sábado, 27 de febrero de 2010

DE EJÉRCITO POPULAR A ÉJERCITO DE ELITE
EL CAMBIO DE CARÁCTER DE LAS FUERZAS ARMADAS
Tenemos a la vista la prueba palpable e irrefutable de la ruta que siguen las fuerzas armadas en su cambio de carácter de ejército popular a ejército de elite. Los cambios llegan también a la institución castrense la cual, lejos de permanecer ajena o neutral –como sostienen algunos- acompaña al resto de las instituciones conducidas por el régimen neoliberal de derecha hacia la instauración de la dictadura plena del capital financiero y monopólico.
El pasado 19 de febrero, en la celebración anual del Día del Ejército, Felipe Calderón anunció un nuevo incremento salarial al sector del 40 por ciento, esto es, un ingreso adicional de mil pesos mensuales para el personal de tropa, clases y marinería del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México. Con este aumento, en lo que va de la actual administración el personal de menores ingresos de las fuerzas armadas duplicó su salario. Así, un soldado raso tendrá un alza total de 115 por ciento en su ingreso entre 2006 y esta fecha; una medida que contrasta con el aumento a los salarios mínimos para la clase trabajadora que en este año apenas alcanzó el 4.75 por ciento.
Los salarios y prestaciones privilegiadas que han recibido las fuerzas armadas en tan sólo tres años de calderonato no tienen precedente en la historia del país, lo que hace que esta institución se aleje de la miseria general que vive el pueblo e ingrese a la élite de las clases privilegiadas que mal conducen al país. Es una medida que va encaminada a evitar que la tropa sufra en carne propia el grado de pobreza a que ha sido sometido la mayoría del pueblo, para que en los momentos de tensión social los portadores de las armas nacionales no hagan causa común con las demandas de las clases desposeídas.
El hambre es mala consejera, por eso hay que quitarle el hambre a la tropa. Esta elevación salarial estratosférica, fuera de la realidad económica que vive el país, en particular la clase trabajadora, equivale a despojar a la tropa de su conciencia de clase y que se olviden del origen popular del cual surgieron para poner sus armas al servicio exclusivo de las elites privilegiadas. Con esta medida se pretende que aquel ejército al servicio de la nación y sus grandes causas, garante de las instituciones surgidas del proceso revolucionario pasen a ser en definitiva los custodios de la dictadura financiera y las instituciones que sostienen la concentración de la riqueza imperante. Un cambio de carácter que tiene como lógica consecuencia el repudio del pueblo y el desarrollo de la conciencia popular contra el régimen empobrecedor y el conjunto de instituciones que de él emanan, incluido el ejército.
Algunos analistas políticos del sector avanzado del país se han ido de paso y han caído en el error de juzgar los cambios de carácter que han resultado del modelo económico neoliberal en el ámbito del poder ejecutivo, sin abordar al mismo tiempo los cambios cualitativos que han sufrido las fuerzas armadas, como si la actuación de éstas se diera al margen de los procesos históricos que vivimos. El ejército no es la misma institución de siempre, no es inmutable ni es ajena a los regímenes imperantes. Por lo mismo, no puede haber una opinión sobre el carácter de las fuerzas armadas que sea válida para todos los tiempos, porque sería tanto como desconocer la dialéctica de los procesos sociales; ni se les puede juzgar por separado, sino en el conjunto de las instituciones de un régimen. La conducta de subordinación al poder civil por parte de las fuerzas armadas, establecida en la normatividad, las une indisolublemente a la suerte que corra su comandante supremo y jefe político del Estado neoliberal. Por lo tanto no se les puede juzgar unilateralmente sin evaluar la política general del régimen establecido.
En el momento en que el presidente espurio tomó posesión del cargo y designó a la cúpula castrense, y ésta lo aceptó como su jefe, colocándose en la misma calidad del ejército que apoyó al chacal Victoriano Huerta, en ése mismo momento cambiaron su carácter las fuerzas armadas. El juramento de lealtad a su comandante supremo es también un juramento de lealtad al proyecto neoliberal que enarbola el presidente, lo que los obliga a reprimir cualquier movimiento social o político que atente contra su gobierno.
