campesino designó a Evo Morales candidato del MAS a las presidenciales. Celebradas las elecciones el 30 de junio y, a pesar de que los pronósticos aventuraban el triunfo del capitán retirado Manfred Reyes Villa, ex alcalde de Cochabamba y líder de la Nueva Fuerza Republicana (NFR), el candidato del MNR y ex presidente del país Sánchez de Lozada logró la victoria con el 22,4% de los sufragios.
Por detrás, y a escasa distancia, el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales se convirtió en la segunda fuerza más votada (20,9%). Como ninguno de los aspirantes logró la mayoría suficiente, la elección presidencial quedó aplazada a la votación del congreso y, después de algunas semanas de incertidumbre política, Sánchez de Lozada se aseguró la elección parlamentaria merced al acuerdo alcanzado entre su partido, el MNR, y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) del también ex presidente Jaime Paz Zamora. Ambas formaciones políticas suscribieron el llamado Plan Bolivia de Responsabilidad Nacional.
Los masistas, que también lograron convertirse en la segunda fuerza política en el congreso tras las legislativas, anunciaron una dura oposición. Junto a la tradicional reivindicación del mantenimiento del cultivo de cocales, la nacionalización del negocio del gas y la reforma del sistema político configuraron el trío de demandas esenciales en el ideario político de Morales.
En febrero de 2003, apenas cumplidos seis meses de mandato, Sánchez de Lozada ya tuvo que enfrentarse con una primera crisis política cuando el anuncio de la entrada en vigor de un impuesto sobre los salarios provocó una oleada de violentas protestas en las calles del país.
La policía boliviana, declarada en rebeldía, se sumó a las reivindicaciones ciudadanas y la intervención del Ejército derivó en enfrentamientos armados que se cobraron una treintena de víctimas en varias jornadas consecutivas de disturbios, saqueos y actos vandálicos. Presionado por la gravedad de los incidentes, el presidente retiró las medidas económicas que desataron la crisis, anunció un reajuste de su gobierno, con la incorporación de miembros del opositor NFR, y se comprometió a reducir el gasto público.
Las medidas presidenciales para apaciguar la crisis no surtieron efecto entre sus adversarios políticos que, con Evo Morales a la cabeza, exigieron su renuncia. Sindicatos, movimientos sociales y fuerzas de izquierda continuaron en pie de guerra con llamamientos diarios a la insurrección. Además, Sánchez de Lozada recibía advertencias directas de Washington. Los Estados Unidos, para evitar cualquier concesión a las demandas del MAS, condicionaban las cuantiosas ayudas económicas al mantenimiento de los planes de erradicación de los cultivos de coca.
Por si los problemas en el Palacio Quemado fueran pocos, la herida abierta en muchos sectores de la sociedad boliviana, desde que en la guerra de 1879 Chile arrebatara al país del altiplano su acceso al mar, se situó de nuevo en primera línea de la actualidad política en el otoño de 2003. La decisión del ejecutivo de exportar gas, principal recurso del país, a Estados Unidos, a través de un puerto chileno, actuó como catalizador de un nuevo estallido del descontento social. La represión de las asonadas callejeras se cobró la vida de más de setenta personas y precipitó, en pocas semanas, la caída de Sánchez de Lozada.
Abandonado por sus socios de gobierno y sin el apoyo de sus aliados exteriores, el 17 de octubre de 2003 el presidente huyó de La Paz y buscó refugio en Miami. Con el liderazgo de Morales ampliamente reforzado, el vicepresidente Carlos Mesa asumió la sucesión y anunció la formación de un nuevo ejecutivo independiente que instaurara la paz civil. Sin embargo, y tras algunos meses de tregua en los que Morales fue ratificado en la presidencia ejecutiva del MAS y en la candidatura a las presidenciales, regresaron las protestas a los escenarios habituales de confrontación.
Poco después de que las elecciones municipales de diciembre de 2004 colocaran al MAS como la fuerza política más votada del país, Mesa tuvo que afrontar el creciente desafío de las reivindicaciones autonomistas procedentes de la provincia de Santa Cruz y de los movimientos indígenas y cocaleros que reclamaban la nacionalización energética.
En el mes de marzo de 2005, el Parlamento aprobó la polémica Ley de Hidrocarburos; una medida que sólo paralizó las protestas de forma temporal. Las compañías petroleras, perjudicadas por la nueva norma, amenazaron con reducir sus inversiones al tiempo que los movimientos indígenas, campesinos y mineros reclamaban un endurecimiento de la ley que revertiera en beneficio de las arcas públicas.
Con este escenario y ante el temor de un rebrote de la violencia, políticos, empresarios y analistas coincidieron en señalar el adelanto electoral como la única salida a la crisis. Antes de concluir el mes de mayo, los trabajadores bolivianos tomaban diariamente las calles de la capital y ganaban credibilidad los rumores de asonadas en los cuarteles. Entretanto, los poderes ejecutivo y legislativo permanecían inmóviles ante el derrumbe de la economía boliviana que, con cada día de huelga y bloqueo, perdía alrededor de ocho millones de dólares. En un intento de apaciguar las protestas, el presidente Mesa anunció convocatorias electorales para elegir Asamblea constituyente y votar el referéndum autonómico, pero los líderes indigenistas rechazaron la propuesta y endurecieron las movilizaciones por todo el país.
En los primeros días de junio, Carlos Mesa presentó su renuncia y pidió a los representantes del Senado y de la Cámara de Representantes que facilitaran el adelanto electoral para evitar el más que previsible estallido de violencia en el país. El Parlamento aceptó la dimisión del jefe del estado y nombró sucesor, de forma interina, al presidente del Tribunal Supremo, Eduardo Rodríguez, quien, de inmediato, anunció la convocatoria de elecciones anticipadas.
Los bolivianos acudieron a las urnas el 18 de diciembre de 2005 y de forma mayoritaria respaldaron el marcado programa antiimperialista, anticapitalista y antineoliberal de Evo Morales. Dentro y fuera del país, la campaña electoral concentró una atención sin precedentes y discurrió de forma altamente polarizada entre la euforia de los adeptos al masismo, que auguraban para Bolivia una profunda transformación social, y el pesimismo de sus detractores, que intuían en el nuevo líder posiciones políticas muy cercanas a los postulados castristas y chavistas.
Con el lema "¡Somos pueblo, somos MAS!", Morales superó todos los pronósticos y ganó las elecciones con un triunfo histórico; más del 84% de los bolivianos con derecho a voto acudió a las urnas y, de ellos, el 53,7% eligió al líder aymara. El ex presidente Tuto Quiroga y su nueva formación Podemos (Poder Democrático y Social) reunió el 28,6% del escrutinio. La victoria en las legislativas tampoco dejó lugar a dudas y el MAS obtuvo la mayoría absoluta en la Cámara de los Diputados. Su rendimiento electoral fue menor en el Senado y en las prefecturas departamentales.
El 22 de enero de 2006 Evo Morales tomó posesión de la más alta magistratura del país. Un día antes, había sido investido como Jacha Mallku [Gran Cóndor], máxima autoridad de los pueblos indígenas, en una ceremonia celebrada en Tiwanaku, la capital aymara. La llegada al poder de Morales no ha estado exenta de dificultades porque ha tenido que enfrentar la resistencia de la oligarquía criolla aliada al imperialismo, la cual dispone de todo el dinero necesario para desinformar al pueblo y tratar de frenar su avance, pero una cosa es innegable, ha roto los códigos de exclusión social vigentes en Bolivia. Hoy con la reciente victoria electoral que lo reelige, el proceso revolucionario en ese país sigue su avance en la conquista de un porvenir luminoso bajo la conducción de su Comandante en jefe, el presidente Evo Morales.

sábado, 5 de diciembre de 2009

EL CARDENISMO REVOLUCIONARIO
Y EL MOVIMIENTO OBRERO VICTORIOSO

En la época aciaga en que vivimos, caracterizada por la catástrofe total en todos los ámbitos de la vida nacional, donde pareciera que el pueblo nunca acabará por salir del negro túnel al que nos condujo la actual dictadura neoliberal, es de valiosa utilidad releer al menos los pasajes más importantes de lo que ha sido la experiencia histórica de nuestro pueblo y sus conductores más notables. Lázaro Cárdenas y Vicente Lombardo Toledano, dos figuras señeras hermanadas en el tiempo y el espacio, nos enseñaron la forma en que el pueblo debe enfrentar a los enemigos de su progreso social. Un gobierno patriótico y un movimiento obrero practicando el sindicalismo revolucionario fueron la garantía para avanzar en el cumplimiento de los preceptos más avanzados que se propuso la Revolución Mexicana y sus más claros conductores.
Por esta razón quiero compartir con quienes me hacen el honor de leer estas líneas un Fragmento del libro “México visto en el siglo XX: entrevistas con Vicente Lombardo Toledano”, de James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilki, sabiendo de antemano que la lectura de estos conceptos lombardistas pueden ayudar en mucho a la conciencia de la clase trabajadora y sus instrumentos de lucha, hoy tan golpeados por la política antisindical del gobierno espurio de Felipe Calderón.

Esta parte de la entrevista se desarrolla de la siguiente manera: Wilkie: Usted acaba de decir que Cárdenas era el único candidato posible en esos momentos, y también que había un gran número de huelgas. Según la estadística en 1923 hubo 7 huelgas, y en 1935 hubo 642. ¿Quiere esto decir que Cárdenas fomentó las huelgas?
Lombardo: Cárdenas lo único que dijo durante su gira electoral, fue que haría cumplir la Constitución, el artículo 27 impulsando la Reforma Agraria; reconocer los derechos de la clase obrera, etcétera; cumplir la Constitución, que en muchos sentidos sólo existía jurídicamente, pero que en la práctica era un cuerpo inoperante y muerto. En otras palabras, el general Cárdenas ofreció que la Revolución continuaría, y claro, al oír la clase obrera y campesina esas promesas, al llegar Cárdenas al poder todo el mundo se puso inmediatamente en marcha. Eso fue lo que ocurrió. No había huelgas, en efecto. ¿Por qué? Porque no había justicia. Los tribunales del trabajo no reconocían los derechos de la clase obrera. Había muchas vacilaciones y dudas. Y cuando llegó Cárdenas, por supuesto, la clase obrera empezó a exigir mejores salarios condiciones de existencia, y por eso fuimos a las huelgas. No porque Cárdenas hubiera prometido nada, sino simplemente porque prometió cumplir con la Constitución e impulsar adelante la Revolución.
Wilkie: ¿Y eso les permitió actuar? Lombardo: Sí, creó un clima favorable y actuamos. Wilkie: ¿Usted cree que es posible hacer un gran número de huelgas satisfactorias, si el gobierno no les permite actuar dentro de sus derechos?
Lombardo: Si el gobierno viola la ley y con cualquier pretexto declara las huelgas ilegales, es muy difícil que las huelgas triunfen. Pero, por otra parte también, si la clase obrera está dividida no logra nada. En aquellos momentos, al crearse la CTM, nosotros éramos una fuerza importante en la República, muy importante. Claro que por esa fuerza que representábamos también el gobierno se veía obligado a reconocer nuestros derechos. Era una cosa recíproca: es decir, el gobierno bien orientado, bien intencionado, y nosotros muy fuertes.
Wilkie: Parece que en 1928 no había oportunidad de lanzar una huelga. Lombardo: No, al contrario. El general Abelardo L. Rodríguez había dicho que las huelgas eran antipatrióticas en tiempo de crisis, y como estábamos en la crisis económica internacional que había surgido en Estados Unidos, produciendo la Depresión que se inició en 1929-1930, entonces yo le contesté diciendo que en tiempos de crisis, si las huelgas son antipatrióticas, había que reconocer que desapareciera el régimen capitalista para que hubiera huelgas buenas…

