viernes, 17 de diciembre de 2010

ULTIMA COLABORACION DEL AÑO 2010
Estimados compañeros y amigos de este espacio, estamos por concluir el presente año y creo justo y necesario que los deje descansar de mi presencia en estas páginas por lo menos durante el puente vacacional; prometo regresar a tomar mis posiciones durante el transcurso del mes de enero de 2011, por supuesto, si lo permite el señor director de nuestro periódico.
Durante estos años que he colaborado en este medio escrito he procurado publicar mi dirección electrónica para que todo aquel ciudadano que lea los artículos pueda hacer uso de su derecho de réplica cuando así lo considere conveniente; siempre he considerado que la información debe ser de ida y vuelta, nunca debe considerarse a los lectores como sujetos indefensos ante lo que se escribe en los medios. Mediante el mecanismo de la dirección electrónica me escriben lo mismo compañeros de lucha y muy estimados camaradas que me nutren de información de primera mano, que adversarios ideológicos que están en su derecho de defender sus ideas. A los primeros les agradezco su solidaridad y cercanía ideológica en la batalla que compartimos, y a los segundos, les reconozco el tiempo que le dedican a leer estas líneas y el hacer uso de su derecho de réplica. Recibo la crítica como una manifestación de respeto a mis adversarios, dentro del marco de la diversidad ideológica y la batalla contemporánea de las ideas.
Se me critica muy a menudo que no soy imparcial, eso es cierto, nunca he procurado serlo porque no es mi objetivo de vida, este aprendiz de columnista es absolutamente parcial y clasista, porque procuro enjuiciar la realidad objetiva desde el punto de vista de la clase trabajadora a la que pertenezco y la filosofía revolucionaria del proletariado, por esa razón no cambio de opinión ni de bando, tampoco se escribir por encargo. Mi único compromiso es con la fidelidad a los principios, a una bandera y a una causa, con quien he contraído las obligaciones morales y políticas irrenunciables de defender en las líneas que escribo.
Estoy muy agradecido con el espacio que se me brinda en este periódico de OEM, Tribuna de San Luis, que dignamente dirige el joven pero de larga trayectoria periodística, Miguel Ángel Moreno Lago, del que me honro en contar con su amistad, porque además de las naturales críticas que recibo también me han permitido entrar en contacto con camaradas de lucha y correligionarios muy queridos. Recuerdo que un buen día por la mañana recibí una llamada telefónica, el que me hablaba era el hasta entonces desconocido para mí, Don Francisco Arriaga Ruiz, un locutor de larga trayectoria hoy jubilado, quien me comentó: ´´fíjese usted que yo me precio de tener un hermano que fue discípulo del maestro Vicente Lombardo Toledano y diputado federal por el Partido Popular Socialista en la legislatura de 1991-1994, mi hermano se llama Rigoberto Arriaga Ruiz, él vive en Culiacán, Sinaloa; por esa razón me identifico plenamente con lo que usted escribe y me daría mucho gusto el poder saludarlo personalmente´´. Naturalmente acepté y acudí a su casa invitado a tomar un café, desde esa fecha hasta hoy sigo cultivando una sincera amistad con él y su apreciable familia, desde aquí le mando un fraternal saludo.
Sin duda muchos temas quedaron pendientes de tratar en este espacio, tal vez algunos de ellos puedan ser tratados en el próximo año, por ahora permítanme hacer las últimas reflexiones del año que está por concluir. Un negro panorama para el pueblo ensombrece los días de jolgorio. El más reciente estudio de la facultad de Economía de la UNAM advierte que, en cuatro años de Gobierno calderonista se ha registrado la peor caída histórica del salario mínimo, la cual está por rebasar el 60 por ciento, un hecho que no se ve desde los años 40 del siglo pasado. Sobre lo mismo, la CNC afirma que la situación es mucho más grave en el sector rural donde el 37 por ciento de los 33.8 millones que lo habitan no recibe ningún ingreso, lo que comprende a 12.5 millones de personas, en tanto que el 25 por ciento recibe sólo un salario mínimo, representando casi 8 millones 450 mil habitantes.