Muchos analistas han dicho que la razón por la cual no se ha desatado un estallido social resultante de la miseria, es porque el descontento popular se ha desviado en gran parte hacia el narcotráfico y el crimen organizado; que por esa razón la supuesta “guerra” que libra Calderón está condenada al fracaso mientras no se resuelvan las causas que generan los problemas de descomposición social. Coincido plenamente y agrego, el mantenimiento del ejército en las calles no es tanto para derrotar al crimen, sino para intimidar los brotes de insurrección social producto del caos económico que vive el país.
Porque el que paga manda, y Calderón lo hace muy bien, estoy absolutamente convencido de que el ejército actual sucumbirá reprimiendo las ansias libertarias del pueblo y defendiendo la permanencia de la dictadura neoliberal; en razón de ello es que, por lo menos las fuerzas progresistas deben retirarle al actual Ejército Mexicano el calificativo de “glorioso”, porque estamos a punto de atestiguar el nacimiento de un nuevo ejército popular al lado de lo que será una nueva etapa de la evolución histórica del país. Como el ejército insurgente que se fraguó en la lucha por la independencia del país; como el ejército republicano que acompañó a Benito Juárez hasta la victoria sobre los conservadores y la ocupación francesa; como el ejército popular fraguado en las batallas contra la dictadura porfirista, y garante de las instituciones sociales surgidas de la Revolución Mexicana y su fase constructiva, hasta 1982; así tendrá que nacer el nuevo ejército que será el brazo armado en la nueva etapa de nuestro proceso revolucionario.
No puede suceder de otra manera, los cambios progresistas deben llegar hasta las filas de las fuerzas armadas para que pueda garantizarse su permanencia, no hacerlo así sería repetir los errores que la historia ha registrado. Francisco I. Madero siguió gobernando con el mismo ejército de la dictadura porfirista y sucumbió ante ella misma; salvador Allende, en Chile, siguió gobernando con el mismo ejército y cayó abatido por las balas de quienes le debían obediencia; Manuel Zelaya, en Honduras, quiso transformar al país sin transformar primero al ejército, y le dieron golpe de Estado; en Estados Unidos, Obama llegó al poder con promesas de cambiar el papel militarista e intervencionista de su imperio, sin hacer mayores cambios en el Pentágono, y fueron los militares los encargados de convencerlo de que la guerra es “moralmente necesaria” y hasta le consiguieron el galardón del Premio Nobel de la Paz.
Caer en la ilusión de que las instituciones de las fuerzas armadas son neutrales, apolíticas, y ajenas a los regímenes imperantes, es un suicidio para quienes trabajan en la tarea de organizar los esfuerzos para transformar la sociedad. Será, pues, la construcción de la cuarta etapa de nuestro proceso revolucionario, la cual hemos denominado como Revolución contra el Neoliberalismo, la que organice al nuevo ejército libertador, al que en lo sucesivo honrará y respetará nuestro pueblo.

martes, 23 de febrero de 2010

EN LA INSTAURACION DEL FASCISMO EN MÉXICO
NI SUFRAGIO EFECTIVO NI DEMOCRACIA EFECTIVA
A raíz de la pérdida del registro del Partido Popular Socialista desde 1997, el único partido que se distinguía por su definición ideológica clasista y por los esclarecidos debates que ofrecía en la Cámara de Diputados siempre a favor de los intereses de la clase trabajadora, las clases marginadas se quedaron sin voz verdadera en el Congreso y en todos los órganos de gobierno. Hoy, sin ningún contrapeso ideológico de calidad, todos los poderes de la unión están secuestrados por la oligarquía gobernante y las fuerzas políticas neoliberales dominantes en beneficio exclusivo de sus intereses.
En verdad el panorama es desalentador, pero, ¿acaso significa esto que las transformaciones sociales son imposibles ahora? ¡No!, de ninguna manera están canceladas. Porque estamos convencidos que no es desde el poder establecido de donde surgirán las iniciativas de las grandes transformaciones sociales que demanda con urgencia la nación. Es, como en todos los tiempos, de los marginados sin voz, de las clases sufrientes, donde tendrán que iniciarse los grandes cambios sociales y la consecuente liberación de la ominosa dictadura que padecemos; esto siempre y cuando, de la acumulación de fuerzas populares resulte un frente nacional organizado que logre establecer un programa que le de una dirección adecuada a la espontaneidad de las masas. La liberación de la clase obrera tendrá que ser obra de ella misma: Karl Marx; Sólo el pueblo puede salvar al pueblo: López Obrador. Teniendo en cuenta estas premisas fundamentales es como trataré de abordar de manera breve la pretendida reforma política que actualmente impulsa Felipe Calderón.
