sábado, 31 de octubre de 2009

NOVIEMBRE, EL MES DE LA REVOLUCION MEXICANA
LA DIVISION DEL NORTE NO HA DESENSILLADO

Estamos a pocos días de celebrar el XCIX Aniversario de la Revolución Mexicana, el movimiento social, político y económico más importante del siglo pasado. Una tradicional celebración arraigada en lo más profundo de la conciencia popular que sobrevive, aun contra los deseos de quienes quisieran haberla borrado de la historia por decreto. La conmemoración ocurrirá, como sucede desde que gobierna la derecha, en un marco histórico adverso, porque los enemigos de la Revolución Mexicana están en el poder, y el sector revolucionario del país está hoy en oposición al régimen de las fuerzas retardatarias que nos gobierna. Aun en esa difícil circunstancia, sabemos que la flama revolucionaria no se extinguirá y continuará alumbrando el camino a los combatientes de hoy y a las nuevas generaciones en su lucha por el porvenir.
Por esa razón, considero importante recordar y compartir con usted, que me hace el honor de leer estas líneas, una breve síntesis -por cuestión de espacio- que realicé con mucho esfuerzo, tratando de no alterar el sentido original, de una pieza oratoria del diputado Vicente Lombardo Toledano, pronunciada el 8 de noviembre de 1966, con el propósito de apoyar el Proyecto de Acuerdo para inscribir con letras de oro, en los muros del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, el nombre del general Francisco Villa.