Wilkie: Cárdenas después de 1938 lanzó un manifiesto para advertir que era un peligro ya admitir las huelgas, ¿no? Lombardo: No fue así. El general Cárdenas dijo que todas las huelgas eran útiles en tanto se realizaran dentro del marco de la ley, y que no había ninguna huelga ilegal que pudiera ser útil tampoco a los trabajadores. Pero el hecho es que las grandes huelgas de la historia de México fueron en aquella época. Yo personalmente las dirigí, y no perdimos una sola huelga. Todas las huelgas fueron bien fundadas legalmente, bien preparadas, bien dirigidas y alcanzamos la victoria.
… Al llegar Cárdenas al gobierno y durante su campaña electoral, la clase trabajadora se movilizó con gran fuerza y esperando que su victoria electoral permitiese que se cumpliera con algunos ofrecimientos hechos a los trabajadores, y así ocurrió. Las huelgas más importantes que ha habido en México hasta hoy, desde que la Revolución triunfó, fueron justamente las huelgas de la etapa de Cárdenas. ¿Por qué razón? En primer lugar porque la clase obrera se unificó. Formamos la CTM en el año de 1936. En segundo lugar, porque le dimos a la CTM el carácter de organismo de combate, de lucha, que nunca había tenido. Y en tercer término porque unificada la clase obrera tratamos de conseguir contratos colectivos de trabajo en las ramas industriales más importantes del país: electricidad, petróleo y otras más.
La primera huelga de verdadera resonancia en México fue la huelga de los obreros electricistas, al iniciarse el gobierno de Cárdenas, agrupados en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Por la primera vez la ciudad de México quedó a oscuras durante una semana aproximadamente y se suspendieron todos los servicios, excepto los de emergencia: el bombeo de agua potable, los servicios de hospitales, etcétera. Preparamos muy bien la huelga. La compañía afirmaba que no tenía recursos para poder aceptar las demandas de los trabajadores; pero nosotros demostramos que la compañía había recobrado su capital invertido varias veces y que había logrado grandes ganancias. El movimiento fue cuidadosamente preparado no sólo en el sentido de la suspensión de labores, sino del apoyo solidario que debían recibir los huelguistas, porque una suspensión de labores en un servicio público molesta a la gente si se la priva del servicio. Entonces nosotros hicimos una gran campaña entre la población del Distrito Federal, demostrando que la compañía tenía una actitud injusta y, en cierta forma, rebelde en contra de los derechos de la clase trabajadora establecidos en la Constitución del país. Además como al suspenderse la energía eléctrica tenían que paralizarse todas las fábricas, conseguimos la solidaridad de los obreros.
Cuando se produjo la huelga había una gran simpatía para la causa de los trabajadores electricistas. Recuerdo que nuestra preparación fue tan firme, tan sólida, que yo convoqué a todos los extranjeros que se hallaban en la ciudad de México –turistas norteamericanos en su gran mayoría— para explicarles por qué íbamos a suspender el servicio eléctrico, y se realizó el acto en el cine de la Avenida Madero. Fueron más de trescientos norteamericanos y les explicamos, les enseñamos los libros de la empresa, sus ganancias, la forma en que habían recobrado su capital y aún de ellos recibimos el apoyo de carácter moral.
Nunca antes se había suspendido el servicio eléctrico en la capital de la República, y el general Cárdenas estaba, por supuesto, un poco inquieto y le sugerí: váyase usted de la ciudad de México, y déjenos solos aquí, porque de otro modo usted va a recibir muchas presiones de todas partes. Y se fue. Entonces quedamos solos y resolvimos el conflicto obligando a la empresa a aceptar las demandas de los trabajadores.
La otra gran huelga, ya se sabe, fue la que preparamos en 1937, en las empresas del petróleo. Durante más de medio año estuvimos conversando con los representantes de la Compañía Royal Dutch Shell y de las compañías norteamericanas, hasta que fue imposible llegar a un convenio y después estalló la huelga. También esta huelga fue cuidadosamente preparada no sólo desde el punto de vista de nuestros documentos y pruebas de la recuperación del capital invertido por las empresas, sino también con el apoyo solidario de los trabajadores de todo el país y de muchos sectores de la sociedad mexicana”. Hasta aquí llega la parte de la entrevista en torno al tema del sindicalismo y el derecho de huelga.
Si usted que lee éstas líneas es un integrante de la clase trabajadora, podrá usted concluir junto con este servidor, que del cardenismo revolucionario al calderonismo reaccionario hay un enorme abismo. El primero hacia cumplir la Constitución y respetaba los derechos elementales de la clase trabajadora; el segundo no cumple la Carta Magna y atropella y difama a las masas laboriosas. ¿Hasta cuando? Hasta que el pueblo se organice y lleve al poder a un gobierno patriótico y nacionalista como el que encabezó Lázaro Cárdenas. Ése día México se pondrá de pie y abrirá sus brazos al porvenir.

sábado, 28 de noviembre de 2009

DE LA TOMA DE LA BASTILLA A LA TOMA DE PALACIO NACIONAL
LA DIALECTICA DE LAS REVOLUCIONES SIGUE INALTERABLE

Las leyes universales del desarrollo dialéctico de los pueblos siguen su curso de manera inalterable. El pasado 22 de noviembre, al iniciarse la cuenta regresiva rumbo a la celebración del centenario de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 2010, se llevó a cabo una multitudinaria convención que reunió en el Zócalo capitalino (DF) a todas las fuerzas insurgentes que trabajan en la organización del Programa Alternativo de Nación, cuya bandera enarbola Andrés Manuel López Obrador. A tres años de resistencia civil y pacífica de la presidencia legítima de México resultaba necesario hacer un balance del trabajo logrado hasta ahora y desde luego, plantearse las nuevas metas y objetivos de la lucha para los tres años siguientes, cuya última finalidad es sin lugar a dudas, la toma del poder durante la sucesión presidencial del año 2012.
El Zócalo capitalino es el corazón de la nación, es la plaza cívica de todos los mexicanos. Es el espacio físico donde se han escrito varias de las páginas más brillantes de la historia nacional, y hasta ahora, en nuestros días, sigue siendo el lugar por excelencia de las más grandes manifestaciones populares. La historia nos dice que fue el lugar de la concurrencia multitudinaria que recibió la comitiva triunfante de Francisco I. Madero, en 1911, hecho que marcó el fin de la dictadura porfirista. En 1914, fue también el lugar del arribo del ejército de la Convención de Aguascalientes, con los generales Emiliano Zapata y Francisco Villa al frente de 50 mil soldados armados; pocos años después, fue el lugar de la congregación popular que se reunió el 18 de marzo de 1938, para vitorear la medida patriótica de la expropiación petrolera realizada por el presidente Lázaro Cárdenas, hecho que contó con el apoyo del sindicalismo revolucionario a cuyo frente se encontraba Vicente Lombardo Toledano.
En la misma Plaza de la Constitución, más conocida por el pueblo como Zócalo capitalino, en estos últimos años que han transcurrido bajo la tiranía que ejerce sobre el pueblo la dictadura neoliberal de derecha, ha sido el lugar donde millones de gargantas han estado demandando, a voz en cuello, el fin de las políticas apátridas y empobrecedoras que sostiene el régimen actual. El Zócalo se inunda por primera vez en la historia con muchedumbres desafiantes, superiores al millón de almas, cuando la simbiosis entre el PRI y el PAN decretaron en la Cámara de Diputados en 1999 la negación del derecho de López Obrador a participar en la contienda presidencial; esa magna concentración popular logró que Vicente Fox reculara en sus pretensiones de hacer a un lado al tabasqueño del proceso electoral.
Durante el proceso de la consumación del fraude electoral en 2006, y hasta ahora, en las convenciones que ha llevado a cabo la presidencia legítima de México en ese mismo lugar, emblemático de la nación, se ha confirmado una y otra vez la voluntad de millones de mexicanos de seguir en pie de lucha, sin desmayo y sin descanso, por llevar adelante y hasta sus últimas consecuencias el programa emancipador enarbolado por Andrés Manuel López Obrador, el conductor de masas más reconocido en nuestro país. En los momentos actuales, todo el que lucha por desagraviar a la nación del martirio a que ha sido sometida durante los últimos años, necesariamente tiene que ser partícipe del Frente Amplio Progresista y la presidencia legítima de México, cuyo papel es el de ser eje aglutinador del conjunto de fuerzas políticas y sociales que demandan la transformación revolucionaria de la sociedad. Del Zócalo de las multitudes al Palacio Nacional sólo hay un paso.
La dramática realidad no puede ser peor, pues el camino por el que hasta ahora nos han conducido los gobiernos neoliberales nos tiene cerca del abismo, al borde de una confrontación violenta entre los mexicanos, y ha sumido al pueblo en la más grande miseria y desesperación.
La privatización de la economía nacional, de la tierra y de las instituciones de gobierno, y la que se hace de manera permanente con la educación pública y la seguridad social; la contención salarial y, por consecuencia, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios; la disminución del presupuesto destinado a la educación, a la salud, y a la ciencia y tecnología; la política antisindical del gobierno federal; la eliminación de subsidios directos al pueblo y la creación de otros destinados a premiar la incapacidad y corrupción de la gran burguesía (como el IPAB-Fobaproa). Además, el aumento de los impuestos y la creación de nuevos; el encarecimiento de productos y servicios que proporciona el Estado a sus diferentes niveles (como el transporte, la recolección de basura, el agua potable, el diesel y la gasolina); la apertura indiscriminada a las inversiones extranjeras; el comerciar casi exclusivamente con los Estados Unidos de Norteamérica, y otras políticas de gobierno de corte neoliberal, lo único que han conseguido es agudizar las contradicciones propias del régimen capitalista dependiente y subdesarrollado en el que vivimos, generar la crisis que estamos padeciendo y poner en grave peligro la paz social en nuestro país.
Más de lo mismo es el camino que propone el gobierno federal panista, la reacción y los neoliberales en general, es lo que “recomiendan” todos los días el FMI y el BM, instrumentos financieros de los países imperialistas, y hoy hasta la devaluada Organización de las Naciones Unidas (ONU), ahora poniendo de pretexto a los pobres entre los pobres; pero este camino ya es rechazado por la inmensa mayoría de mexicanos, por todos los que no votamos por el PAN en las elecciones federales realizadas en este año, por el simple hecho de que esas políticas van en contra del progreso y del pueblo y de la nación
En vez de debilitar la educación pública y la seguridad social, se debe aumentar su presupuesto para hacerlas de mayor calidad y con cobertura universal, apegadas siempre al espíritu constitucional. Se propone sustituir la política de contención salarial por otra que haga que los salarios recuperen su poder adquisitivo, fortaleciendo así el mercado interno y mejorando el nivel de vida de los mexicanos; en lugar de disminuir el presupuesto destinado a ciencia y tecnología, y a las instituciones de educación superior, impulsa su incremento real para lograr nuestro pleno desarrollo e independencia en este aspecto, y su vinculación con nuestra economía. Antes que pensar en eliminar subsidios destinados al pueblo, se propone crear empleos para que los primeros se hagan innecesarios, y, eso sí, desaparecer aquellos destinados a enriquecer a los más ricos, como el IPAB-Fobaproa, en el que se gastan miles de millones de pesos de manera criminal; en sustitución de la política de aumentar los precios en los bienes y servicios que proporciona el Estado y los particulares, este camino revolucionario implica implementar el control de precios y la escala móvil de salarios.
Lejos de aumentar los impuestos y crear otros, se debe implementar una política fiscal integral bajo el principio de que paguen más quienes más tienen, menos quienes menos tienen y nada quienes nada posean; en vez de que nuestro país siga siendo un paraíso para las inversiones extranjeras, se propone regular su presencia en nuestro territorio, admitiéndolas sólo con carácter complementario, en áreas no estratégicas de la economía y en las que no signifiquen un peligro para nuestra seguridad, desarrollo e independencia nacional, impulsando, por lo contrario, a la pequeña y mediana industria nacional.
Finalmente, la vía abierta por la Revolución Mexicana implica que en lugar de comerciar casi exclusivamente con los Estados Unidos de Norteamérica, urge diversificar nuestro comercio exterior para hacerlo con la mayor cantidad de países posibles y en condiciones de real beneficio mutuo, porque de esta manera nuestro país evitará la dependencia enfermiza que hoy padecemos respecto a la economía norteamericana.
Implementar estas medidas es una garantía para darle una salida progresista a la grave crisis por la que atravesamos, porque contribuirían a aliviar las contradicciones que le dieron origen, es decir, habría una menos injusta distribución de la riqueza, aumentaría el bienestar del pueblo y el poder adquisitivo de los salarios, se fortalecería el mercado interno y la economía nacional empezaría a crecer sostenida y sanamente, con independencia y progreso social, fórmula que no inventamos nosotros, sino que es fruto de la experiencia acumulada por los mexicanos desde su lucha por la Independencia hasta la época actual, pasando por la Reforma y la Revolución Mexicana iniciada en 1910.
Sin embargo, el gobierno federal panista nunca pondrá en práctica estas medidas debido a su esencia reaccionaria, por estar al servicio de la gran burguesía nacional y trasnacional, por ello la importancia de vigorizar al FAP y al movimiento encabezado por López Obrador, de convertirlos en un gran frente, lo más amplio posible, de las fuerzas democráticas, patrióticas, progresistas y antiimperialistas, continuador de las luchas históricas del pueblo mexicano, para hacer realidad la formación de un gobierno integrado por dichas fuerzas y capaz de implementar un programa como el ya señalado.
Parafraseando al maestro Vicente Lombardo Toledano, genial líder de la clase obrera mexicana, diríamos que la Revolución es como un tren, en cuyo trayecto unos se suben y otros se bajan, pero que al final, más temprano que tarde, inevitablemente llegará a su destino, y a cada uno de nosotros, como individuos o como organizaciones, nos corresponde decidir si lo abordamos y arribamos junto con él al México con el que soñaron Hidalgo, Juárez, Morelos, Villa, Zapata, Madero, los Flores Magón, Lázaro Cárdenas y el propio Vicente Lombardo Toledano, entre muchos otros grandes mexicanos. Hoy más que nunca es necesario desmontar a la derecha del poder para llevar la revolución a Palacio Nacional. “No nos arredramos ante ningún poder que atente contra nuestra dignidad. No aceptamos ser esclavos en nuestra propia tierra. ¿Qué queremos? Arriba los de abajo, arriba los pobres y abajo los privilegios: AMLO”

sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Por qué cobra tanto la servidumbre de la oligarquía?
El aplastante dominio de la correlación de fuerzas al interior del Congreso de la Unión por parte de la bancadas legislativas del PRIAN, han aprobado ya las leyes de ingresos y egresos que serán ejecutadas durante el próximo año 2010. Ninguna novedad, es el mismo patrón y los mismos criterios neoliberales que se vienen imponiendo al pueblo durante los últimos sexenios.
Los diputados neoliberales fueron capaces de asestar un golpe más al pueblo producto de los nuevos gravámenes a la economía familiar, un hecho que ya se ha hecho costumbre, y dentro de las mismas negociaciones que se dieron entre el prianato para la confección del paquetazo fiscal, le dieron un durísimo golpe al movimiento obrero organizado, al avalar de hecho el ilegal decreto de extinción de la paraestatal LyFC.
Trascendió que el usurpador y la diputación panista ofreció aceptar todas las demandas de los diputados tricolores, a cambio de que éstos no hicieran causa común junto a las bancadas progresistas en el Congreso de la Unión en la pretensión de impugnar la ilegalidad del mencionado decreto ante la Suprema Corte de Justicia. Éstos bandidos de cuello blanco, en su soberbia y desconocimiento de las luchas del pueblo de México, atropellan impunemente a las clases descontentas robándole su derecho a una mejor calidad de vida. Y al mismo tiempo se ataca al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por su delito de encabezar la defensa del patrimonio nacional y las demandas del pueblo.
¿Acaso alguien esperaba un milagro de esta servidumbre de color azul? Con el trabajo decidido de la legislatura neoliberal sigue protegida la concentración de la riqueza en pocas manos, toda la plusvalía en beneficio de una minoría excluyente y apátrida. La opulencia y la indigencia siguen separándose cada vez más, mientras los criterios neoliberales que condenan los aumentos salariales de la clase trabajadora por considerarlos inflacionarios siguen inalterables.
¿Y cuál es la paga que recibe la servidumbre por mantener el estatus actual inmutable? Según el presupuesto de egresos recién aprobado serán los siguientes: El jefe político, Felipe Calderón, tendrá una percepción durante el próximo año, libre de polvo y paja, de 203 mil 899 pesos mensuales; los secretarios de estado ganarán 200 mil 841 pesos; los subsecretarios firmarán la nómina por la cantidad de 200 mil 589 pesos. Los oficiales mayores y funcionarios de rango menor cobrarán como sigue: los primeros, 145 mil 287 pesos; jefes de unidad, 120 mil 962 pesos; directores y coordinadores generales, 102 mil 478 pesos. Un director general adjunto recibirá 77 mil 300 pesos; director de área, 46 mil 004 pesos; subdirector de área, 25 mil 281 pesos, y un jefe de departamento, 19 mil 211 pesos.
En cuanto al Poder Judicial, -los once magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación-, seguirán dándose el privilegio de cobrar más que el usurpador de Los Pinos, pues tendrán salarios de 245 mil 782 pesos mensuales. Los senadores de la República neoliberal –que no es la de Juárez-, según la información comentada, ganarán mensualmente la cantidad de 168 mil 309 pesos, más los diversos bonos que suman otra cantidad igual o mayor. Otros que seguirán con el privilegio de cobrar bien por sus servicios a favor de mantener la legitimidad de la democracia de los ricos, son los consejeros electorales del IFE, los cuales recibirán puntualmente la triste cantidad de 244 mil 472 pesos mensuales, más sus respectivas canonjías.
El pueblo se queja todos los días al conocer estos insultantes salarios de los cortesanos y sin embargo, la cuantía de los mismos no deja de incrementarse año con año. Esto se debe ni más ni menos, a que sus valiosos servicios les son reconocidos altamente por su labor de mantener el estatus de privilegios inalterable; la oligarquía es bondadosa y sabe recompensar la lealtad de su servidumbre. Manga ancha para los que sirven al sistema, salarios dignos y decorosos, muy por encima de sus necesidades reales ¿todo para qué?, para mantenerlos robustos y contentos, con la barriga llena no podrán protestar por la criminal política salarial oficial que mata de hambre al pueblo.
Si la solución a los problemas que vive el pueblo consistieran sólo en bajarle los salarios a la clase cortesana - cosa que difunden algunos intelectualoides de mirada corta- , teóricamente sería una cuestión sencilla. Bastaría, por ejemplo, refiriéndome a los legisladores, en reducir el costo de sus elevadas dietas y canonjías al 50 por ciento; de 5 mil millones de pesos presupuestados para la Cámara de Diputados, bajarlo a 2500 millones. No es necesaria ninguna reforma para eliminar a los legisladores plurinominales y bajar el número de representantes populares, ésta demanda de la misma burguesía reaccionaria es irrelevante e inconsustancial; si las demandas del pueblo fueran satisfechas reduciendo únicamente el alto costo de los diputados, bastaría con reducir los privilegios salariales insultantes. Pero surge la pregunta, si hacen bien la tarea a la hora de proteger y defender a la oligarquía, dueña de la dictadura disfrazada con formalismos democráticos, quién les podrá obligar a llevar a cabo tal reducción. Sólo el pueblo mismo, en el uso de su fuerza y su soberanía; sólo él puede desconocer a sus propios “representantes” cuando éstos, en lugar de responder a los intereses de la masa que los eligió, entregan cuerpo y alma a la dictadura económica que ahoga al pueblo.
Elecciones van y elecciones vienen y el martirio de las masas laboriosas sigue inmutable. Cada vez cobra mayor fuerza la idea de que mediante el voto popular -como se practica ahora- no se logrará un cambio cualitativo verdadero, pues desde hace unos sexenios se ha usado únicamente para legitimar el estatus vigente, no para cambiarlo. La prueba de ese hartazgo está en el alejamiento de las urnas de una parte importante de la sociedad que ha perdido la fe en la capacidad transformadora del voto.
Por supuesto que el pueblo está ofendido con los altísimos salarios que se despacha para sí misma la actual clase política, y está en su pleno derecho de lanzarle los anatemas y vituperios que estime convenientes. Lo que falta por lograr es que la conciencia popular ubique a estos politicastros justo en el peldaño que ocupa la servidumbre en la escalera del sistema; no será tarde cuando el pueblo descubra las verdaderas joyas de la corona y recapacite, ¿si es mucho lo que se paga por el servilismo, cuánto se llevarán a la bolsa los amos y señores de este paraíso de la democracia?
Las fuerzas de avanzada de México tienen la obligación histórica, moral y política, de conducir el actual descontento del pueblo hacia la concreción de la cuarta etapa de nuestro proceso revolucionario; de una forma o de otra, la revolución contra el neoliberalismo es inaplazable. Hay que redactar desde ahora el nuevo “Plan de san Luis” para el próximo 20 de noviembre de 2010.