Colgándose de una realidad de la que él es el jefe político responsable, el espurio titular del poder ejecutivo propone al pueblo las soluciones contrarias para resolver la problemática que pretende corregir. En una parte de la exposición de motivos de la iniciativa presidencial sostiene: “nuestra democracia aún está lejos de expresar y representar plenamente la voz y el sentir de los ciudadanos en decisiones de leyes y políticas públicas, así como de resolver aquellos problemas que sólo pueden atenderse a través de la participación política. Tenemos que pasar del Sufragio Efectivo a la Democracia Efectiva”.
La pretendida reforma enumera sus propuestas de la manera siguiente: primero, elección consecutiva de Alcaldes y Jefes Delegacionales; segundo, elección consecutiva de legisladores federales; tercero, la reducción del número de integrantes tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores; cuarto, la propuesta de aumentar el mínimo de votos necesarios para que un partido político conserve su registro y tenga acceso al financiamiento público; quinto, la iniciativa ciudadana; sexto, candidaturas independientes; séptimo, segunda vuelta para la elección del Presidente de la República; octavo, fortalecimiento de la Suprema Corte de Justicia y; noveno, iniciativa preferente y referéndum.
Como se puede observar, la iniciativa no contempla reforma alguna al Poder Ejecutivo, que es, sin lugar a dudas, el responsable directo de los grandes problemas que afronta el país en materia de seguridad pública, de salud, educación, desempleo, marginación, pobreza y descomposición social. Bajo la óptica calderonista, “en la disociación de política y ciudadanía” el régimen de derecha se lava las manos y traslada las culpas a los otros órdenes de gobierno.
El maestro Vicente Lombardo Toledano, siendo diputado, presentó por primera vez, en 1961, la iniciativa del Partido Popular Socialista en demanda de la reelección de los legisladores para crear la carrera parlamentaria. Ahora la derecha reconoce implícitamente la validez de la propuesta de autoría lombardista y la propone como inédita y novedosa. Es básicamente la misma propuesta en dos tiempos y escenarios diferentes; el marco histórico en que Lombardo presentó dicha iniciativa fue uno donde se destacaba el crecimiento económico del país al ritmo del 6 por ciento anual, y el proyecto social de la Revolución Mexicana se encontraba en su fase constructiva. Resultaba lógica la correspondencia a ese escenario positivo en lo económico, conducido por el poder ejecutivo, el trasladarla al poder legislativo con la creación de la carrera parlamentaria para formar los verdaderos cuadros legislativos, con experiencia probada, capacidad teórica, conocimientos de la historia y la realidad nacional, que fueran capaces de producir las leyes que el proceso revolucionario en marcha demandaba, de ahí su validez.
La misma propuesta de la reelección de diputados, ahora en boca de los panistas es oportunismo puro, dado que ésta como todas las medidas contenidas en la pretendida reforma política están enmarcadas en una profunda crisis económica que la hace inviable, en virtud de que la prioridad de hoy es resolver primero el problema del crecimiento económico y la elevación de los niveles de bienestar de la población; cuestiones que se pueden resolver desde las atribuciones del ámbito del poder ejecutivo sin necesidad de cambiar ordenamiento alguno, sólo cumpliendo la Constitución vigente. Al trabajador sin empleo lo primero que le preocupa es cómo llevar de comer a su familia, el que un legislador se pueda reelegir o no es una cuestión intrascendente por ahora.