Decía el maestro Lombardo: "Hay dos maneras de examinar la historia de un pueblo. Una consistente en usar el método que podríamos llamar anecdótico, y la otra, empleando el método del análisis crítico de los hechos dentro del cuadro del desarrollo de las fuerzas que presiden la evolución de un pueblo y de un país. Hemos escuchado ya varios discursos llenos de anécdotas. Yo usaré otro método: el de examinar, críticamente; es decir, objetivamente; es decir, científicamente; es decir, técnicamente (aplausos), la figura de Francisco Villa dentro del momento en que aparece y se presenta en el panorama de México. Pero, como Villa no puede ser juzgado sin examinar la fuente de la cual apareció, es indispensable, ante todo, decir unas palabras respecto de los motivos que produjeron la Revolución Mexicana. Sin eso, sin recordar las causas del movimiento de 1910 no se podría llegar a conclusiones válidas. ¿Qué ocurría en 1910 en nuestro país?
Se habían ido acumulando, como acontece con el discurrir histórico, una serie de fuerzas sociales que, cada una, desde su ángulo propio, trataban de cambiar la situación de México, la estructura económica, las relaciones humanas, la vida política y el pensamiento de los hombres. Una revolución se produce sólo cuando los antagonismos de las clases y sectores sociales antagónicos no se pueden resolver por la vía pacífica, y cuando a la clase social que se halla en el poder la reemplaza otra clase social más progresista. Mientras esos dos hechos no acontecen puede haber grandes conmociones políticas, pero no revoluciones.
La segunda mitad del siglo XVIII había trabado de una manera imposible de resolver o de evitar por la vía pacífica, el desarrollo progresivo de México. Crecía la población, empezaban a aparecer las nuevas fuerzas productivas; pero no había, en la mayor parte de la población activa ningún poder de compra; no se podía formar el mercado interno nacional; no podían desarrollarse, con libertad y amplitud, las industrias; no podían, tampoco, las grandes masas rurales incorporarse por su voluntad y conscientemente en la obra de construir un país nuevo. Por esta causa, el obstáculo que unió a las clases y sectores sociales en una pelea que terminó siendo colectiva, vieron en la concentración de la tierra, en el latifundismo, el obstáculo que era indispensable destruir, si se quería abrir la puerta al desarrollo material de México, al desarrollo político y al desarrollo cultural.
Más adelante en su discurso, el maestro Lombardo señalaba que: "...Todos han dicho o recordado una verdad elemental: sin la División del Norte la Revolución no hubiera cambiado su cauce (aplausos); pero, sin la División del Norte, más sangre hubiera derramado nuestro pueblo que la que vertió; sin la División del Norte la Revolución se habría retrasado o se habría prolongado de manera trágica.
Francisco Villa era como una fuerza de la naturaleza: vigoroso, implacable, duro, inconciliable con la traición y sanguinario; si las revoluciones no se han hecho nunca con flores, jamás (aplausos prolongados). Y el jardín nuestro estaba yermo hacía muchos siglos. Nuestra tierra había perdido ya su capa fundamental, que era la libertad humana. Para que volviera a florecer, era indispensable regarla. Y como dice Balzac: de todas las semillas que se depositan en el surco de la tierra, las que mejores frutos dan son siempre las semillas que representan la sangre humana.
Eso era Villa, un huracán humano. Pero no hay ningún hombre que se lance a una lucha de esa magnitud sin que lo empujen factores, que son más importantes que todos los factores materiales; los factores de adentro, los sentimientos y las ideas, aún cuando estas se expresen de una manera incompleta o superficial. Un hombre, que frente a la traición era capaz de matar sin juicio previo, porque le bastaba el hecho comprobado de la traición, y que a muchos les parecía un crimen inaudito, era capaz de derramar sus lágrimas frente a la tumba de Madero o ante otros muchos acontecimientos (aplausos). Un Hombre que llora cuando es hombre no puede ser catalogado como un bandido ni como una fiera (aplausos prolongados). Pero se forjó la leyenda de Pancho Villa dentro y fuera. ¿Quienes hicieron esa leyenda de Pancho Villa el bandido? Las fuerzas sociales trituradas por la División del Norte: los latifundistas, sus aliados, el clero político, las capas sociales de intelectuales al servicio de la dictadura de Porfirio Díaz y, a la postre, los yanquis.
Más adelante, en su larga intervención señalaba: "...estamos, pues, juzgando una figura extraordinaria. Yo no soy afecto a los elogios hiperbólicos porque se convierten no en elogios, sino en juicios palaciegos infecundos y ruines. Pero si, la figura de Villa es de las grandes figuras de la historia de México. No diría: el guerrillero más grande que ha surgido en este país, porque hubo otro antes que se llamó, casi es inútil decirlo, José María Morelos (aplausos), y porque en la Reforma también surgieron guerrilleros geniales.
“...Esta tabla de héroes estaba incompleta. El movimiento revolucionario de México tenía una gran deuda con Francisco Villa, y nuestro pueblo también. Hoy se paga, en parte, esa deuda; no totalmente, porque la única manera de pagar totalmente una deuda, si se quiere y se reconoce que existe tal, es no formular loas a los personajes, sino cumplir su mandato histórico (aplausos prolongados). Al colocar el nombre de Francisco Villa se paga esa deuda en parte; pero también se adquiere una responsabilidad. Que los ánimos se serenen. Contra Carranza se podrían decir mil cosas, como las que vino a decir aquí el señor diputado Páez contra Villa. Contra Zapata, lo mismo; pero eso sería empequeñecer no a Villa ni a Zapata ni a Carranza. Sería empequeñecer al pueblo mexicano, en su conjunto. Este pueblo, que no ha cesado de luchar en ningún tiempo; que cuando permaneció, por impotencia circunstancial, callado, seguía acumulando hambre, odio y esperanzas.
"Por eso hemos dicho que la Revolución de 1910 es el tercer tiempo de una sola Revolución: la de Independencia, de la Reforma y la Revolución antifeudal (aplausos) y agrarista de comienzos de este siglo. Porque la Revolución, señoras y señores diputados, fue, es, y si ha de ser Revolución en el futuro, tendrá que seguir siendo un movimiento parcial; si, unilateral. La Revolución no se hizo para contentar a todos los mexicanos, sino para descontentar a algunos y para contentar a los más (aplausos). Y mientras no contentemos a las mayorías habrá movimiento revolucionario. El día que todos los mexicanos aplaudiéramos a la Revolución sin excepción, deberíamos, en lugar de aplaudirla, convocar a una misa de difuntos.
“Y hoy volvemos a decir que la Revolución Mexicana no está para contentar a la iniciativa privada, sino para contentar a las masas rurales hambrientas de México (aplausos, gritos), a la clase trabajadora y a la clase media (continúan los aplausos). Que la Revolución sigue siendo un movimiento popular unilateral, unilateral. Algunos la quieren enterrar, convirtiéndola en un movimiento de armonía. Eso no es posible. Otros la quieren enterrar, diciendo que ya pasó, y que hay que comenzar de nuevo, que hay que levantarse en armas en el acto, ahora mismo, en este país, a semejanza de lo que ocurre por ahí en el sur, en Guatemala, y que es necesario dar por muerta la Revolución y comenzar otra vez, haciendo caso omiso del pasado.
“Nosotros no compartimos esa opinión. Decimos que en cada pueblo se construye la vía propia para ir adelante; que respetamos las experiencias ajenas; que debemos ayudar, con todo a nuestro alcance, con todo lo posible, a los movimientos de emancipación, a los movimientos revolucionarios donde quiera que se provoquen; pero el camino de México está trazado. No podemos declarar cancelada la Revolución Mexicana, ni concluida. Nosotros no consideramos liquidada la Revolución y por eso aceptamos que el nombre de Francisco Villa viene a ocupar por derecho propio un sitio en este recinto (aplausos). Los que se opongan a ello, por espíritu pequeño de fracción, o por espíritu reaccionario encubierto de hipocresía y de fórmulas insustanciales, que sepan que la División del Norte no ha desensillado. (Aplausos prolongados) ". Aquí termina la breve síntesis del discurso del maestro Vicente Lombardo Toledano, en la Cámara de Diputados, el martes 8 de noviembre de 1966
El estallido social de 1910 fue, como toda revolución, un movimiento unilateral. Nunca esperemos que las clases explotadoras honren la memoria de este gran acontecimiento histórico que pertenece a las clases laboriosas del país, por el contrario, su objetivo siempre ha sido el borrarlo de la conciencia colectiva. Nunca lo lograrán, porque la flama de la revolución es inextinguible y seguirá alumbrando las luchas libertarias y emancipadoras de las presentes y futuras generaciones.