Con este panorama es imposible ser feliz, no se puede llevar un bocado al estómago y disfrutarlo plenamente sabiendo del hambre y la miseria que azota a millones de compatriotas, siendo verdaderamente solidario con las causas del pueblo no se puede ser feliz en medio de tanta desgracia y desolación en que viven las masas irredentas, sólo los que viven en el individualismo egoísta que patrocina esta sociedad caduca podrán decir que viven felices.
Más que tiempo de jolgorios es tiempo de reflexiones. Los millones de mexicanos que no tendrán algo digno para llevar a su mesa durante estas celebraciones, los que andan con los pies descalzos y en harapos, los que viven en jacales de cartón, la indigencia que hace de la calle su residencia, los que duermen en la banqueta cobijados con periódicos, todos estos mexicanos pisoteados por la insultante opulencia de una clase social indiferente al dolor y la desgracia del prójimo tienen la obligación moral de levantarse, de erguirse, de ponerse de pie y luchar por transformar su amarga realidad. Y los militantes del sector progresista que ya están en su trinchera dando la batalla, los días de fin de año son propicios no para descansar sino para renovar el aliento y la fortaleza de las convicciones, tiempo de organizar el programa de lucha para el próximo año, la batalla por construir un país donde todos sus habitantes alcancen los beneficios de la civilización es inaplazable. Hasta el año próximo.

viernes, 10 de diciembre de 2010

ES TIEMPO DE RECIBIR NUESTRO AGUINALDO


En esta ocasión hablemos en específico de uno de los derechos laborales. Todos los compañeros trabajadores están ahora en el tiempo fijado por
la Ley Federal del Trabajo, de recibir sus aguinaldos correspondientes a las
labores desempeñadas durante el año que termina. Esta es una época especial
porque cada trabajador espera con ansia ésta temporada para cobrar el
aguinaldo y mermar en alguna forma las múltiples carencias y necesidades de
la familia. Todo trabajador debe entender que ésta es una prestación
obligatoria a la que están sujetos los patrones por la legislación laboral,
y de ninguna manera debe tomarse como una recompensa generosa o una dádiva
del patrón.
El aguinaldo, como todas las prestaciones de ley, son exigibles en los
términos de la Ley Federal del Trabajo, y por éso mismo en ningún hogar de
la familia proletaria debe faltar un ejemplar de la ley laboral para acudir
a ella cuantas veces sea necesario; exigir nuestros derechos con la ley en
la mano es también una obligación moral de cada uno de los trabajadores,
pues sin el conocimiento mínimo de éstos resulta imposible defenderse ante
el patrón. Cuando se tiene por lo menos la inquietud de saber cuánto le
corresponde y si no tiene una ley laboral a la mano, le sugiero que acuda a
las procuradurías de la defensa del trabajo, donde se tiene la obligación de
asesorarlo y de tutelar sus derechos de manera gratuita.
En efecto, todo trabajador tiene el derecho de exigir en su beneficio
el cumplimiento del artículo 87 de la citada ley laboral, que a la letra
dice: "los trabajadores tendrán derecho a un aguinaldo anual que deberá
pagarse antes del día veinte de diciembre, equivalente a 15 días de salario,
por lo menos. Los que no hayan cumplido el año de servicios,
independientemente de que se encuentren laborando o no en la fecha de
liquidación del aguinaldo, tendrán derecho a que se les pague la parte
proporcional del mismo, conforme al tiempo que hubieren trabajado,
cualquiera que fuere éste".
Hay muchos patrones voraces en el país que regatean el pago justo de
las prestaciones a los trabajadores; se aprovechan de la desinformación, de
la enajenación y de la falta de conciencia de clase de sus trabajadores
para robarles lo que les pertenece por derecho. En tanto que, una parte
importante de los asalariados que disfrutan de una estabilidad laboral, con
salarios y prestaciones regulares, que año tras año reciben sus aguinaldos y
vacaciones de manera "cómoda" y sin esfuerzo alguno, han perdido la noción
a través del tiempo de lo que significa el disfrute de las garantías
sociales y hasta pueden perderse en la autocomplacencia pensando que tales
conquistas fueron por generación espontánea.