Igual podemos decir en cuanto a la reducción del número de integrantes de las cámaras legislativas, que dicen pretender, por un lado, mayor eficacia en el trabajo legislativo, y por otro, un ahorro importante de recursos públicos. La ineficacia y el dispendio persistirán aún si se toman esas medidas, porque la composición de las cámaras seguiría siendo la misma, que es en su esencia, la sobre representación política de las clases dominantes con ausencia absoluta de representantes de la clase obrera. Porque si de resultados se trata, éstos sí que han abundado pero a favor de una sola clase social privilegiada, pues la insultante concentración de la riqueza es legitimada año tras año por el poder legislativo; mientras que la ineficacia y los nulos resultados del poder legislativo han sido en cuanto a su complicidad por el estado de miseria en que vive la mayoría del pueblo. El problema del legislativo es pues su integración uniclasista y no pluriclasista como debiera ser, por lo menos en teoría. Lo que se requiere es una transformación cualitativa de su composición, que sus integrantes surjan de las distintas clases sociales que componen la sociedad, que haya partidos políticos de la clase obrera con representación en las cámaras, a efecto de que en los debates legislativos se de la misma lucha de clases que vive el pueblo; esto es, que el verdadero pluralismo de las ideas sea una realidad en los máximos órganos colegiados de la representación popular. En cuanto al argumento de reducir el número de legisladores para ahorrar fondos públicos es totalmente intrascendente y superficial, dado que si en verdad se quiere ahorrar basta con reducir el presupuesto de las cámaras a efecto de que su operación sea más austera y republicana.
Por cuanto a la propuesta de aumentar el mínimo de votos necesarios –del 2% al 4%-para que un partido político conserve su registro y tenga acceso al financiamiento público, lo que podemos decir es que tal pretensión va dirigida principalmente a cerrarle la puerta en definitiva a los partidos progresistas y de la clase obrera, buscando hacer del sistema de partidos un triunvirato entre PAN-PRI-PRD, todos al servicio de la misma causa liberal, compartiendo el poder mediante alianzas familiares entre unos y otros según convenga en cada caso. ¿Cómo se puede entender este engendro de iniciativa cuando en su exposición de motivos habla de querer encontrar “la forma de ampliar los canales de participación ciudadana en las decisiones colectivas”, ¿Es acaso elevando el porcentaje de votación necesaria para conservar el registro de los partidos como se pretende lograrlo?
Las candidaturas independientes, fase superior de la democracia de mercado. Privatización de la política y herramienta para la pulverización de las fuerzas del campo progresista. Esta es otra de las falacias profundamente reaccionaria de la publicitada reforma calderonista, la cual es presentada como la salvación de nuestro régimen democrático ante la reprobación popular del sistema político y sus desastrosos resultados. Abrir los espacios para que compitan en igualdad de circunstancias “los candidatos de la sociedad civil”, es la solución para hacer más atractiva la participación de novedosas y múltiples opciones al electorado, dicen aquí y allá sus promotores.
Las candidaturas independientes no tienen como destinatario el que cualquier hijo de vecino pueda participar como candidato en un proceso electoral, es la puerta para que los grandes magnates multimillonarios salten a la palestra política cuando los privilegios de su clase social se vean amenazados por un candidato fuerte del campo progresista. Es otra de las coartadas perfectas de la minoría rapaz, de hecho, son la llave para abrir los candados impuestos a la legislación electoral vigente. A cambio de la “libertad” de contratar guerra sucia en espacios de televisión, suprimida en la legislación vigente, quieren la institucionalización de las candidaturas independientes. Esta herramienta ya probó su eficacia para dividir al electorado cuando la derrota de la candidatura de la derecha era ya un hecho. Hay que recordar la ilegal participación del Dr. Simi, el autodenominado candidato independiente, el que usando una bandera engañosa y falaz denominada “Simisocialismo” logró quitarle muchos votos al candidato de la Coalición por el Bien de Todos, en el proceso electoral de 2006. El mismo magnate y dueño de la cadena de farmacias de Similares anduvo pregonando públicamente que el triunfo de Felipe Calderón se lo debían a él; fue público y notorio que dicha candidatura se constituyó en uno de los instrumentos financiados por los monopolios y la derecha criolla, para arrebatarle el triunfo al candidato de las fuerzas progresistas, Andrés Manuel López Obrador.
La propuesta de la segunda vuelta para la elección de Presidente de la República está confeccionada única y exclusivamente para resolver un escenario como el que observamos en el año 2006. La oligarquía y las fuerzas políticas de su propiedad están previendo desde ahora un escenario adverso a sus intereses en la próxima sucesión presidencial; temen con sobradas razones que el candidato de las fuerzas democráticas y patrióticas los derrote nuevamente y quieren tener una segunda oportunidad para arrebatar el poder.
Esta fórmula responde a la necesidad de elevar a la categoría de norma jurídica la eterna “alternancia” entre el PRI y el PAN, cerrando toda posibilidad de victoria a los candidatos cuyo programa entre en choque con el modelo neoliberal y el estatus establecido.