sábado, 14 de noviembre de 2009

“O SON ELLOS, O SOMOS NOSOTROS . . .”
EL GRITO LIBERTARIO DE LA CLASE TRABAJADORA


El pasado miércoles 11 de noviembre culminó una primera etapa de lucha en contra de la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza, que la dictadura de la oligarquía nacional a través de su brazo electoral ejecutor el Partido Acción Nacional (PAN) impulsó.
Las primeras medidas que la lucha organizada ha alcanzado hasta el momento son: entrega de la demanda por despido injustificado y el pago de salarios caídos para los 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje; la resolución favorable de la juez Guillermina Coutiño Mota que otorgó la suspensión definitiva ante acto reclamado en vía de amparo sobre la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza que presentó el SME. Cabe destacar aquí que la misma juez desechó por ser notoriamente improcedentes la queja por la cual la Secretaría de Energía y Hacienda pretendían impugnar la suspensión provisional otorgada al SME; es también fundamental la controversia constitucional contra el decreto de extinción que presentó la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, aunque ésta haya sido denegada. Los hechos anteriores demuestran el amplio rechazo que las medidas inconstitucionales del gobierno calderonista ha provocado en muchos sectores del país.
El Paro Cívico realizado, representa un paso más en la organización de un gran frente nacional que se construye día a día y acción tras acción en la defensa, primero de los derechos violentados al SME y en general en contra de las condiciones laborales de sobreexplotación en que ha incurrido el sector patronal para extraer capital de la fuerza de trabajo de la clase obrera.
El Paro Cívico, más allá de los simples números, representa cualitativamente un grado superior de organización donde confluyen las mejores fuerzas progresistas, patrióticas y nacionalistas, en torno a una demanda central; organizaciones sociales, políticas, campesinas, sindicales han unido su voz de repudio a la política neofacista que se implementa desde el gobierno federal en contra del movimiento obrero organizado. Más allá de las diferencias ideológicas, políticas y tácticas, a todos los mexicanos nos unen en estos momentos la comprensión de que sólo la unidad en torno a un objetivo concreto nos permitirá alcanzar con éxito nuevas metas de desarrollo.
Los hechos evidencian, más que el discurso oficial, la lucha comprometida y combativa del SME que se había constituido en un obstáculo para que las grandes corporaciones transnacionales pudieran acceder a la infraestructura eléctrica y utilizarla para hacer grandes negocios con las telecomunicaciones de tercera generación. Para nadie fue sorpresa que apenas se haya decretado la extinción de CLyF y con ello disolver al SME, aparecieran las bases de la licitación, para la concesión de las fibras negra y óptica y que el senado, mediante una iniciativa promovida por el PRI y el PAN hayan eximido de pagar impuestos a las grandes corporaciones (sobre todo a televisoras) por el uso de la red e infraestructura eléctrica que ahora está concentrada en la CFE.
El SME continúa abanderando la lucha y junto con el apoyo de un gran número de organizaciones decidió poner bandera de huelga en todos los centros de trabajo, manifestando que la materia de trabajo subsiste por disposición del juzgado del D.F que ordenó la suspensión de la resolución de la Junta Federal del Trabajo que iba dar por terminada la relación. Multitud de organizaciones participaron en el paro cívico el 11 de noviembre, entre estas sobresalen las principales organizaciones magisteriales de la coordinadora, el Sindicato de Telefonistas, sindicatos universitarios como el de la UNAM, UAM, Universidad Michoacana, la de Chapingo, el Sindicato de Antropología, de Bachilleres y prácticamente todas las organizaciones campesinas del país, la CCC, la CIOAC, la UNORCA, la CNC, entre otras. Todas las organizaciones que participan en el Diálogo Nacional, el Frente Sindical Mexicano, el Sindicato Mexicano del Tornel, el sindicato de Trabajadores del Metro, así como varias organizaciones sindicales más.
El Paro Cívico representa un gran movimiento social que sumado junto con el Movimiento en Defensa de la Soberanía y la Economía Popular, representan los dos grandes actores que asumen la defensa del pueblo de México. El movimiento obrero democrático que encabeza el SME es sin duda el comienzo de una intensa lucha social en defensa del pueblo; hoy están definidos claramente los campos, de un lado se encuentran en la trinchera los representantes de las mejores fuerzas del país cuyo único interés es el de construir un México más justo, más equitativo y sacar de la pobreza a los millones de mexicanos hundidos en ella y del otro lado, se encuentran los viejos y nuevos servidores del capital, los explotadores que lucran de la explotación de la fuerza de trabajo y aquellos que sólo les interesa obtener ganancias insultantes, así tengan que matar a la mitad de la población de hambre. Es decir, de un lado la clase explotada y del otro los explotadores.
Ante los graves problemas que afronta la nación es necesario que el frente nacional que se ha levantado en torno del SME sea llevado hasta sus últimas consecuencias, que son, la liberación del pueblo de las garras del imperialismo norteamericano y la construcción de una patria justa y libre de miseria. Decía un columnista que la llamada Reforma del Estado era la panacea que resolvería por sí misma todos los conflictos actuales, pero desde mi punto de vista no es así por las siguientes razones: la reforma del Estado tiene que surgir, necesariamente, de una reforma económica. De no ser así, es como querer construir una casa comenzando del techo hacia abajo. Y si la hay, sin comenzar por la reforma económica, ésta no será una reforma del Estado sino una contrarreforma, un remiendo para reafirmar el estatus actual.
En la circunstancia histórica en que vivimos, con la derecha encaramada en el poder de manera ilegítima, no puede haber reforma del Estado porque los politicastros del neoliberalismo de derecha no tienen ni la más mínima intención de cambiar la estructura económica, por el contrario, su trabajo consiste en reafirmarla. La reforma del Estado no puede ser un cambio cualitativo que surja de la nada, por generación espontánea, ésta tiene que darse, necesariamente, como resultado de un proceso revolucionario victorioso que instale en el poder a un nuevo régimen político y una nueva clase de gobernantes; sólo entonces podrá darse una auténtica reforma del Estado. Lo que se habla ahora en torno al tema sólo son chismes elevados a la categoría de principios, mismos que, de prosperar, nos llevarían a reafirmar el estatus actual. No hay otra alternativa, para que el pueblo de México recupere su destino histórico es indispensable desmontar la estructura económica neoliberal y a sus servidores que despachan en Palacio Nacional; el SME ha dado el primer paso, el pueblo hambriento de justicia sabrá hacer lo demás.

sábado, 7 de noviembre de 2009

CON EL PAQUETAZO FISCAL
LOS PARTIDOS DE LA OLIGARQUIA AFIRMAN SU DICTADURA

La democracia de los ricos está a salvo. Nuevamente la simbiosis perfecta del prianato desempeñando el papel que le corresponde como órgano legitimador de la dictadura económica que impone una minoría rapaz, misma que se ha convertido en la mejor expresión de la delincuencia organizada elevada al máximo nivel. Queda demostrado pues que el Congreso de la Unión está secuestrado por el Estado Mayor de la oligarquía y las fuerzas políticas de su propiedad; los diputados tricolores y albicelestes, los mismos que en 1996 elevaron el IVA del 10 al 15 por ciento y se burlaron del pueblo con la Roque señal ahora lo elevan al 16 por ciento, además de la cascada de gravámenes que van directo contra la mermada economía popular. Todo ello, mientras la injusta distribución de la riqueza y el conjunto de la política económica no es tocada ni con el pétalo de una rosa.
Es cierto que sin la participación de los diputados del PRIAN no se puede entender la prevalencia del estatus actual, mismo que equivale, si lo apreciamos con justeza, a una dictadura que somete sin piedad a 60 millones de pobresl, a los cuales no se les deja otra alternativa que la de rebelarse contra la injusticia. Sin embargo, hay que entender también que los diputados del neoliberalismo no son dueños de sus actos, no tienen voz ni voto conscientes, actúan como simples marionetas, como la servidumbre doméstica que atiende fielmente los intereses de la dictadura oligárquica que domina al país.
Generalmente el pueblo desinformado acusa a los diputados como únicos culpables de las cargas impositivas que castigarán su mesa y su bolsillo, porque son la parte más visible, son ellos los que levantan la mano para aprobar y legitimar. Eso es precisamente lo que conviene a las clases privilegiadas, que los diputados como empleados a su servicio carguen con las culpas, para que el fondo del asunto tras el cual se organizaron los acuerdos de la nomenclatura para dar el golpe no sea del conocimiento público.
Un pueblo despolitizado culpa a los diputados de su desgracia, pensando que sus “representantes populares” no hacen bien la tarea a la hora de discutir y analizar los presupuestos de la federación, porque la mayoría de ellos carece del conocimiento de los temas fiscales, esto es como si la solución al problema fuera tan simple como hacer del Congreso de la Unión una junta de notables y sabios en materia fiscal. Esa es una idea absurda que invierte los papeles, porque despoja al Poder Legislativo de la teoría de la representación popular, en la cual los sabios y técnicos en materia fiscal sólo tienen cabida para auxiliar y asesorar a los representantes populares, quienes finalmente debieran decidir apegados al interés de sus representados. No es en modo alguno, el conocimiento calificado en aspectos fiscales en el cerebro de cada legislador la garantía de un paquete fiscal justo y equilibrado para promover el desarrollo del país, sino la formación, el interés y la sensibilidad clasista de cada uno de ellos, la que decide –en teoría- el resultado de los presupuestos de la federación.
Tales ideas permean en la sociedad porque el pueblo está en manos de críticos de pacotilla que actúan en la prensa escrita, radio y televisión -algunos que son servidores gratuitos y otros que están en la nómina- que forman con sus argumentaciones la conciencia de la llamada “opinión Pública”, los que generalmente abordan los temas de interés nacional desde un punto de vista superficial, lo que su corta vista puede ver. Salvo honrosas excepciones, creen saber cuáles son las soluciones a las demandas del pueblo y proponen hasta donde su inteligencia les alcanza: Que hay que acabar con el sindicalismo corrupto; que los diputados plurinominales deben desaparecer porque le cuestan mucho al pueblo; que la alta burocracia deje de percibir los exorbitantes salarios de que disfruta; que los gobernantes ganen menos; que hay que cambiar el presidencialismo por el parlamentarismo, etc., etc. Ocupándose de la servidumbre y olvidándose del amo, van saltando de rama en rama, sin mirar la raíz y el tallo hacen de las formas de gobierno su mayor preocupación; son profesionales en la discusión de las formas pero miopes a la hora de descubrir el fondo de los problemas. Atrás de esos “formadores de opinión” va la sociedad sumida en su desesperación dando palos de ciego, sin encontrar la piñata. De esta forma, el verdadero problema queda oculto bajo diversos ropajes; la insultante concentración de la riqueza y los inmorales privilegios y utilidades de las cúpulas empresariales., constituida en una dictadura tiránica, quedan a salvo de los ojos del pueblo.
Desafiando una vez más al rencor social, los diputados del prianato, constituidos en el Estado Mayor de la oligarquía, confeccionaron el golpe fiscal bajo la premisa rectora de dar más a los que más tienen y menos a los que menos tienen. El arduo trabajo de las bancadas legislativas neoliberales consistió en asegurar que el mundo de las altas ganancias no sufriera daño alguno. Los grandes evasores fiscales seguirán gozando de sus privilegios; México seguirá siendo el paraíso terrenal cuya propiedad exclusiva está patentada a favor de 400 grandes grupos empresariales, que en efecto, son los dueños de la renta nacional.
Ese grupo minoritario de empresarios acumularon ingresos por 4 billones 960 mil millones de pesos en 2008, con todo y crisis, y tendrán que pagar un ISR de apenas 1.7 por ciento. Para entender mejor ése descomunal ingreso hay que decir que, la Ley de Ingresos aprobada para 2010 contempla una recaudación copeteada de 3.17 billones, suma que, al ser cotejada con el ingreso de los 400 grupos empresariales, resulta menor en casi 2 billones de pesos. Dicho en otros términos, el ingreso de esa élite empresarial es mucho mayor a la captación proyectada en todo el país para el próximo año.
El usurpador y su secretario de Hacienda los defienden sosteniendo que sí pagan impuestos, pues claro que sí, pero no lo que corresponde en virtud de sus ganancias. Todas las propuestas hechas por las fuerzas progresistas y sus bancadas legislativas, en el sentido de gravar el nicho de las altísimas ganancias que perciben tales grupos empresariales, fueron aplastadas por el peso numérico de la diputación del PRIAN.
Es este grupo empresarial, que no paga impuestos y defiende sus privilegios, el autor, organizador y financiador, del fraude electoral de 2006 perpetrado contra las fuerzas progresistas del país. Con el poder económico de que dispone alineó y atrincheró a todas las instituciones de la República para torcer la voluntad popular expresada en las urnas. Es un grupo económico minoritario que se apropió del Estado y sus instituciones, a los que cambió su carácter para ponerlos a su servicio.
Es precisamente a este escenario adverso en que sobrevive el pueblo, al que he caracterizado en las últimas colaboraciones bajo la denominación de dictadura oligárquica; que no es en modo alguno la que algunos llaman “normalidad democrática”. No se le puede llamar de otra forma al sometimiento y dominación brutal de un pueblo que se debate en la más espantosa miseria por parte de las fuerzas del capital. No esperemos pues que las conquistas se obtengan como concesiones graciosas de buena voluntad; la política salarial justa y equitativa, así como el bienestar general de la población, no se darán por obra y gracia de los mismos actores que sostienen el estatus actual, pues su papel es el de velar por el cumplimiento de las leyes de la concentración del capital.
Esta es la realidad concreta que vivimos hoy en día, y así seguirá hasta que el pueblo logre ponerse de pie y acumule la fuerza suficiente para rescatar al país de esta oprobiosa dictadura. La idea de los cambios súbitos que van ganado terreno en el campo de la desesperación, lo mismo que el proceso electoral de 2012 y la sucesión presidencial, requieren urgentemente de la organización y el fortalecimiento del Frente Nacional Democrático y Patriótico. La soberanía popular recuperada puede abrir las puertas que estime convenientes para su liberación, antes de ahogarse en las insalvables contradicciones sociales.

sábado, 31 de octubre de 2009

NOVIEMBRE, EL MES DE LA REVOLUCION MEXICANA
LA DIVISION DEL NORTE NO HA DESENSILLADO

Estamos a pocos días de celebrar el XCIX Aniversario de la Revolución Mexicana, el movimiento social, político y económico más importante del siglo pasado. Una tradicional celebración arraigada en lo más profundo de la conciencia popular que sobrevive, aun contra los deseos de quienes quisieran haberla borrado de la historia por decreto. La conmemoración ocurrirá, como sucede desde que gobierna la derecha, en un marco histórico adverso, porque los enemigos de la Revolución Mexicana están en el poder, y el sector revolucionario del país está hoy en oposición al régimen de las fuerzas retardatarias que nos gobierna. Aun en esa difícil circunstancia, sabemos que la flama revolucionaria no se extinguirá y continuará alumbrando el camino a los combatientes de hoy y a las nuevas generaciones en su lucha por el porvenir.
Por esa razón, considero importante recordar y compartir con usted, que me hace el honor de leer estas líneas, una breve síntesis -por cuestión de espacio- que realicé con mucho esfuerzo, tratando de no alterar el sentido original, de una pieza oratoria del diputado Vicente Lombardo Toledano, pronunciada el 8 de noviembre de 1966, con el propósito de apoyar el Proyecto de Acuerdo para inscribir con letras de oro, en los muros del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, el nombre del general Francisco Villa.