sábado, 24 de octubre de 2009

LA DICTADURA EMPRESARIAL
VERDADERA CULPABLE DE LA QUIEBRA DE LyFC

En esta ocasión, con el fin de llevar a los lectores de este espacio una información que les ayude a esclarecer los verdaderos motivos de la ilegal liquidación de LyFC, me sirvo traer a ustedes el editorial del periódico VOZ OBRERA, del Partido Popular Socialista (sin registro); y la entrevista publicada el 15 de octubre por el periódico la Jornada, realizada al compañero Manuel Fernández Flores, actual dirigente nacional de la trinchera en que milita este servidor, mismo camarada que desempeño el papel de máximo dirigente del SME durante los periodos de 1979-1983, actualmente jubilado de esa paraestatal propiedad de la nación.

El editorial afirma lo siguiente: “El gobierno federal ha dejado en claro su pretensión de destruir el sindicalismo revolucionario verdaderamente comprometido con la clase obrera. La derecha no ha vacilado en emplear los mecanismos de represión que las dictaduras de corte neofascista han utilizado para contener y acallar la protesta social. Ha recurrido al uso de verdades a medias y descaradas mentiras, apoyándose en costosas campañas mediáticas en los medios masivos de comunicación –prensa escrita y televisión- para distorsionar y desinformar a la opinión pública, crear un ambiente propicio para deslizar la privatización de la industria ligada al sector energético y cumplir los compromisos que el representante de la oligarquía en el poder, Felipe Calderón, le hizo a los barones del dinero, quienes entusiasmados con el fraude perpetrado contra AMLO, se reunieron convocados expresamente por una de las filiales de la revista Forbes para empezar a construir el México que anhelaban en un exclusivo hotel de Reforma.

HISTORIA MÍNIMA DE UN DESPOJO. La Constitución de la republica mandata que las empresas paraestatales que suministren la energía eléctrica a todo el país lo deben de hacer a precios bajos aplicando políticas de mínimos costos de operación y de inversión. Desde el gobierno zedillista se abandonó esta obligación y con el objetivo de privatizar la industria la ha encarecido artificialmente utilizando dos vías.

I). La participación privada en las inversiones y explotación del sector eléctrico ha permitido que las corporaciones transnacionales se apropien de la renta eléctrica del país, principalmente a través del desarrollo de infraestructura usando el esquema de los Piridegas, el autoabastecimiento, la exportación de electricidad y el suministro de gas licuado. Con la argumentación falsa de que México no disponía de recursos para la inversión y ante el anuncio catastrofista que hizo Téllez, cuando dirigía CFE, en el sentido de que se presentaría una crisis de desabasto de energía, se permitió la participación del capital privado, lo que llevó a una sobrecapacidad instalada de generación con altos costos de inversión de los productores independientes de energía (PIE), desaprovechando el parque de plantas generadoras que existe en manos del Estado y asegurando ganancias exorbitantes a las trasnacionales extranjeras al entregarles, previamente, la importación, distribución y explotación del gas. Esto ha traído como consecuencia que el 38% de la energía producida en el país se haga a través de los productores independientes (PIE) con altos costos, que al lado de las condiciones en las que realizaron las inversiones privadas en el país: a plazos de 26 años, con 12.5% de interés, mientras que las inversiones financieras las realizaron con créditos bancarios a no mas del 6% con lo que obtienen ganancias adicionales, especulando con las tasas de interés diferenciales entre la banca privada y el Estado mexicano.