Si en una segunda vuelta electoral se enfrentan los candidatos punteros de la derecha y la izquierda adivine usted a cuál de los dos candidatos apoyaría el PRI, pues claro que al de la derecha, eso ya lo vimos en el 2006 y lo seguiremos viendo infinitamente. Lo mismo sucedería si el candidato puntero del PRI se enfrenta en segunda vuelta con el candidato de la izquierda, entonces el PAN sin dudarlo ni tantito lo apoyaría con sus votos, todo sea con tal de evitar una transición real a favor de los intereses del pueblo. Está perfectamente claro, la plutocracia busca asegurar su perpetuidad en el poder mediante la segunda vuelta electoral. Todos los pleitos superficiales entre la familia neoliberal y los desencuentros teatrales que siempre les hemos observado y que los medios magnifican, son superados rápidamente cuando la continuidad de los privilegios de clase se encuentra en peligro.
Para concluir el tema diremos lo siguiente en torno a la pretendida reforma política del calderonismo: Primero, ningún partido en el poder legisla para entregar el poder de que disfruta sino para preservarlo; a menos de que se trate de una táctica para prolongarse a través de otro partido con iguales intereses; segundo, lo que no esté en la agenda de prioridades del pueblo, son sólo labores distractoras con las que el régimen de derecha pretende ocultar el descontento popular; tercero, la prioridad del momento a resolver es el desastre económico y la miseria general del pueblo; cuarto, el país demanda verdaderas transformaciones sociales, políticas y económicas, pero éstas no vendrán por iniciativa de la dictadura neoliberal y las fuerzas que la sostienen, sino del mismo pueblo cuando imponga su poder en los órganos de gobierno y; quinto, a la alianza que se está dando entre las fuerzas de la derecha para preservar el poder, debe corresponder la alianza entre las distintas fuerzas del campo democrático y patriótico para evitar que el PAN siga hundiendo al país. La pretendida reforma política no es más que la instauración del fascismo, y en él ni el voto ni la democracia son efectivos.

sábado, 13 de febrero de 2010

LA PRETENDIDA REFORMA POLITICA DEL ESTADO
OTRO ESLABON DEL PROYECTO MÉXICO 2030

Es del conocimiento público que, desde que la derecha asumió el control total del poder en nuestro país en el año 2000 en la persona de Vicente Fox, los monopolios y el capital financiero junto con la derecha reaccionaria y la intelectualidad a su servicio, se pusieron a trabajar en un ambicioso proyecto de dominación a largo alcance denominado “México 2030”, cuyo contenido es una especie de programa de gobierno que cubre cinco sexenios consecutivos durante los cuales la derecha piensa gobernar, por lo menos. El pueblo conoce una parte de ese Plan, digamos, lo publicable, pero la parte medular de la estrategia y táctica junto con las “armas” de que disponen para lograrlo permanecen ocultas bajo siete candados.
Las fuerzas progresistas de México deben estar conscientes de que las fuerzas de la derecha no trabajan para resolver la coyuntura, sino a largo plazo. Por eso debemos tener cuidado al caracterizar superficialmente las pretendidas reformas que impulsa actualmente Felipe Calderón en todos los foros donde se presenta, porque éstas no vienen solas, no son ambiciones aisladas ni de generación espontánea, son eslabones de una correa de transmisión que empuja en una sola dirección a un conjunto de elementos que llevan el propósito de cancelar todas las conquistas históricas y borrarle a México el rostro de nación soberana e independiente.
Si juzgamos adecuadamente el golpe de Estado en Chile, contra el presidente Salvador Allende, en 1973; y el reciente golpe militar contra el presidente Manuel Zelaya, en Honduras, en octubre de 2009, y en general, todas las amargas experiencias acumuladas por nuestros pueblos, llegaremos a la conclusión de que la derecha fascista, actuando siempre como retranca de la historia, nunca ha descartado ninguna vía para hacerse del poder o para preservarlo.