Decía el maestro Lombardo: "Hay dos maneras de examinar la historia de un pueblo. Una consistente en usar el método que podríamos llamar anecdótico, y la otra, empleando el método del análisis crítico de los hechos dentro del cuadro del desarrollo de las fuerzas que presiden la evolución de un pueblo y de un país. Hemos escuchado ya varios discursos llenos de anécdotas. Yo usaré otro método: el de examinar, críticamente; es decir, objetivamente; es decir, científicamente; es decir, técnicamente (aplausos), la figura de Francisco Villa dentro del momento en que aparece y se presenta en el panorama de México. Pero, como Villa no puede ser juzgado sin examinar la fuente de la cual apareció, es indispensable, ante todo, decir unas palabras respecto de los motivos que produjeron la Revolución Mexicana. Sin eso, sin recordar las causas del movimiento de 1910 no se podría llegar a conclusiones válidas. ¿Qué ocurría en 1910 en nuestro país?
Se habían ido acumulando, como acontece con el discurrir histórico, una serie de fuerzas sociales que, cada una, desde su ángulo propio, trataban de cambiar la situación de México, la estructura económica, las relaciones humanas, la vida política y el pensamiento de los hombres. Una revolución se produce sólo cuando los antagonismos de las clases y sectores sociales antagónicos no se pueden resolver por la vía pacífica, y cuando a la clase social que se halla en el poder la reemplaza otra clase social más progresista. Mientras esos dos hechos no acontecen puede haber grandes conmociones políticas, pero no revoluciones.
La segunda mitad del siglo XVIII había trabado de una manera imposible de resolver o de evitar por la vía pacífica, el desarrollo progresivo de México. Crecía la población, empezaban a aparecer las nuevas fuerzas productivas; pero no había, en la mayor parte de la población activa ningún poder de compra; no se podía formar el mercado interno nacional; no podían desarrollarse, con libertad y amplitud, las industrias; no podían, tampoco, las grandes masas rurales incorporarse por su voluntad y conscientemente en la obra de construir un país nuevo. Por esta causa, el obstáculo que unió a las clases y sectores sociales en una pelea que terminó siendo colectiva, vieron en la concentración de la tierra, en el latifundismo, el obstáculo que era indispensable destruir, si se quería abrir la puerta al desarrollo material de México, al desarrollo político y al desarrollo cultural.
Más adelante en su discurso, el maestro Lombardo señalaba que: "...Todos han dicho o recordado una verdad elemental: sin la División del Norte la Revolución no hubiera cambiado su cauce (aplausos); pero, sin la División del Norte, más sangre hubiera derramado nuestro pueblo que la que vertió; sin la División del Norte la Revolución se habría retrasado o se habría prolongado de manera trágica.
Francisco Villa era como una fuerza de la naturaleza: vigoroso, implacable, duro, inconciliable con la traición y sanguinario; si las revoluciones no se han hecho nunca con flores, jamás (aplausos prolongados). Y el jardín nuestro estaba yermo hacía muchos siglos. Nuestra tierra había perdido ya su capa fundamental, que era la libertad humana. Para que volviera a florecer, era indispensable regarla. Y como dice Balzac: de todas las semillas que se depositan en el surco de la tierra, las que mejores frutos dan son siempre las semillas que representan la sangre humana.
Eso era Villa, un huracán humano. Pero no hay ningún hombre que se lance a una lucha de esa magnitud sin que lo empujen factores, que son más importantes que todos los factores materiales; los factores de adentro, los sentimientos y las ideas, aún cuando estas se expresen de una manera incompleta o superficial. Un hombre, que frente a la traición era capaz de matar sin juicio previo, porque le bastaba el hecho comprobado de la traición, y que a muchos les parecía un crimen inaudito, era capaz de derramar sus lágrimas frente a la tumba de Madero o ante otros muchos acontecimientos (aplausos). Un Hombre que llora cuando es hombre no puede ser catalogado como un bandido ni como una fiera (aplausos prolongados). Pero se forjó la leyenda de Pancho Villa dentro y fuera. ¿Quienes hicieron esa leyenda de Pancho Villa el bandido? Las fuerzas sociales trituradas por la División del Norte: los latifundistas, sus aliados, el clero político, las capas sociales de intelectuales al servicio de la dictadura de Porfirio Díaz y, a la postre, los yanquis.
Más adelante, en su larga intervención señalaba: "...estamos, pues, juzgando una figura extraordinaria. Yo no soy afecto a los elogios hiperbólicos porque se convierten no en elogios, sino en juicios palaciegos infecundos y ruines. Pero si, la figura de Villa es de las grandes figuras de la historia de México. No diría: el guerrillero más grande que ha surgido en este país, porque hubo otro antes que se llamó, casi es inútil decirlo, José María Morelos (aplausos), y porque en la Reforma también surgieron guerrilleros geniales.
“...Esta tabla de héroes estaba incompleta. El movimiento revolucionario de México tenía una gran deuda con Francisco Villa, y nuestro pueblo también. Hoy se paga, en parte, esa deuda; no totalmente, porque la única manera de pagar totalmente una deuda, si se quiere y se reconoce que existe tal, es no formular loas a los personajes, sino cumplir su mandato histórico (aplausos prolongados). Al colocar el nombre de Francisco Villa se paga esa deuda en parte; pero también se adquiere una responsabilidad. Que los ánimos se serenen. Contra Carranza se podrían decir mil cosas, como las que vino a decir aquí el señor diputado Páez contra Villa. Contra Zapata, lo mismo; pero eso sería empequeñecer no a Villa ni a Zapata ni a Carranza. Sería empequeñecer al pueblo mexicano, en su conjunto. Este pueblo, que no ha cesado de luchar en ningún tiempo; que cuando permaneció, por impotencia circunstancial, callado, seguía acumulando hambre, odio y esperanzas.
"Por eso hemos dicho que la Revolución de 1910 es el tercer tiempo de una sola Revolución: la de Independencia, de la Reforma y la Revolución antifeudal (aplausos) y agrarista de comienzos de este siglo. Porque la Revolución, señoras y señores diputados, fue, es, y si ha de ser Revolución en el futuro, tendrá que seguir siendo un movimiento parcial; si, unilateral. La Revolución no se hizo para contentar a todos los mexicanos, sino para descontentar a algunos y para contentar a los más (aplausos). Y mientras no contentemos a las mayorías habrá movimiento revolucionario. El día que todos los mexicanos aplaudiéramos a la Revolución sin excepción, deberíamos, en lugar de aplaudirla, convocar a una misa de difuntos.
“Y hoy volvemos a decir que la Revolución Mexicana no está para contentar a la iniciativa privada, sino para contentar a las masas rurales hambrientas de México (aplausos, gritos), a la clase trabajadora y a la clase media (continúan los aplausos). Que la Revolución sigue siendo un movimiento popular unilateral, unilateral. Algunos la quieren enterrar, convirtiéndola en un movimiento de armonía. Eso no es posible. Otros la quieren enterrar, diciendo que ya pasó, y que hay que comenzar de nuevo, que hay que levantarse en armas en el acto, ahora mismo, en este país, a semejanza de lo que ocurre por ahí en el sur, en Guatemala, y que es necesario dar por muerta la Revolución y comenzar otra vez, haciendo caso omiso del pasado.
“Nosotros no compartimos esa opinión. Decimos que en cada pueblo se construye la vía propia para ir adelante; que respetamos las experiencias ajenas; que debemos ayudar, con todo a nuestro alcance, con todo lo posible, a los movimientos de emancipación, a los movimientos revolucionarios donde quiera que se provoquen; pero el camino de México está trazado. No podemos declarar cancelada la Revolución Mexicana, ni concluida. Nosotros no consideramos liquidada la Revolución y por eso aceptamos que el nombre de Francisco Villa viene a ocupar por derecho propio un sitio en este recinto (aplausos). Los que se opongan a ello, por espíritu pequeño de fracción, o por espíritu reaccionario encubierto de hipocresía y de fórmulas insustanciales, que sepan que la División del Norte no ha desensillado. (Aplausos prolongados) ". Aquí termina la breve síntesis del discurso del maestro Vicente Lombardo Toledano, en la Cámara de Diputados, el martes 8 de noviembre de 1966
El estallido social de 1910 fue, como toda revolución, un movimiento unilateral. Nunca esperemos que las clases explotadoras honren la memoria de este gran acontecimiento histórico que pertenece a las clases laboriosas del país, por el contrario, su objetivo siempre ha sido el borrarlo de la conciencia colectiva. Nunca lo lograrán, porque la flama de la revolución es inextinguible y seguirá alumbrando las luchas libertarias y emancipadoras de las presentes y futuras generaciones.

sábado, 24 de octubre de 2009

LA DICTADURA EMPRESARIAL
VERDADERA CULPABLE DE LA QUIEBRA DE LyFC

En esta ocasión, con el fin de llevar a los lectores de este espacio una información que les ayude a esclarecer los verdaderos motivos de la ilegal liquidación de LyFC, me sirvo traer a ustedes el editorial del periódico VOZ OBRERA, del Partido Popular Socialista (sin registro); y la entrevista publicada el 15 de octubre por el periódico la Jornada, realizada al compañero Manuel Fernández Flores, actual dirigente nacional de la trinchera en que milita este servidor, mismo camarada que desempeño el papel de máximo dirigente del SME durante los periodos de 1979-1983, actualmente jubilado de esa paraestatal propiedad de la nación.

El editorial afirma lo siguiente: “El gobierno federal ha dejado en claro su pretensión de destruir el sindicalismo revolucionario verdaderamente comprometido con la clase obrera. La derecha no ha vacilado en emplear los mecanismos de represión que las dictaduras de corte neofascista han utilizado para contener y acallar la protesta social. Ha recurrido al uso de verdades a medias y descaradas mentiras, apoyándose en costosas campañas mediáticas en los medios masivos de comunicación –prensa escrita y televisión- para distorsionar y desinformar a la opinión pública, crear un ambiente propicio para deslizar la privatización de la industria ligada al sector energético y cumplir los compromisos que el representante de la oligarquía en el poder, Felipe Calderón, le hizo a los barones del dinero, quienes entusiasmados con el fraude perpetrado contra AMLO, se reunieron convocados expresamente por una de las filiales de la revista Forbes para empezar a construir el México que anhelaban en un exclusivo hotel de Reforma.

HISTORIA MÍNIMA DE UN DESPOJO. La Constitución de la republica mandata que las empresas paraestatales que suministren la energía eléctrica a todo el país lo deben de hacer a precios bajos aplicando políticas de mínimos costos de operación y de inversión. Desde el gobierno zedillista se abandonó esta obligación y con el objetivo de privatizar la industria la ha encarecido artificialmente utilizando dos vías.