Hoy un obrero puede exigir con la ley en la mano el cumplimiento de sus
derechos de una manera normal, pero no todo el tiempo ha sido así, las
nuevas generaciones de trabajadores tienen que saber que durante las
primeras décadas del siglo XX no fue fácil. Antes de la Revolución Mexicana
no existían los derechos que ahora podemos reclamar como nuestros. No
existía ninguna ley que amparara y tutelara los derechos de la clase
proletaria. Lo que hoy los jóvenes asalariados pueden reclamar con toda
normalidad, son los frutos alcanzados por una generación de mexicanos que
tuvo que batirse en los campos de batalla; una generación de valientes
hombres y mujeres tuvieron que entregar su vida para que hoy las conquistas
laborales sean una exigencia de ley.
Los trabajadores tienen que luchar cada día por esclarecer su
conciencia de clase; es el único patrimonio valioso al que puede aspirar un
proletario para saber el lugar que le corresponde dentro de las relaciones
de la producción económica, y en razón de ello, poder exigir que la distribución de la riqueza que él produce sea cada día más justa.
Los trabajadores debemos luchar diariamente contra toda la propaganda burguesa
enajenante, que se empeña en igualarnos a todos en la norma pero no en la distribución del ingreso. Los proletarios tienen la obligación de luchar
contra esa propaganda enajenante que despoja a los asalariados de su
conciencia histórica con el fin de que olviden el origen de sus conquistas.
En el poco tiempo de que se dispone para descansar, en lugar de sentarse a
ver las telenovelas hay que ponerse a estudiar -por lo menos- la historia de México y la Ley Federal del Trabajo; hay que emplear nuestro tiempo en adquirir el
conocimiento para beneficio de nuestra propia causa. Se trata de no vivir en
la penumbra, hay que saber cuáles son las razones de nuestra precaria
existencia, investiguemos porqué la vida es tan fácil para unos pocos y
tan difícil para la mayoría.
Muchos dirán que de nada nos sirven las garantías que concede la Ley
Federal del Trabajo, si en la práctica no se cumple ni en la letra ni en el
espíritu. Los pesimistas nunca han faltado, pero hay que hacerles saber que
aunque no se cumpla en su totalidad, mantiene todavía su poder de exaltación
para las masas populares y en su articulado sobreviven tesis valiosas que
siguen siendo ideales por los cuales debemos seguir luchando. Esa ley que
nos otorga la garantía de poder cobrar un aguinaldo y otras prestaciones,
mantiene un profundo contenido social que debemos seguir defendiendo contra
sus detractores. Con mayor razón desde que la ideología de los monopolios y
del capital financiero se apropiaron del poder a través del PAN, pues siguen
teniendo el firme propósito de borrar todas las conquistas históricas de la
clase obrera para poner la legislación laboral a la medida de sus intereses.
Así pues, hay que cobrar conciencia al mismo tiempo que se cobra el aguinaldo con toda oportunidad; pero tú, compañero trabajador, ¿qué harías para preservar éstas conquistas que hoy te benefician y cuya existencia se ven amenazadas por la derecha patronal en el poder? Nunca olvides que estás en deuda con la generación que nos precedió.

viernes, 3 de diciembre de 2010

El País que Soñó la Derecha y la Bifurcación del Ejército
La tragedia nacional que vivimos hoy es el país que soñó el PAN. Reunidos en plenaria las clases oligárquicas y reaccionarias en el Auditorio Nacional con su jefe político y militar, Felipe Calderón Hinojosa, para festejar la ´´decena trágica´´ del panismo en su paso por el poder, justo en el año del centenario de la Revolución Mexicana, mandaron un mensaje claro al pueblo: el país de hoy es el que soñaron durante largo tiempo y a diez años de haber tomado las riendas es ya una realidad. Para completar el cuadro, el hermano gemelo que integra la dictadura política, el priismo neoliberal, como aquel clásico ´´el comal le dijo a la olla…´´, ha estado valorando los balances negativos de la gestión panista durante la última decena olvidando que no son diez sino 28 años de involución prianista los que se han cargado sobre las espaldas del pueblo.