Malo sería que los sectores progresistas cayeran en la ingenuidad al pensar que la derecha panista entregará el poder “civilizadamente” cuando el sufragio del pueblo no les favorezca. Los recursos de que disponen no se agotan en el ámbito electoral, lo vimos ya el 2006 y lo volveremos a ver seguramente el 2012; por lo mismo, si los partidarios del retroceso no descartan ninguna vía para lograr sus propósitos, las fuerzas de avanzada tampoco deben hacerlo. Nadie en su sano juicio puede pretender amarrarle las manos al pueblo y evitar su legítima defensa ante el atropello sistémico de que ha sido objeto a manos de la añeja dictadura neoliberal. Ponerse al frente del descontento popular o ser arrollado por el mismo; o interpretamos adecuadamente la realidad actual y el sentir del pueblo asumiendo nuestra responsabilidad, o preparamos nuestro suicidio político, no hay otra alternativa para las fuerzas que luchan por el progreso social.
Sólo puede haber un escenario en que el PAN entregue el poder “civilizadamente”, y éste sería en el caso de entregar el poder al PRI, saldando la factura por el servicio prestado durante la legitimación de Felipe Calderón el primero de diciembre de 2006. Pero esta no sería en modo alguno lo que llaman transición o alternancia, sino más bien la continuidad de la tragedia que vive México por otros seis años más a manos de la dictadura de derecha, que durante los últimos sexenios se ha valido de estas dos fuerzas políticas que responden en lo fundamental a la misma doctrina neoliberal.
La etapa en que en el PRI se daba la lucha de clases en su interior producto de su composición multisectorial quedó superada totalmente, en virtud de que los viejos cuadros educados en la doctrina original del nacionalismo revolucionario ya no representan fuerza alguna y no deciden en ningún aspecto. Se puede afirmar categóricamente que el PRI de hoy, de acuerdo a la acumulación de hechos que hemos observado, y aunque se diga lo contrario, es un partido definidamente de derecha, que comparte el poder con otro partido de derecha, el PAN.
Pues bien, los habilidosos cuadros de inteligencia al servicio de la oligarquía creen que han encontrado la fórmula perfecta para engañar al pueblo una y otra vez, despojándolo de sus aspiraciones. Durante la sucesión presidencial del año 2000 se engaño al pueblo afirmando que la supuesta “alternancia” entre el PRI y el PAN era la garantía para salvar al país y resultó en la prolongación de la tragedia; ahora, en la próxima sucesión de 2012, ante el caos y la zozobra generalizada que vive el país, el desgaste que ha sufrido el PAN en dos sexenios, y la ira popular desatada en su contra, los mismos genios de la plutocracia le están vendiendo la idea al pueblo que la solución a los problemas que vive el país es el regreso del PRI a Los Pinos. Y siendo dicha “alternancia” entre dos fuerzas gemelas ideológicamente, sería -nuevamente como en el 2000-, un traspaso del poder aterciopelado y sin mayores sobresaltos; cosa que no podía suceder en 1988 y 2006, porque el cambio sería verdadero, un salto cualitativo real, porque se disputaban el mando de la nación las dos fuerzas irreconciliables que se han enfrentado a lo largo de nuestra evolución histórica: vendepatrias y nacionalistas.
Todas las reformas que ha logrado instaurar hasta el momento la derecha –del PRI y del PAN-, y las que se pretenden seguir imponiendo a los mexicanos en los siguientes meses y años van dirigidas a lograr dos propósitos fundamentales. El primero, para hacer de la nación un botín en beneficio exclusivo de la oligarquía nacional y extranjera; y en segundo lugar, en el aspecto político, para preservar el poder por lo menos hasta el 2030, según lo han confesado públicamente.
Las cúpulas empresariales exigen que los “cambios profundos” que impulsa Calderón se concreten en este año 2010; se desgañitan por concretar las reformas de segunda generación para abrir aún más nuestra economía a las inversiones extranjeras; privatizar la totalidad de la industria eléctrica y petrolera, la educación pública gratuita y la seguridad social; reformar el artículo 123 Constitucional y la Ley Federal del Trabajo para imponer la mal llamada “cultura laboral” y lograr la sobreexplotación de la clase trabajadora. Iniciativas que por supuesto ya se están cocinando en el Congreso de la Unión, donde la derecha cuenta a su favor con el dominio brutal que ejercen las bancadas legislativas del PRIAN.