I). La participación privada en las inversiones y explotación del sector eléctrico ha permitido que las corporaciones transnacionales se apropien de la renta eléctrica del país, principalmente a través del desarrollo de infraestructura usando el esquema de los Piridegas, el autoabastecimiento, la exportación de electricidad y el suministro de gas licuado. Con la argumentación falsa de que México no disponía de recursos para la inversión y ante el anuncio catastrofista que hizo Téllez, cuando dirigía CFE, en el sentido de que se presentaría una crisis de desabasto de energía, se permitió la participación del capital privado, lo que llevó a una sobrecapacidad instalada de generación con altos costos de inversión de los productores independientes de energía (PIE), desaprovechando el parque de plantas generadoras que existe en manos del Estado y asegurando ganancias exorbitantes a las trasnacionales extranjeras al entregarles, previamente, la importación, distribución y explotación del gas. Esto ha traído como consecuencia que el 38% de la energía producida en el país se haga a través de los productores independientes (PIE) con altos costos, que al lado de las condiciones en las que realizaron las inversiones privadas en el país: a plazos de 26 años, con 12.5% de interés, mientras que las inversiones financieras las realizaron con créditos bancarios a no mas del 6% con lo que obtienen ganancias adicionales, especulando con las tasas de interés diferenciales entre la banca privada y el Estado mexicano.

Para poder apreciar esto en su total magnitud basta mencionar que los 40 TWh que compran obligatoriamente a los PIE el sistema CFE a un costo de 0.60 $/Kwh, y que entrega a su vez a la Compañía de Luz y Fuerza (CLyF) a 0.90 $/Kwh., dado que se le prohíbe a esta ultima generar su propia energía, provoca un sobreprecio que, anualmente, representa $12 mil millones de pesos de cargo extra, que se evitaría si se hubiese permitido a CLyF generarla.

II): Los gobiernos panistas han encarecido artificialmente los costos, permitiendo una sobreinversión en infraestructura que supera, en el caso de CFE, el 50% de la capacidad de reserva, mientras que LyFC presenta un déficit en la capacidad de generación, provocando crisis permanentes en el sistema de distribución en el centro del país, recordemos que este aporta una tercera parte del producto interno bruto (PIB).
Por otro lado, ante el compromiso que hizo el Estado para comprar la totalidad de la energía generada por los PIE, las corporaciones han medrado con la fijación artificial al alza del precio de gas que utilizan para la generación de energía eléctrica, llegando al absurdo de que Repsol, que controla la importación de gas licuado, haya elevado sus precios hasta 3.6 veces por encima de la propuesta con la que ganó la licitación, costos que al final siempre pagan los consumidores.

¿QUIÉNES SON LOS VERDADEROS CULPABLES? No es de sorprendernos que los principales beneficiarios de la electricidad subsidiada no son las tomas domésticas. En el centro del país el 70% del consumo de electricidad corresponde a 46 mil grandes industriales y prestadores de servicio que pagan en promedio a 0.46 $/Kwh., por debajo del costo con el que se compran a los PIE, mientras que los usuarios domésticos lo pagan a 1.50 $Kwh. Esto sin contar que la mayor parte de la pérdida de energía corresponde realmente a empresas y oficinas públicas que no pagan un solo centavo:

Aquí algunos ejemplos: los municipios del estado de México tienen una deuda histórica que asciende a 3 mil 500 millones de pesos, diversas empresas del sector inmobiliario, como son, Ara, Geo, y Urbi, llevan más de una década sin pagar un solo centavo de luz. Los sectores bancario y comercial que estaban bajo la clasificación de “cuentas especiales”, las cuales además de gozar de tarifas preferenciales no realizaban los pagos correspondientes por el consumo de luz, entre otros, American Exprés, Aurrerá, Comercial Mexicana, el Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, Bimbo, periódicos Reforma y UnomasUno, hoteles en Reforma y Polanco, la Presidencia de la República y todas las dependencias federales, las repetidoras de Telmex y Walmart que tienen toma clandestina y mediciones manipuladas. Además de un gran número de residencias de funcionarios federales que no pagan nada de consumo, todo esto con la complicidad de la gerencia de la empresa, no de los trabajadores, que es lo que pretende hacer creer el gobierno federal y así justificar la inconstitucional liquidación de la CLyF.

No son los trabajadores los responsables del mal estado operativo y financiero que presenta CLyF sino el propio gobierno que acatando los dictados de los organismos financieros internacionales planea entregar al capital financiero los sectores estratégicos del país y, golpeando sistemáticamente a las organizaciones sindicales progresistas, liquidar la Ley Federal del Trabajo y sustituirla con una contrarreforma laboral flexible que permita al gran capital sobreexplotar la fuerza de trabajo sin obstáculo alguno”. Hasta aquí el editorial del periódico VOZ OBRERA.

Aquí comienza la entrevista del periódico La Jornada con el ex dirigente del SME y actual líder del Partido Popular Socialista: “Salinas abrió la puerta para privatizar LFC, asegura Manuel Fernández Flores. Nacionalizar Mexican Light y American and Foreing Power, acto patriótico de López Mateos”.

“A la Compañía de Luz y Fuerza del Centro no se le permitió crecer desde su creación, cuando las antiguas Mexican Light and Power Co y American and Foreing Power Co. fueron nacionalizadas en 1960, asegura Manuel Fernández Flores, uno de los ex secretarios generales del Sindicato Mexicano de Electricistas, jubilado hace 23 años. Pero en tiempos de Miguel de la Madrid se empezaron a observar los primeros intentos de reprivatizar esta empresa pública. La puerta la abrió definitivamente Carlos Salinas de Gortari cuando se aprobó su iniciativa de Ley de prestación de servicio público de energía eléctrica, que permitió a particulares generar electricidad, supuestamente para autoconsumo. Fernández Flores, quien pasó casi toda su vida laborando para Luz y Fuerza y dirigió el SME durante dos periodos, de 1979 a 1983, cuenta cómo él y sus compañeros aportaron su grano de arena para resistir esta tendencia que hoy, finalmente, parece haber ganado la partida, con la extinción de la empresa por decreto presidencial y el despido de todos los trabajadores. Corría 1982 y Fernández estaba al frente del SME. “La táctica de Hugo Cervantes del Río, entonces director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), era quitarnos materia de trabajo.

“Así, un día nos enteramos que la CFE iba a electrificar un fraccionamiento, Jardines de Cerro Gordo, camino a Pachuca. Decidimos adelantarnos y nuestros técnicos armaron un proyecto, muy bien hecho, por cierto. En la madrugada del 20 de noviembre salimos con nuestras cuadrillas y camiones hacia allá. Éramos al menos mil 500 hombres. En un solo día levantamos lo que normalmente tarda tres meses en hacerse. Se tendieron postes, líneas, transformadores; todo a marchas forzadas. A mediodía apareció gente de la comunidad, feliz de ver que se les iba a hacer el milagro de la luz, con ollas de pancita y tortillas. Pardeaba la tarde cuando se subió el switch y todo eso se iluminó. Yo vi a sobrestantes, hombres hechos y derechos, llorar de emoción.

Al día siguiente me citó Cervantes en su oficina de la CFE. Estaba presente Leonardo Rodríguez Alcaine, del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm). Amenazaron con castigar a todos los trabajadores que participaron. Yo asumí toda la responsabilidad. Así defendíamos las zonas que correspondían a nuestra empresa. Operaciones como ésta hubo más, entre otras la de Santa María Chicoloapan y la instalación de alta tensión en Loma Larga”.

Sindicalistas muy patrióticos. Manuel Fernández tenía 18 años, era obrero textil y militaba en el Partido Popular Socialista, muy cercano a Vicente Lombardo Toledano, cuando entró a trabajar a la Mexican Light and Power Co en 1952, como ayudante de mecánico eléctrico en una planta de diesel que había por el rumbo de Tacubaya. Fue despedido y después recontratado en el departamento de personal. Ahí, en el área administrativa, hizo toda su carrera hasta que se jubiló en 1987.

Durante sus primeros años en el SME fue testigo de la filiación priísta de sus líderes, como se acostumbraba en la época. Más tarde fueron construyendo la sana distancia, que se rompió cuando apareció en el horizonte Carlos Salinas de Gortari y el SME tuvo dos líderes que se le inclinaron: Jorge Tapia y Jorge Sánchez, este último expulsado y con un juicio pendiente por malversación de 3 mil millones de pesos. Recuerda con nostalgia 1960, cuando Adolfo López Mateos nacionalizó la Mexican Light y otra empresa canadiense, American and Foreing Power. Fue un acto patriótico, asegura, y para los sindicalizados de esa época, muy nacionalistas, significó “un cambio que sobre todo aumentaba nuestra responsabilidad”.

“Queríamos dar mejor servicio para demostrar que ésa era la vía correcta. Pero una cosa es lo que hacía el SME y otra muy distinta la actitud de los administradores nombrados por el gobierno. Ellos no supieron responder. Hoy nos culpan del retraso de la empresa, pero, ¿quién señala a los gerentes y directores que nunca dieron presupuesto suficiente para operar, que ni siquiera suministraban los materiales indispensables? Esa enorme responsabilidad es la que hoy se está soslayando. Fernández, hoy de 75 años, es testimonio viviente de la forma en que los miembros del SME veneran su contrato colectivo, firmado por primera vez después de la huelga de 1936.

“No concede privilegios, pero sí es un excelente contrato que se construyó con mucha combatividad por parte del sindicato que se fundó en 1914 (el año que entraron las tropas de Zapata y Villa a la ciudad de México). Siempre fue un sindicato patriótico y, aunque ha tenido altas y bajas, la democracia interna existe. Sus líderes son renovados cada dos años y tiene una comisión legislativa en cada departamento, donde se consultan las necesidades de cada área. Esto se traduce en beneficios para los trabajadores: un buen fondo de ahorro; transportes; capacitación; un buen régimen de seguridad e higiene, porque hay áreas que trabajan con mucho riesgo en zonas de alta tensión. Nosotros no tenemos la culpa de que otros sindicatos no luchen y sus agremiados estén en condiciones peores en salario y prestaciones.

La batalla perdida: “La batalla que Luz y Fuerza nunca pudo ganar a lo largo de su historia y que hoy parece haber perdido definitivamente es contra la reprivatización. De manera alevosa, a Luz y Fuerza siempre le negaron participar en la generación eléctrica. La última planta generadora que se le permitió fue la de Lechería, y ésa se construyó en 1958. Después, ni una más. En cambio, a la CFE se le permite todo, incluso concesionar. Hoy casi 40 por ciento de la generación está en manos privadas. Diga lo que diga Felipe Calderón, hoy estamos ante una privatización de hecho. Y lo peor es que nuevamente estamos en manos de empresas extranjeras: Ibedrola, Fenosa, Mitsubishi.

Fernández Flores, como casi todos los jubilados que fueron dirigentes del sindicato, acude diariamente a la sede del SME para ver en qué contribuye a la resistencia. Narra que ayer, cuando iba rumbo a la colonia Tabacalera, encontró a un trabajador electricista caminando sobre Reforma con una cartulina pegada en la espalda que decía, escrito con plumón: “Preferible morir de un balazo que de hambre”. Ésa, comenta, es una actitud de desesperación. Es verdad que nunca pensamos que íbamos a transitar por esta situación, pero esa desesperación es justamente lo que hay que tratar de evitar entre nuestros compañeros”. Aquí termina la entrevista del periódico La jornada con el camarada Manuel Fernández Flores.