Para poder apreciar esto en su total magnitud basta mencionar que los 40 TWh que compran obligatoriamente a los PIE el sistema CFE a un costo de 0.60 $/Kwh, y que entrega a su vez a la Compañía de Luz y Fuerza (CLyF) a 0.90 $/Kwh., dado que se le prohíbe a esta ultima generar su propia energía, provoca un sobreprecio que, anualmente, representa $12 mil millones de pesos de cargo extra, que se evitaría si se hubiese permitido a CLyF generarla.

II): Los gobiernos panistas han encarecido artificialmente los costos, permitiendo una sobreinversión en infraestructura que supera, en el caso de CFE, el 50% de la capacidad de reserva, mientras que LyFC presenta un déficit en la capacidad de generación, provocando crisis permanentes en el sistema de distribución en el centro del país, recordemos que este aporta una tercera parte del producto interno bruto (PIB).
Por otro lado, ante el compromiso que hizo el Estado para comprar la totalidad de la energía generada por los PIE, las corporaciones han medrado con la fijación artificial al alza del precio de gas que utilizan para la generación de energía eléctrica, llegando al absurdo de que Repsol, que controla la importación de gas licuado, haya elevado sus precios hasta 3.6 veces por encima de la propuesta con la que ganó la licitación, costos que al final siempre pagan los consumidores.

¿QUIÉNES SON LOS VERDADEROS CULPABLES? No es de sorprendernos que los principales beneficiarios de la electricidad subsidiada no son las tomas domésticas. En el centro del país el 70% del consumo de electricidad corresponde a 46 mil grandes industriales y prestadores de servicio que pagan en promedio a 0.46 $/Kwh., por debajo del costo con el que se compran a los PIE, mientras que los usuarios domésticos lo pagan a 1.50 $Kwh. Esto sin contar que la mayor parte de la pérdida de energía corresponde realmente a empresas y oficinas públicas que no pagan un solo centavo:

Aquí algunos ejemplos: los municipios del estado de México tienen una deuda histórica que asciende a 3 mil 500 millones de pesos, diversas empresas del sector inmobiliario, como son, Ara, Geo, y Urbi, llevan más de una década sin pagar un solo centavo de luz. Los sectores bancario y comercial que estaban bajo la clasificación de “cuentas especiales”, las cuales además de gozar de tarifas preferenciales no realizaban los pagos correspondientes por el consumo de luz, entre otros, American Exprés, Aurrerá, Comercial Mexicana, el Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, Bimbo, periódicos Reforma y UnomasUno, hoteles en Reforma y Polanco, la Presidencia de la República y todas las dependencias federales, las repetidoras de Telmex y Walmart que tienen toma clandestina y mediciones manipuladas. Además de un gran número de residencias de funcionarios federales que no pagan nada de consumo, todo esto con la complicidad de la gerencia de la empresa, no de los trabajadores, que es lo que pretende hacer creer el gobierno federal y así justificar la inconstitucional liquidación de la CLyF.

No son los trabajadores los responsables del mal estado operativo y financiero que presenta CLyF sino el propio gobierno que acatando los dictados de los organismos financieros internacionales planea entregar al capital financiero los sectores estratégicos del país y, golpeando sistemáticamente a las organizaciones sindicales progresistas, liquidar la Ley Federal del Trabajo y sustituirla con una contrarreforma laboral flexible que permita al gran capital sobreexplotar la fuerza de trabajo sin obstáculo alguno”. Hasta aquí el editorial del periódico VOZ OBRERA.

Aquí comienza la entrevista del periódico La Jornada con el ex dirigente del SME y actual líder del Partido Popular Socialista: “Salinas abrió la puerta para privatizar LFC, asegura Manuel Fernández Flores. Nacionalizar Mexican Light y American and Foreing Power, acto patriótico de López Mateos”.