Con la correlación de fuerzas que domina en todos los poderes de la unión, lo mismo en el ejecutivo que en el legislativo y judicial, uniformados bajo la misma ideología retrógrada, no hay buenos augurios para los intereses del pueblo. Sin embargo y a pesar de la absoluta cerrazón del régimen plutocrático sabemos que muy pronto se desencadenarán los verdaderos cambios cualitativos que demanda la población con urgencia. Centenares de organizaciones políticas y sociales de toda la geografía nacional que no tienen voz dentro de la nomenclatura neoliberal se organizan ya para la disputa real por el poder; el propósito fundamental de los sin voz es rescatar al pueblo de la tiranía fascista y evitar que la derecha cumpla su objetivo de gobernar a México hasta el año 2030.
Contra la reacción política de la derecha y sus pretensiones hay que construir un Estado fuerte, motor de la economía, impulsor de la elevación del nivel de vida del pueblo. Un Estado que recupere para el país y a favor del pueblo mexicano, las empresas, recursos y riquezas, que la derecha neoliberal ha entregado al extranjero en los últimos 28 años. Un aparato estatal que maneje con sentido verdaderamente nacionalista y popular, la industria petrolera y eléctrica, ampliándolas y fortaleciéndolas; y frenando a la vez, la privatización amañada, descarada e ilegal de la que han venido siendo objeto por parte de los gobiernos federales priístas y panistas.
Un Estado integrado por las mejores fuerzas del campo democrático, que instaure un régimen de democracia nacional, que abra los espacios a la real participación política del pueblo y constituya un verdadero sistema de partidos, plural e incluyente, que le de voz a los sin voz, y que reduzca la sobre representación política de las clases dominantes. El mismo tema continuará la próxima semana.

sábado, 6 de febrero de 2010

EL DEBATE DE LAS IDEAS
ANTE LA CONFUSION IDEOLOGICA REINANTE

Durante los días 30 y 31 del pasado mes de enero se llevaron a cabo en la ciudad de México los trabajos de la III Asamblea Nacional de la Agrupación Política Nacional Popular Socialista, desarrollada de manera simultánea con la reunión del 147 Pleno del Comité Central del Partido Popular Socialista. Dos importantes eventos políticos llevados a cabo por una de las trincheras más esclarecidas en el terreno ideológico y parte integrante del sector revolucionario del país, cuyos cuadros participantes se dieron tiempo también para integrarse a la celebración de la tradicional Cena Anual llevada a cabo en un salón de eventos de la Colonia Doctores, en el Distrito Federal.
Hoy, quizá más que nunca, ante la confusión ideológica reinante en la mayoría de las fuerzas políticas del país, la tarea de enjuiciar objetivamente la realidad actual corresponde a los integrantes del sector revolucionario, entre ellos nuestro bastión; ya no vive el maestro Vicente Lombardo Toledano para que lo haga por nosotros. Podemos auxiliarnos con la basta obra ideológica que nos legó, pero la responsabilidad fundamental recae en nosotros; lo hagamos bien, regular o mal, es nuestra responsabilidad.
Atendiendo esta situación, el extenso informe político que rindió la Dirección Nacional al Comité Central comprendió un exhaustivo análisis a la situación internacional, nacional, y la vida interna de nuestra organización política.
En el ámbito internacional se desmenuzó el papel que juega el imperialismo yanqui en la hegemonía capitalista dominante en todo el orbe. Se analizó la llegada de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos como un hecho sin precedente que creó expectativas y esperanzas, que se han ido desvaneciendo después de un año al frente del gobierno. El imperio tiene intereses que no puede abandonar, el simple arribo de un presidente no cambia la correlación de fuerzas imperante en la madriguera de los monopolios, baste con saber que un 44 por ciento de los miembros del Congreso norteamericano son millonarios y representantes de las transnacionales. ¿Quién puede pensar que estos personeros van a implementar medidas que favorezcan a los pobres, cuando sus enormes riquezas las han logrado explotándolos?
El referido informe político establece que el panorama entre los países pobres en comparación con los países ricos es muy desalentador; casi la mitad de la humanidad vive muy por debajo del nivel de la miseria. El 20 % más rico consume el 2.49 % de toda la riqueza de la tierra, mientras el 80 % más pobre se sustenta con el 1.6 %.