´´México no se merece la tragedia de regresar a lo antiguo, a lo autoritario, a lo irresponsable´´ según lo dijo desde el púlpito del Auditorio Nacional el que cobra como presidente, confrontándose no sólo con el PRI al que le debe la silla, sino con todo el pueblo, el que percibe que hoy México es más autoritario, más antidemocrático, y más desigual que ayer. La más reciente encuesta de Mitofsky arroja los siguientes resultados: el porcentaje de mexicanos pesimistas con la economía al cumplirse cuatro años de calderonismo llega a 87 por ciento. Por lo que respecta a la política, más de tres de cada cuatro mexicanos consideran que hoy vivimos una condición peor a la que se tenía hace un año; la seguridad es vista como peor por el 83 por ciento de los mexicanos, y el 59 por ciento de los encuestados piensa que el país va por el rumbo equivocado. De esta medida es la reprobación popular a la gestión gubernamental de la derecha, pero ellos insisten en que van por buen camino, que el de hoy es el país que soñaron construir desde que eran oposición, a saber: el reino de la concentración de la riqueza a favor de las oligarquías y en detrimento de las grandes mayorías, un país más dependiente y menos soberano, entregado a los designios del capital financiero y monopólico; ése es el modelo de país que han soñado con insistencia desde que la generación de conservadores del siglo XIX trajeron a Maximiliano para que gobernara el país.
Lógicamente, la terquedad de estas clases retardatarias ha repercutido negativamente en vastos sectores de la población, llegando incluso al interior de los cuerpos armados del país. Uno de estos resultados es el inevitable divorcio entre las dos corrientes que cohabitan dentro de las instituciones armadas, una escisión que puede devenir en la rebelión del Ejército de origen popular y nacionalista que sobrevive en las jerarquías inferiores de la tropa, contra la cúpula castrense subordinada a su comandante en jefe, Felipe Calderón, el que impuso a la milicia el carácter de Ejército de élite, defensor de la oligarquía y el Estado reaccionario, garante de la institucionalización de la pobreza y represor del pueblo en todas sus modalidades y manifestaciones sociales.
Hay una teoría que corre de boca en boca, entre especialistas en la materia y en la prensa alternativa e independiente que recorre las redes de internet, sobre la inminente intervención militar yanqui en nuestro país, un hecho que de concretarse plenamente agraviaría al pueblo tan hondo como sus cimientos históricos. El pretexto de hoy para la intervención militar en nuestro suelo es la guerra fallida de Calderón contra el crimen organizado, y ante ello, las fuerzas castrenses se están viendo obligadas a tomar posiciones de acuerdo a sus propias convicciones, alejándose de los principios de la lealtad tradicional a su comandante supremo.
A continuación, quiero compartir con ustedes, amables lectores, una síntesis de un documento redactado por especialistas en la materia, que han recogido el sentir de distinguidos miembros del Ejército respecto a una inminente intervención militar yanqui en nuestro país, el comunicado dice:
Lunes 22 de noviembre de 2010
Focos rojos en Sedena ante posible intervención de EU. Militares en activo, generales y coroneles –que ocupan cargos operativos en el Ejército Mexicano– manifiestan su preocupación ante la posible intervención militar de Estados Unidos en México. Se muestran frustrados por la política de Felipe Calderón, obsequiosa ante los duros del Pentágono, y advierten que se construye el “escenario” para el ingreso de tropas estadunidenses a territorio nacional. Señalan que una parte del caos y la violencia en ciudades mexicanas es inducida desde el exterior con la anuencia del gobierno federal. Especialistas en seguridad nacional coinciden en que se generan las condiciones que justifiquen una “cooperación más estrecha” en el plano militar entre ambos países
Zósimo Camacho: El pasado 18 de junio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó como “superpotencia” a las bandas del narcotráfico que operan en México. El hecho apenas mereció unas líneas en páginas interiores de algunos medios impresos. Pero militares de la Segunda Sección del Ejército Mexicano (encargada de las labores de inteligencia) terminaron por desesperarse: observan como inminente la llegada de tropas estadunidenses al país, una demanda de los sectores castrenses más duros de la Defensa Nacional de Estados Unidos.
“Institucionales”, acostumbrados a callar sus diferencias con los civiles y renuentes a comentar las discrepancias al interior de las Fuerzas Armadas, esta vez los militares prefieren hablar. Señalan que parte de la violencia que se ha desatado en las últimas semanas podría ser “inducida”. Y acusan al gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa de preparar el “escenario” para una intervención estadunidense abierta.
Aseguran contar con información de que los atentados con carros bomba (uno realizado en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 16 de julio, y dos más en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el 26 de agosto de 2010) pudieron no ser obra de las bandas de narcotraficantes. Incluso, es probable que no hayan sido realizados por mexicanos.