“A la Compañía de Luz y Fuerza del Centro no se le permitió crecer desde su creación, cuando las antiguas Mexican Light and Power Co y American and Foreing Power Co. fueron nacionalizadas en 1960, asegura Manuel Fernández Flores, uno de los ex secretarios generales del Sindicato Mexicano de Electricistas, jubilado hace 23 años. Pero en tiempos de Miguel de la Madrid se empezaron a observar los primeros intentos de reprivatizar esta empresa pública. La puerta la abrió definitivamente Carlos Salinas de Gortari cuando se aprobó su iniciativa de Ley de prestación de servicio público de energía eléctrica, que permitió a particulares generar electricidad, supuestamente para autoconsumo. Fernández Flores, quien pasó casi toda su vida laborando para Luz y Fuerza y dirigió el SME durante dos periodos, de 1979 a 1983, cuenta cómo él y sus compañeros aportaron su grano de arena para resistir esta tendencia que hoy, finalmente, parece haber ganado la partida, con la extinción de la empresa por decreto presidencial y el despido de todos los trabajadores. Corría 1982 y Fernández estaba al frente del SME. “La táctica de Hugo Cervantes del Río, entonces director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), era quitarnos materia de trabajo.

“Así, un día nos enteramos que la CFE iba a electrificar un fraccionamiento, Jardines de Cerro Gordo, camino a Pachuca. Decidimos adelantarnos y nuestros técnicos armaron un proyecto, muy bien hecho, por cierto. En la madrugada del 20 de noviembre salimos con nuestras cuadrillas y camiones hacia allá. Éramos al menos mil 500 hombres. En un solo día levantamos lo que normalmente tarda tres meses en hacerse. Se tendieron postes, líneas, transformadores; todo a marchas forzadas. A mediodía apareció gente de la comunidad, feliz de ver que se les iba a hacer el milagro de la luz, con ollas de pancita y tortillas. Pardeaba la tarde cuando se subió el switch y todo eso se iluminó. Yo vi a sobrestantes, hombres hechos y derechos, llorar de emoción.

Al día siguiente me citó Cervantes en su oficina de la CFE. Estaba presente Leonardo Rodríguez Alcaine, del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm). Amenazaron con castigar a todos los trabajadores que participaron. Yo asumí toda la responsabilidad. Así defendíamos las zonas que correspondían a nuestra empresa. Operaciones como ésta hubo más, entre otras la de Santa María Chicoloapan y la instalación de alta tensión en Loma Larga”.

Sindicalistas muy patrióticos. Manuel Fernández tenía 18 años, era obrero textil y militaba en el Partido Popular Socialista, muy cercano a Vicente Lombardo Toledano, cuando entró a trabajar a la Mexican Light and Power Co en 1952, como ayudante de mecánico eléctrico en una planta de diesel que había por el rumbo de Tacubaya. Fue despedido y después recontratado en el departamento de personal. Ahí, en el área administrativa, hizo toda su carrera hasta que se jubiló en 1987.

Durante sus primeros años en el SME fue testigo de la filiación priísta de sus líderes, como se acostumbraba en la época. Más tarde fueron construyendo la sana distancia, que se rompió cuando apareció en el horizonte Carlos Salinas de Gortari y el SME tuvo dos líderes que se le inclinaron: Jorge Tapia y Jorge Sánchez, este último expulsado y con un juicio pendiente por malversación de 3 mil millones de pesos. Recuerda con nostalgia 1960, cuando Adolfo López Mateos nacionalizó la Mexican Light y otra empresa canadiense, American and Foreing Power. Fue un acto patriótico, asegura, y para los sindicalizados de esa época, muy nacionalistas, significó “un cambio que sobre todo aumentaba nuestra responsabilidad”.

“Queríamos dar mejor servicio para demostrar que ésa era la vía correcta. Pero una cosa es lo que hacía el SME y otra muy distinta la actitud de los administradores nombrados por el gobierno. Ellos no supieron responder. Hoy nos culpan del retraso de la empresa, pero, ¿quién señala a los gerentes y directores que nunca dieron presupuesto suficiente para operar, que ni siquiera suministraban los materiales indispensables? Esa enorme responsabilidad es la que hoy se está soslayando. Fernández, hoy de 75 años, es testimonio viviente de la forma en que los miembros del SME veneran su contrato colectivo, firmado por primera vez después de la huelga de 1936.