Lenin sostenía que: “así como a la etapa económica de la libre concurrencia corresponde la forma política de la democracia burguesa, así también, a la etapa económica de los monopolios corresponde la reacción política, a mayor concentración del capital corresponde un modo inevitable de mayor concentración del poder político”. Del mismo modo, Vicente Lombardo Toledano agregaba que: “la forma de la reacción política en esta etapa de los monopolios es la dictadura del capital financiero; la forma violenta del monopolio predominante en el mundo económico, esta forma agresiva, la denominamos fascismo”. Esto explica la represión a las organizaciones sindicales que no se pliegan a los designios del actual gobierno, como es el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas y la liquidación de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro; así como también, el sometimiento al pueblo en general, condenándolo a sobrevivir en un estado de miseria.
Según estudios de la Universidad Obrera de México, de 1994 a 2009, el poder adquisitivo del salario disminuyó alrededor de 65.3 %, mientras que el salario mínimo general recibió en aumentos sólo el 12.6 %; los precios de los comestibles llegaron a incrementarse hasta el 339.4 %. Al deterioro de los salarios se sumaron las formas precarias de contratación; según datos del INEGI, al cierre de 2008, los ocupados que no tuvieron acceso a la seguridad social ascendieron a 27 millones, y en lo que va de los últimos tres años de gobierno calderonista se suman 10 millones de desempleados. Según diversos organismos nacionales e internacionales, en México sobreviven 51 millones de pobres; 35 millones en extrema pobreza y 15 millones en estado de indigencia, mientras la riqueza del país se encuentra concentrada en menos de 100 familias que tienen la fuerza necesaria para imponer el modelo político y económico a la nación.
El informe político al Comité Central abordó también, entre otros importantes aspectos, el de la reforma política que impulsa la derecha, y la caracterizó como excluyente y antidemocrática, cuya única finalidad es perpetuarse en el poder. Un amplio tema que esperamos seguir abordando en próximas colaboraciones.
Los diversos resolutivos adoptados por el Pleno fueron producto de prolongados debates ideológicos que desembocaron en votaciones unánimes, primero en las comisiones respectivas y después en la Plenaria. Se resolvió en torno al informe político rendido por la Dirección Nacional; por las acciones de solidaridad de la trinchera lombardista con el pueblo haitiano ante la tragedia provocada por el reciente sismo, y con el pueblo hondureño, dado el golpe de Estado sufrido en octubre del año pasado; igualmente, de solidaridad total con los trabajadores y jubilados del Sindicato Mexicano de Electricistas y la liquidación de su fuente de trabajo; lo mismo ante los actos despiadados de la derecha en el poder contra el pueblo trabajador, entre otros.
La característica de este alto órgano de dirección partidaria como lo es el Comité Central, resulta ser el trabajo intenso de sus miembros para trazar la hoja de ruta que habrá de guiar a nuestra trinchera en medio de las tempestades que afronta nuestro pueblo. La mística revolucionaria hasta el sacrificio, la capacidad teórica y la firmeza de nuestro comandante en jefe, el licenciado Manuel Fernández Flores (líder también de la Alianza Nacional de Trabajadores -ANT-, y exlíder del SME), el capitán de tormentas que lleva en sus hombros la responsabilidad de conducir la nave en esta época convulsa, es lo que garantiza la supervivencia de esta trinchera, aún sin puestos públicos ni recursos financieros de ninguna especie, sin registro del IFE, sólo amparados en el registro que nos da la historia.
De la tradicional cena anual, hay que decir que fue un evento político, cultural y recreativo, que ha medida que pasan los años se desarrolla y fortalece. Es el convivio que reúne a los lombardistas de toda la geografía nacional en un ambiente de franca camaradería, compartida con la asistencia de invitados especiales del campo democrático en el país y el extranjero. Centenares de camaradas provenientes de todas las regiones tuvimos la oportunidad de estrechar nuestros lazos de compañerismo, en un ambiente cobijado por diversas interpretaciones artísticas.
La realización de estos eventos dan constancia del trabajo político de la trinchera lombardista, una de las partes sanas de la izquierda revolucionaria, que no prevarica con los principios ni hace alianzas vergonzantes con la derecha, tradicional enemiga del pueblo y sus genuinas aspiraciones. Una organización política integrada por trabajadores manuales e intelectuales, por obreros y jornaleros del campo, que siguen luchando sin tregua por un México justo, libre de explotados y explotadores, y con una fe inquebrantable en el porvenir.