“No es el modus operandi de los cárteles ni de los grupos armados con reivindicaciones políticas”, dice uno de los divisionarios que solicita mantener bajo reserva su identidad. Agrega que en círculos castrenses existe inquietud ante la desestabilización del país y las acciones del gobierno federal que, más que contenerla, parecen propiciarla.
Las declaraciones a Contralínea de militares en activo del Ejército son válvulas de escape y señales de lo que ocurre en el ámbito castrense. A decir de Guillermo Garduño –especialista en Fuerzas Armadas e investigador adscrito a la Universidad Autónoma Metropolitana y conferencista en el Colegio de la Defensa Nacional–, los militares están desesperados porque los comanda un grupo de civiles que “ni idea tiene de lo que son las Fuerzas Armadas”. México no ha creado una elite civil que conozca al Ejército Mexicano, a la Marina Armada de México ni a la Fuerza Aérea.
De acuerdo con los generales y coroneles que solicitan no revelar sus nombres, la supuesta “estrategia” para permitir el ingreso de tropas estadunidenses a territorio mexicano con los menores costos sociales contaría con dos vertientes: al interior, donde se buscaría que la propia sociedad mexicana demande más “seguridad” sin importar el origen de la “ayuda”; y al exterior, en el que los países consideren que la intervención sería “humanitaria”, ante bandas criminales que han superado al Estado mexicano.
Las presiones, en ascenso. En el estudio La globalización del delito: evaluación de la amenaza del crimen organizado trasnacional, presentado el pasado 18 de julio, la Oficina de la Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito señala que la “superpotencia” mundial de criminales organizados “ha generado una guerra por territorios y nuevas rutas entre bandas de traficantes, particularmente en México”.
Ya antes, el informe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aprobado para su publicación el 25 de noviembre de 2008 y dado a conocer en enero de 2009, Joint Operating Environment. Challenges and implications for the future Joint Force (JOE) –título cuya traducción sería Contexto de la Operación Conjunta. Desafíos e implicaciones para el futuro de las operaciones de las Fuerzas Conjuntas– advirtió que el Estado mexicano podría ser incapaz de mantener la estabilidad en los próximos años. Y colocó al país como un Estado fallido con características similares a Afganistán. En el mismo documento, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos “recuerda” que “un México inestable podría representar un problema de seguridad de enormes proporciones” para ese país.
Las presiones estadunidenses fueron subiendo de tono y de número. El 10 de marzo de 2009, el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis Blair, señaló que México no controlaba todo su territorio. Para julio de ese mismo año, el informe La narcoinsurgencia de México y la política antidrogas de Estados Unidos –del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército, dependiente del Pentágono– planteó que México vivía “una transición del gansterismo tradicional de asesinos a sueldo a terrorismo paramilitar con tácticas de guerrilla”. Además, el 17 de ese mes Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, declaró que el Ejército Mexicano había fracasado en su lucha contra el narcotráfico en la fronteriza Ciudad Juárez.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad de este 2010, el discurso de las autoridades estadunidenses y de la ONU ha sido cada vez más contundente: México es incapaz de controlar a las bandas del narcotráfico y su ineficiencia es una amenaza a la seguridad de varias regiones del mundo, incluyendo Estados Unidos.
“Todo se va acomodando”. El embajador Henry A Crumpton, exoficial de operaciones clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia y excoordinador de la lucha contra el terrorismo en el Departamento de Estado, aseguró que México vive una “narcoinsurgencia”. A principios de septiembre pasado, en una entrevista con Wall Street Journal, Crumpton reconoció que ese concepto es “particularmente incendiario” para los mexicanos por su temor histórico a que el ejército de Estados Unidos se ponga al frente de la lucha antinarcóticos.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, retomó el concepto vertido por Crumpton y, el 8 de septiembre, agregó que México “se está pareciendo más a como se veía Colombia hace 20 años”. En esa misma declaración, defendió el Plan Colombia, del que, aseguró, sí dio resultados en la lucha contra el narcotráfico.
“Todo se va acomodando”, dice a Contralínea un general que solicita mantener bajo reserva su nombre. Llamar “superpotencia” al narcotráfico es considerar que las Fuerzas Armadas de México no son suficientes para combatir a una “amenaza mundial”. El “peligro” de una intervención es real, agrega.
