viernes, 10 de diciembre de 2010

ES TIEMPO DE RECIBIR NUESTRO AGUINALDO


En esta ocasión hablemos en específico de uno de los derechos laborales. Todos los compañeros trabajadores están ahora en el tiempo fijado por
la Ley Federal del Trabajo, de recibir sus aguinaldos correspondientes a las
labores desempeñadas durante el año que termina. Esta es una época especial
porque cada trabajador espera con ansia ésta temporada para cobrar el
aguinaldo y mermar en alguna forma las múltiples carencias y necesidades de
la familia. Todo trabajador debe entender que ésta es una prestación
obligatoria a la que están sujetos los patrones por la legislación laboral,
y de ninguna manera debe tomarse como una recompensa generosa o una dádiva
del patrón.
El aguinaldo, como todas las prestaciones de ley, son exigibles en los
términos de la Ley Federal del Trabajo, y por éso mismo en ningún hogar de
la familia proletaria debe faltar un ejemplar de la ley laboral para acudir
a ella cuantas veces sea necesario; exigir nuestros derechos con la ley en
la mano es también una obligación moral de cada uno de los trabajadores,
pues sin el conocimiento mínimo de éstos resulta imposible defenderse ante
el patrón. Cuando se tiene por lo menos la inquietud de saber cuánto le
corresponde y si no tiene una ley laboral a la mano, le sugiero que acuda a
las procuradurías de la defensa del trabajo, donde se tiene la obligación de
asesorarlo y de tutelar sus derechos de manera gratuita.
En efecto, todo trabajador tiene el derecho de exigir en su beneficio
el cumplimiento del artículo 87 de la citada ley laboral, que a la letra
dice: "los trabajadores tendrán derecho a un aguinaldo anual que deberá
pagarse antes del día veinte de diciembre, equivalente a 15 días de salario,
por lo menos. Los que no hayan cumplido el año de servicios,
independientemente de que se encuentren laborando o no en la fecha de
liquidación del aguinaldo, tendrán derecho a que se les pague la parte
proporcional del mismo, conforme al tiempo que hubieren trabajado,
cualquiera que fuere éste".
Hay muchos patrones voraces en el país que regatean el pago justo de
las prestaciones a los trabajadores; se aprovechan de la desinformación, de
la enajenación y de la falta de conciencia de clase de sus trabajadores
para robarles lo que les pertenece por derecho. En tanto que, una parte
importante de los asalariados que disfrutan de una estabilidad laboral, con
salarios y prestaciones regulares, que año tras año reciben sus aguinaldos y
vacaciones de manera "cómoda" y sin esfuerzo alguno, han perdido la noción
a través del tiempo de lo que significa el disfrute de las garantías
sociales y hasta pueden perderse en la autocomplacencia pensando que tales
conquistas fueron por generación espontánea.
Hoy un obrero puede exigir con la ley en la mano el cumplimiento de sus
derechos de una manera normal, pero no todo el tiempo ha sido así, las
nuevas generaciones de trabajadores tienen que saber que durante las
primeras décadas del siglo XX no fue fácil. Antes de la Revolución Mexicana
no existían los derechos que ahora podemos reclamar como nuestros. No
existía ninguna ley que amparara y tutelara los derechos de la clase
proletaria. Lo que hoy los jóvenes asalariados pueden reclamar con toda
normalidad, son los frutos alcanzados por una generación de mexicanos que
tuvo que batirse en los campos de batalla; una generación de valientes
hombres y mujeres tuvieron que entregar su vida para que hoy las conquistas
laborales sean una exigencia de ley.
Los trabajadores tienen que luchar cada día por esclarecer su
conciencia de clase; es el único patrimonio valioso al que puede aspirar un
proletario para saber el lugar que le corresponde dentro de las relaciones
de la producción económica, y en razón de ello, poder exigir que la distribución de la riqueza que él produce sea cada día más justa.
Los trabajadores debemos luchar diariamente contra toda la propaganda burguesa
enajenante, que se empeña en igualarnos a todos en la norma pero no en la distribución del ingreso. Los proletarios tienen la obligación de luchar
contra esa propaganda enajenante que despoja a los asalariados de su
conciencia histórica con el fin de que olviden el origen de sus conquistas.
En el poco tiempo de que se dispone para descansar, en lugar de sentarse a
ver las telenovelas hay que ponerse a estudiar -por lo menos- la historia de México y la Ley Federal del Trabajo; hay que emplear nuestro tiempo en adquirir el
conocimiento para beneficio de nuestra propia causa. Se trata de no vivir en
la penumbra, hay que saber cuáles son las razones de nuestra precaria
existencia, investiguemos porqué la vida es tan fácil para unos pocos y
tan difícil para la mayoría.
Muchos dirán que de nada nos sirven las garantías que concede la Ley
Federal del Trabajo, si en la práctica no se cumple ni en la letra ni en el
espíritu. Los pesimistas nunca han faltado, pero hay que hacerles saber que
aunque no se cumpla en su totalidad, mantiene todavía su poder de exaltación
para las masas populares y en su articulado sobreviven tesis valiosas que
siguen siendo ideales por los cuales debemos seguir luchando. Esa ley que
nos otorga la garantía de poder cobrar un aguinaldo y otras prestaciones,
mantiene un profundo contenido social que debemos seguir defendiendo contra
sus detractores. Con mayor razón desde que la ideología de los monopolios y
del capital financiero se apropiaron del poder a través del PAN, pues siguen
teniendo el firme propósito de borrar todas las conquistas históricas de la
clase obrera para poner la legislación laboral a la medida de sus intereses.
Así pues, hay que cobrar conciencia al mismo tiempo que se cobra el aguinaldo con toda oportunidad; pero tú, compañero trabajador, ¿qué harías para preservar éstas conquistas que hoy te benefician y cuya existencia se ven amenazadas por la derecha patronal en el poder? Nunca olvides que estás en deuda con la generación que nos precedió.

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