Esta es sin lugar a dudas una de las batallas más importantes de nuestro tiempo, a la que tendrán que hacer frente por cuestión de supervivencia las fuerzas progresistas de México; en ella se juega el porvenir del pueblo. La dictadura empresarial hace hasta lo indecible por manipular a la opinión pública y acallar la protesta social, tratando de evadir su responsabilidad en los graves problemas que aquejan al pueblo. En una acción temeraria se pretende ignorar que el llamado “decretazo liquidacionista”, en las circunstancias actuales que vive el pueblo, puede ser la chispa que incendie la conciencia de las clases oprimidas, y con él, se inicie un tránsito irreversible de la protesta social a la resistencia; de la resistencia a la desobediencia; de la desobediencia a la insurrección civil. Los responsables de que el pueblo busque en su desesperación el camino de los cambios súbitos, serán los usurpadores de la voluntad popular que hoy despachan en Palacio Nacional y sus lacayos. Que sobre éllos caigan pues, los anatemas y vituperios encendidos del pueblo.

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sábado, 17 de octubre de 2009

EL MOVIMIENTO OBRERO
BAJO LA EMBESTIDA DE LA DICTADURA

La restauración de la dictadura porfirista a cargo del usurpador Felipe Calderón no aprende las lecciones de la historia. Sin importar las consecuencias sociales que deriven de sus actos, igual que sus ancestros, sigue el mismo patrón de conducta dictatorial y represiva contra el movimiento obrero al que acusan de todos los males. El desarrollo de la conciencia colectiva, en particular del movimiento obrero, no olvida que los acontecimientos ocurridos en Cananea, Sonora, y Río Blanco, Veracruz, fueron los primeros chispazos de la Revolución Mexicana; menos se olvidará ahora que la gestión de la derecha en el poder hace que la clase trabajadora recuerde en carne propia los efectos de la embestida dictatorial.
A la larga cadena de atropellos e injusticias, unida a la criminal política salarial con que se somete inmisericorde a la clase trabajadora, ahora se suma la ilegal liquidación de la paraestatal Luz y Fuerza del centro, cuyo propósito central no es el anunciado ahorro de recursos y la eficientización del servicio a los usuarios, sino el de atacar directamente al sindicato más combativo de México y cabeza visible del sindicalismo revolucionario. Este zarpazo gorilesco, más que una provocación es un ataque frontal a los adversarios políticos, el descabezamiento y la desarticulación de los movimientos sociales opositores en la víspera de la sucesión presidencial.
Este hecho representa un episodio más de la profundización de la lucha de clases en un marco histórico por demás significativo para el pueblo de México, justo en medio de los preparativos para celebrar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana. Si estos ataques se dan en los escenarios previos, ya podemos augurar que dichas celebraciones se llevarán a cabo en un ambiente de convulsión social, equiparable a las mismas condiciones, el mismo sentir, y el mismo ánimo del pueblo, que desencadenaron los movimientos sociales y políticos más importantes de nuestra experiencia histórica.
De un plumazo el llamado “presidente del empleo” arroja a la calle a 60 mil obreros, una cuota que elevará más la estadística del desempleo que dice combatir. La excusa oficial, “una paraestatal ineficiente por culpa de los privilegios de su sindicato”. Toda la maquinaria mediática del Estado neoliberal participando en un linchamiento de los trabajadores electricistas y su instrumento de lucha. Una artimaña publicitaria propia del fascismo, dirigida a engañar al pueblo para justificar sus vergonzantes acciones.
¿Con qué autoridad moral puede el régimen de derecha y sus personeros acusar a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas de privilegios y prebendas salariales? El pueblo debe saber que quienes han hundido al país son precisamente las clases privilegiadas, las mismas que ahora acusan al sindicato de quebrar a LyFC a base de privilegios en su Contrato Colectivo de Trabajo. Hay que voltear la mirada hacia los acusadores y perjuros para darnos cuenta de quienes son los que han conducido a la quiebra total, no a una paraestatal, sino al país entero.
Por ejemplo: mientras un electricista gana en promedio 6 mil 600 pesos mensuales, el director de la empresa (LyFC), Jorge Gutiérrez -miembro de la élite calderonista- percibe 240 mil pesos mensuales. Aquellos que ven privilegios en los trabajadores de la paraestatal, que analicen los salarios del Poder Ejecutivo y de la alta burocracia; que analicen los salarios de los magistrados de la rancia Suprema Corte de Justicia y los consejeros del IFE y TEPJF; que analicen en cuánto se ha incrementado la nómina de los puestos de primer nivel y el inmoral aumento del gasto corriente durante los gobiernos del PAN, de 2000 a 2009. Esos que piensan que los electricistas son ricos, que busquen en la revista Forbes haber si encuentran algún miembro del SME; y por último, que analicen las mismas estadísticas oficiales de cómo se distribuye la riqueza en México, y se darán cuenta que los acusadores son los verdaderos culpables de la zozobra que vive el país. ¡Los trabajadores son víctimas no culpables!
Con la ilegalidad que ha distinguido a su gobierno, Felipe Calderón Hinojosa emitió un “decreto de extinción” para Luz y Fuerza del Centro, y al mismo tiempo, para intentar liquidar a los trabajadores electricistas que prestamos el servicio en esta empresa. Por instrucciones presidenciales y con lujo de violencia la Policía Federal Preventiva tomó por la fuerza, la noche del sábado 10 de octubre, las instalaciones de LyFC.
Los “argumentos centrales” del titular del ejecutivo para decretar la extinción de LyFC son, que desde su creación este organismo descentralizado “no ha cesado de recibir transferencias presupuestales cuantiosas” y que para el presente ejercicio dichas transferencias “serán del orden de 41, 945 millones de pesos”
Asimismo, se afirma en el citado decreto, que uno de los problemas financieros de LyFC es el porcentaje de pérdidas totales de energía, que según cálculos gubernamentales es de alrededor del 30.6%, al mes de Junio de 2009. Como “solución” a esta situación el titular del ejecutivo decreta la extinción de la empresa, “garantizando” el respeto a “los derechos laborales de los trabajadores y jubilados de Luz y Fuerza del Centro”.
Por la gravedad de este asunto, y por constituir un intento de golpe, no sólo a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas sino al Pueblo de México, quien es el verdadero propietario de la Industria Eléctrica, es necesario hacer las siguientes precisiones: LyFC, como parte del Sector Eléctrico Nacionalizado, atiende aproximadamente a más de seis millones de usuarios en la zona central del país. Desde años atrás, el SME ha denunciado ante la opinión pública, que de manera deliberada sucesivos gobiernos federales establecieron una política de descapitalización de nuestra empresa, a través de diversas maniobras. Por ejemplo:
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, es quien está facultada por la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, para fijar y reestructurar los precios de las tarifas eléctricas. Hacienda ha desarrollado una política de altos subsidios a los grandes empresarios, quienes utilizan el fluido para hacer negocio y aumentar sus altísimas ganancias. Baste mencionar que en promedio, el Kw/hora les cuesta a los grandes empresarios 88 centavos, mientras a los usuarios domésticos que constituyen la mayoría de consumidores en nuestro país, se les vende a 97 centavos el Kw/hora.
Esta transferencia de valor a los grandes empresarios, ha descapitalizado gravemente a LyFC, dado que a los grandes empresarios la energía eléctrica se les vende muy por debajo de su valor real, pudiéndolo pagar a sus precio real. Este hecho, muestra la posición pro empresarial de la Secretaria de Hacienda, en detrimento de las finanzas de una empresa pública como lo es LyFC.
En relación a las transferencias presupuestales que ha recibido LyFC, éstas no son destinadas a salarios y prestaciones de los trabajadores del SME, como asegura mentirosamente Calderón. Estas transferencias se destinan para que LyFC, compre energía eléctrica en bloque a Comisión Federal de Electricidad (CFE), dado que desde 1975 por decisión gubernamental, no se ha permitido que nuestra empresa creciera en capacidad de generación, y por lo tanto, que tengamos la necesidad de comprar energía en bloque a la CFE. El pueblo de México debe saber que, el precio de la energía eléctrica que la CFE vende a LyFC, es sumamente caro. De acuerdo a los estados financieros de LyFC, lo que se ésta destinó para este rubro a julio de 2009, es del orden de los $54, 797, 683.1 millones de pesos. Precisamente, las transferencias a LyFC a las que hace alusión Calderón, es para el pago de la energía en bloque a CFE, y nunca, para el pago de salarios y prestaciones de los trabajadores electricistas, como mentirosamente pretende hacer creer el titular del ejecutivo.
La administración de Felipe Calderón en sus casi tres años de gobierno ha impactado negativamente a la población mexicana: 5 millones 600 mil trabajadores ganan hasta un salario mínimo, sin que con ello, puedan adquirir la canasta alimenticia básica; 19 millones de habitantes se encuentran en pobreza alimentaria en nuestro país, es decir, ni destinando todo su ingreso familiar, les alcanza para comer; en contraste, 10 familias pertenecen a la lista de Forbes, por ser los hombres más ricos del planeta; el desempleo es creciente, ubicándolo algunos expertos en el orden de los diez millones de desempleados; además se propone, de parte de la Secretaría de Hacienda, aumentar los impuestos, y aplicar estos, a alimentos y medicinas.
Ahora, como cereza del pastel, Calderón pretende liquidar a LyFC, disponiendo de esta empresa como si fuera propiedad del Gobierno Federal, cuando el párrafo sexto del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la Industria Eléctrica es propiedad de la Nación. De manera inconstitucional, Calderón emite el decreto de extinción de LyFC, sin consultar al Congreso de la Unión, quien tiene facultades para legislar en materia de Energía Eléctrica, tal y como lo establece, el inciso a), numeral 5, fracción XXIX-A, del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Lo que oculta Felipe Calderón es que, detrás de este decreto de extinción de LyFC, además de golpear a su sindicato, está el interés de privatizar a la Industria Eléctrica Nacionalizada. Esta decisión está orquestada por empresas trasnacionales, que como Iberdrola, Mitsubishi, Unión Fenosa, etc., ven a la Industria Eléctrica como un apetecible banquete, y así coronar el avance que han tenido en materia de generación eléctrica. A la fecha la Comisión Reguladora de Energía ha otorgado inconstitucionalmente a particulares 772 permisos (a julio de 2009), lo que representa que se encuentra en manos del capital privado cerca del 35 % de la capacidad instalada de generación, lo cual constituye en los hechos, un proceso de privatización furtiva en materia de generación eléctrica, esos son los hechos, no palabras. Este es el panorama de nuestra Nación, generado por la aplicación de un modelo económico que ha fracasado a nivel mundial y que el gobierno mexicano sigue aplicándolo por medio de la fuerza y la represión.
En consecuencia, la lucha del SME en defensa de las empresas públicas propiedad de la nación, es la lucha del movimiento obrero organizado contra la tiranía del régimen; la lucha del SME, es la continuación de la experiencia histórica del movimiento obrero y sus grandes batallas, como las de Cananea y Río Blanco; la lucha del SME es la lucha del pueblo contra el neoliberalismo depredador y la derecha gobernante. Tan grandiosas son las banderas que enarbola, como fuertes son sus enemigos que lo quieren destruir.