En efecto, oficiales estadunidenses consultados por Wall Street Journal explicaron que “el gobierno mexicano parece estar cada vez más abierto a una mayor cooperación, debido a que la situación de seguridad está empeorando”. En declaraciones publicadas el mismo 10 de septiembre, el embajador mexicano en Washington, Arturo Sarukhán, dijo: “Hemos alentado a Estados Unidos a mejorar y profundizar la cooperación con México”.
A los agentes de la Oficina Binacional de Inteligencia –establecida en agosto pasado y anunciada en marzo de este año, luego de las reuniones de “alto nivel” celebradas en México entre la plana mayor de seguridad nacional de Estados Unidos y sus pares mexicanos– se suman los “Cuerpos de Paz”.
La intervención blanda. Especialistas consideran que, como nunca desde la Revolución Mexicana, el país se encuentra al borde de una intervención militar estadunidense. Coinciden en que mientras más desestabilizado se encuentre el país, mayores serán las posibilidades de que marines “colaboren” en territorio mexicano. “Ése [el de la intervención] es el tema en los círculos de la inteligencia en México”, señala Abelardo Rodríguez Sumano, investigador del Centro de Estudios sobre América del Norte de la Universidad de Guadalajara. El especialista en temas de seguridad nacional de México y Estados Unidos señala que la intervención estadunidense tendría como origen el “vacío” -con todo propósito- que han dejado las autoridades mexicanas.
“No hay un consenso en el sistema de seguridad nacional en cuanto a la relación con Estados Unidos. Estamos desarticulados en el aspecto de la ‘colaboración’. Hay sectores, como el de la Marina [Armada de México], que la quieren. Y otros, como el del Ejército [Mexicano], que se resisten. Y mientras no haya acuerdo y se generen estos vacíos estratégicos, los estadunidenses los van a ocupar. Ellos sí tienen claro qué quieren respecto de nosotros.” Para el doctor Guillermo Garduño Valero, la intervención no es un hecho del futuro inmediato: “Ya está ocurriendo”. Agrega que los propios estadunidenses consideran que no son necesarias en este momento las tropas de ellos en el país.
“Se trata de una guerra de ellos; pero que la libran, como la mayoría de ellas, a lo largo de su historia, fuera de su territorio. Ellos ya están aquí. Ya intervienen, pero los que ponen las vidas son los mexicanos”, asegura. Al final, concede: “Cuando las instituciones mexicanas se agoten, entonces sí tendrán que responder ellos directamente… Y va a ocurrir”.
Para Jorge Luis Sierra, especialista en seguridad nacional y Fuerzas Armadas, la preocupación de los sectores militares mexicanos ante una posible intervención estadunidense no es nueva. El egresado del Centro de Estudios de la Defensa Nacional, de la Universidad de la Defensa Nacional en Washington, explica que después del ataque a las torres gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, la inteligencia militar mexicana advirtió que Estados Unidos querría instalar bases militares en México. La advertencia habría quedado plasmada en un documento elaborado en 2003: la minuta de la reunión de las dos generaciones de maestría en seguridad nacional que las Fuerzas Armadas mexicanas imparten. Se trataría de la elite castrense egresada del Colegio de la Defensa Nacional (a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional) y la del Centro de Estudios Superiores Navales (a cargo de la Secretaría de Marina).
Abelardo Rodríguez señala que incluso para el sector militar más duro de Estados Unidos, el Departamento de Defensa, los marines debieron desplegarse en México desde hace meses. “Pero históricamente está visto que una vez que Estados Unidos se instala en algún país, es muy difícil que salga”, advierte´´. Hasta aquí la breve síntesis del documento recibido en mi correo, como dije ya, no es invento del que esto escribe, fue producido por especialistas mexicanos en seguridad nacional. En el mismo se advierte de la inminente entrada de los ´´marines´´ yanquis a nuestro país para salvarnos del crimen organizado. Esos son los logros soñados de la derecha, quieren recorrer nuestra frontera del Río Bravo hasta el Río Suchiate, para gozar de la protección del imperio. El pueblo de México, más pronto que tarde sabrá cobrarse esa villanía.