miércoles, 14 de octubre de 2009

XLII ANIVERSARIO LUCTUOSO
LA MUERTE DEL “CHE” GUEVARA Y SUS ENSEÑANZAS

El pasado 8 de octubre se conmemoró el XLII Aniversario de la muerte del “Ché Guevara. Múltiples han sido los homenajes póstumos que se han tributado en todo el mundo, pero en forma más destacada en América Latina donde transcurrió su existencia. Celebraciones las hubo en Bolivia, Ecuador y Venezuela Y México, entre otros, pero a mi juicio, la más relevante fue la que se llevó a cabo en la Plaza Ernesto Ché Guevara, en Santa Clara, a 270 kilómetros al este de la Habana, Cuba. Ahí se encuentra un monumento y el mausoleo con los restos del guerrillero caído en Bolivia.
El desarrollo de estas celebraciones póstumas dedicadas a rendirle homenaje al guerrillero de origen argentino, se empatan con las actuales acciones guerrilleras que están llevando a cabo algunos grupos subversivos en México como el Ejército Popular Revolucionario (EPR), entre otros, los que misteriosamente pidieron un dialogo con los industriales y empresarios para que intercedan por ellos ante el gobierno de derecha y la respuesta positiva inmediata de los mismos, nos dan argumentos para sostener que los actos de sabotaje realizados por estos grupos subversivos han sido acciones orquestadas desde la derecha en el poder, para tender una cortina de humo capaz de desviar y distraer la atención del pueblo sobre la grave crisis política y económica que afronta el calderonato; así como para justificar la creciente militarización de la vida pública del país. Ante éstas circunstancias, y en el marco del aniversario luctuoso del guerrillero, es que considero propicio el momento para traer a este espacio algunos párrafos substanciales del ensayo escrito por el maestro Vicente Lombardo Toledano en diciembre de 1967, justo unas semanas después de su muerte, titulado “La Muerte del Ché Guevara y sus Enseñanzas”, con el propósito de contribuir al debate de las ideas y al esclarecimiento de la estrategia y táctica que deben guiar a los que luchan por el progreso social en México.
El maestro Lombardo escribió en ese ensayo: “ La muerte del Ché Guevara fue dramática, porque no contó con el apoyo real de las masas rurales y de la población indígena; no tuvo la cooperación del proletariado; no logró movilizar a ningún sector social importante, e ignoraron su presencia en la selva de Bolivia. La guerrilla que dirigía era una pequeña fuerza compuesta por extranjeros y solo por algunos bolivianos, en un ambiente físico duro y agobiante. Llegó un momento en que careció de alimentos y medicinas. Enfermo y aislado del pueblo al que quiso servir, fracasó. Y como lo empiezan a revelar algunos hechos y circunstancias ligadas a su empeño, fue traicionado por algunos de los que lo acompañaban. Es muy lamentable que los hombres dispuestos a dar su vida por una causa justa caigan de esa manera.
“En este período de transición histórica, nuestros pueblos no necesitan mártires, sino cuadros políticos de alto nivel, de acuerdo con la teoría revolucionaria de la clase obrera, para que fortalezcan al partido del proletariado; eduquen políticamente a las masas populares, luchen avanzando y no retrocediendo; prevean los posibles fracasos y los eviten. Sin cuadros capaces la lucha es muy difícil. Por eso hay que cuidarlos para que su vida sirva al máximo, y la entreguen cuando sea preciso; pero no en empresas individuales por heroicas que sean. Creer que las masas rurales o de la clase obrera son fuerzas revolucionarias sólo porque están integradas por hombres y mujeres que sufren la explotación, es un grave error. Porque mientras no se politicen no pueden ganarse para la causa del socialismo. No comprenden que no pueden alcanzar su liberación sin cambiar el régimen social en que vivimos. En esas condiciones están condenadas a ser, de hecho, reservas de la burguesía y no de la construcción de la nueva sociedad, la sociedad socialista.
“Una de las cuestiones que plantea la formación de guerrillas, es la de saber si las guerrillas pueden tener éxito sin la dirección política de un organismo representativo del pueblo o de un partido político, porque la tesis de Debray es puramente dogmática. La historia de México da una respuesta a este problema. José María Morelos no sólo fue un genio militar, sino también político. Cuando asumió la responsabilidad de conducir la Revolución de Independencia, después del sacrificio de Miguel Hidalgo y Costilla, su principal preocupación consistió en darle a la Revolución un programa y una dirección política. Con ese propósito formuló sus célebres “Sentimientos de la Nación”, que sirvieron de base para la Constitución de Apatzingán, de 1814, e integró un Congreso con diputados de las provincias que se habían levantado en armas, para que a este cuerpo se sometieran las guerrillas y todos los grupos armados.
“La historia de la Revolución de Independencia, tan rica en direcciones para el porvenir, debe examinarse atentamente por todos los que hoy luchan en nuestro país por la transformación del régimen social en que vivimos. Sin este estudio se corre el riesgo de creer que la historia de nuestra patria comienza desde que quienes la ignoran comienzan a actuar, olvidando que cada generación recibe el valioso patrimonio de las luchas anteriores del pueblo. Morelos, el guerrillero por excelencia, que pudo haber luchado sólo, haciendo de las guerrillas fuerzas armadas y políticas, sin una dirección unificada al servicio de una teoría política nacional que apoyaran las grandes masas populares, siguió el camino de someterse al Congreso, que tenía un programa, que señalaba objetivos inmediatos y futuros, y que fue el punto de partida para la formación de la gran corriente liberal del siglo XIX.
“Cuando en torno al Plan de Ayutla se unifican todas las fracciones y grupos de la corriente liberal, los reformadores triunfan, lo mismo en el campo político que en el de las armas. Los guerrilleros son liberales armados, sujetos a la dirección de su partido, el partido de los “puros”, como se llamaron entonces a los intransigentes con la herencia colonial, que se propusieron realizar cambios esenciales en la organización económica, social, política, educativa y cultural. No obstante que en el Congreso Constituyente de 1857 la mayoría de los diputados pertenecían a los liberales moderados, los debates son reveladores de que, en cuanto a la estrategia y táctica a seguir, todos tenían la misma opinión.
“Pero no solo el movimiento guerrillero de los once años que duró la Revolución de Independencia, y de los treinta y cinco años de la lucha entre liberales y conservadores, de 1821 a 1857, tuvo esa fisonomía, sino que aún tratándose de la lucha contra el invasor extranjero las guerrillas fueron un simple auxiliar de la dirección política del gobierno presidido por Benito Juárez. Se dirá que este caso no es semejante al que hoy se plantea; pero opinar así sería superficial. En aquel tiempo la lucha contra el imperialismo no era contra el imperialismo norteamericano, sino contra el imperialismo de Napoleón III, que quería hacer de México “una nueva Argelia”. Invadido nuestro país por el ejército más famoso del mundo, las guerrillas fueron auxiliares muy eficaces de las fuerzas armadas del gobierno de la República.
“Uno de los problemas en relación con las guerrillas, es el de saber qué éxito pueden tener sin el apoyo real y activo de las masas populares. Porque si las condiciones objetivas y subjetivas para el levantamiento político y armado no existen, el fracaso es seguro. Sería muy larga y prolija la narración del apoyo dado por nuestras masas populares a los guerrilleros en cada uno de los períodos de nuestra historia; pero algunos de los ejemplos de la Revolución de 1910 a 1917 bastan para afirmar que si a las guerrillas no las alimenta en todos sentidos el pueblo, o mueren por inanición o son destruidas por el enemigo. Porque no son las guerrillas las que levantan la revolución, sino la revolución la que levanta y dirige a las guerrillas. Las guerrillas son instrumentos del movimiento popular y no el movimiento popular instrumentos de las guerrillas.
“El zapatismo, el gran movimiento encabezado por Emiliano Zapata contra el gobierno de facto de Victoriano Huerta, asesino del Presidente Francisco I. Madero, es un ejemplo acabado del movimiento guerrillero victorioso. Las tropas federales, dirigidas por el gobierno de la usurpación, que era el mismo ejército profesional de la dictadura de Porfirio Díaz, perseguían a los guerrilleros de día y de noche; pero casi nunca los encontraban. Los jefes militares preguntaban a los campesinos que trabajaban la tierra si habían visto a los guerrilleros, y les contestaban invariablemente que no habían aparecido en esa región. Pero cuando las patrullas del ejército eran poco numerosas, los campesinos sacaban el fusil de los surcos y disparaban sobre ellas. Los campesinos servían de enlace a los grupos guerrilleros; sus mujeres hacían la comida que llevaban a su destino evadiendo los caminos y las veredas; curaban a los enfermos o heridos en la montaña, en lugares inaccesibles. Así, las guerrillas, convertidas más tarde en el Ejército del Sur, pudieron movilizarse con éxito.
“Estas guerrillas tenían una dirección política; la de los jefes que habían redactado el Plan de Ayala, con las reivindicaciones inmediatas y futuras de las masas rurales, y que después se unificaría con la dirección de las guerrillas que llegaron a transformarse en la imponente División del Norte. La historia del pueblo mexicano enseña, en consecuencia, que las guerrillas aparecen como fruto de una revolución en marcha.
“Si cae un gobierno antipopular y antinacional en cualquiera de nuestros países, sin que cambie la correlación de las fuerzas sociales y políticas, el gobierno será reemplazado por otro de la misma calidad, al servicio de los intereses del extranjero. En otros términos, para que un gobierno dictatorial o tiránico sea reemplazado por otro de tipo democrático, se necesita una revolución que reemplace no sólo a los hombres, sino a la clase social que detenta el poder. Porque una revolución es el cambio del régimen de propiedad establecido para proteger una forma determinada de la producción, por otro sistema de propiedad que no levante obstáculos al progreso social. Una revolución es el antagonismo inconciliable entre el incremento del producto nacional y la forma injusta en que se distribuye. Y para que la revolución se produzca, las condiciones objetivas y subjetivas deben ser propicias. Sólo así podrá establecerse un gobierno democrático, progresista, que realice cambios substanciales a la estructura económica y social de un país y tenga la fuerza suficiente para anular a los reaccionarios del interior y a la presión del imperialismo.
“La consigna de la revolución simultánea contra los gobiernos de América Latina carece de bases teóricas válidas a la luz del materialismo histórico y es inoperante, lo mismo que las concepciones idealistas y románticas, porque son tesis que no tienen nada que ver con el marxismo leninismo. También el llamamiento de Bertrand Russell, en su “Mensaje al Tercer Mundo”, que publicó el periódico Marcha, de Montevideo, Uruguay, en su número 1330 del 18 de noviembre de 1966: “La respuesta efectiva al imperialismo norteamericano es un Vietnam en cada Continente”, que equivale a la del Ché Guevara sobre la necesidad de fomentar dos o más Vietnams en nuestro Hemisferio. Todas esas palabras de orden ignoran a las masas, rechazan al proletariado y glorifican la espontaneidad”. Hasta aquí termino de citar algunos párrafos substanciales del ensayo “La Muerte del Ché Guevara y sus Enseñanzas”, escrito por el maestro Vicente Lombardo Toledano en el mes de diciembre de 1967.

Así pues, quienes han depositado su fe en la espontaneidad de las masas han fracasado una y otra vez a lo largo de nuestra historia, la muerte del Ché Guevara es uno de los ejemplos de esta realidad. La equivocación en la línea estratégica y táctica a seguir por cualquier movimiento social, político o guerrillero sólo conduce a la derrota. En el México actual podemos ver las acciones de dos tipos de estrategias; la que encabezan los grupos guerrilleros que operan en el país, que según las fuentes militares de inteligencia son alrededor de 23 grupos armados, y por otro lado, el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, particularmente durante la sucesión presidencial del 2006; dos estrategias diferentes, dos caminos diferentes con un solo propósito, el liberar al pueblo de la explotación y la miseria.

Mientras los grupos armados luchan de manera aislada y sin programa, o si lo tienen el pueblo lo desconoce; el obradorismo y su programa político ampliamente conocido, encarnó las demandas del pueblo agobiado por una larga dictadura neoliberal que lo ha sometido a una brutal desigualdad social, con alarmantes niveles de pobreza, marginación y miseria, y constituyó (por lo menos durante el año de 2006) una verdadera rebelión popular, con programa y dirección política e ideológica. Se organizó alrededor de Obrador una verdadera acumulación de fuerzas, con potencialidad transformadora. Una fuerza que fue capaz de movilizar y reunir a millones de mexicanos bajo un solo programa político. Las multitudinarias concentraciones humanas realizadas en el Zócalo capitalino demandaban con coraje un cambio verdadero y estuvieron a punto de lograrlo. Ese sigue siendo el camino a seguir para afrontar la sucesión presidencial de 2012, esa es la estrategia y la táctica validada por nuestro proceso revolucionario, y cuyo valor sigue siendo inalterable: la unidad de las fuerzas democráticas, patrióticas y nacionalistas para derrotar a los enemigos de México.