“No concede privilegios, pero sí es un excelente contrato que se construyó con mucha combatividad por parte del sindicato que se fundó en 1914 (el año que entraron las tropas de Zapata y Villa a la ciudad de México). Siempre fue un sindicato patriótico y, aunque ha tenido altas y bajas, la democracia interna existe. Sus líderes son renovados cada dos años y tiene una comisión legislativa en cada departamento, donde se consultan las necesidades de cada área. Esto se traduce en beneficios para los trabajadores: un buen fondo de ahorro; transportes; capacitación; un buen régimen de seguridad e higiene, porque hay áreas que trabajan con mucho riesgo en zonas de alta tensión. Nosotros no tenemos la culpa de que otros sindicatos no luchen y sus agremiados estén en condiciones peores en salario y prestaciones.

La batalla perdida: “La batalla que Luz y Fuerza nunca pudo ganar a lo largo de su historia y que hoy parece haber perdido definitivamente es contra la reprivatización. De manera alevosa, a Luz y Fuerza siempre le negaron participar en la generación eléctrica. La última planta generadora que se le permitió fue la de Lechería, y ésa se construyó en 1958. Después, ni una más. En cambio, a la CFE se le permite todo, incluso concesionar. Hoy casi 40 por ciento de la generación está en manos privadas. Diga lo que diga Felipe Calderón, hoy estamos ante una privatización de hecho. Y lo peor es que nuevamente estamos en manos de empresas extranjeras: Ibedrola, Fenosa, Mitsubishi.

Fernández Flores, como casi todos los jubilados que fueron dirigentes del sindicato, acude diariamente a la sede del SME para ver en qué contribuye a la resistencia. Narra que ayer, cuando iba rumbo a la colonia Tabacalera, encontró a un trabajador electricista caminando sobre Reforma con una cartulina pegada en la espalda que decía, escrito con plumón: “Preferible morir de un balazo que de hambre”. Ésa, comenta, es una actitud de desesperación. Es verdad que nunca pensamos que íbamos a transitar por esta situación, pero esa desesperación es justamente lo que hay que tratar de evitar entre nuestros compañeros”. Aquí termina la entrevista del periódico La jornada con el camarada Manuel Fernández Flores.

Esta es sin lugar a dudas una de las batallas más importantes de nuestro tiempo, a la que tendrán que hacer frente por cuestión de supervivencia las fuerzas progresistas de México; en ella se juega el porvenir del pueblo. La dictadura empresarial hace hasta lo indecible por manipular a la opinión pública y acallar la protesta social, tratando de evadir su responsabilidad en los graves problemas que aquejan al pueblo. En una acción temeraria se pretende ignorar que el llamado “decretazo liquidacionista”, en las circunstancias actuales que vive el pueblo, puede ser la chispa que incendie la conciencia de las clases oprimidas, y con él, se inicie un tránsito irreversible de la protesta social a la resistencia; de la resistencia a la desobediencia; de la desobediencia a la insurrección civil. Los responsables de que el pueblo busque en su desesperación el camino de los cambios súbitos, serán los usurpadores de la voluntad popular que hoy despachan en Palacio Nacional y sus lacayos. Que sobre éllos caigan pues, los anatemas y vituperios encendidos del pueblo.

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sábado, 17 de octubre de 2009

EL MOVIMIENTO OBRERO
BAJO LA EMBESTIDA DE LA DICTADURA

La restauración de la dictadura porfirista a cargo del usurpador Felipe Calderón no aprende las lecciones de la historia. Sin importar las consecuencias sociales que deriven de sus actos, igual que sus ancestros, sigue el mismo patrón de conducta dictatorial y represiva contra el movimiento obrero al que acusan de todos los males. El desarrollo de la conciencia colectiva, en particular del movimiento obrero, no olvida que los acontecimientos ocurridos en Cananea, Sonora, y Río Blanco, Veracruz, fueron los primeros chispazos de la Revolución Mexicana; menos se olvidará ahora que la gestión de la derecha en el poder hace que la clase trabajadora recuerde en carne propia los efectos de la embestida dictatorial.
A la larga cadena de atropellos e injusticias, unida a la criminal política salarial con que se somete inmisericorde a la clase trabajadora, ahora se suma la ilegal liquidación de la paraestatal Luz y Fuerza del centro, cuyo propósito central no es el anunciado ahorro de recursos y la eficientización del servicio a los usuarios, sino el de atacar directamente al sindicato más combativo de México y cabeza visible del sindicalismo revolucionario. Este zarpazo gorilesco, más que una provocación es un ataque frontal a los adversarios políticos, el descabezamiento y la desarticulación de los movimientos sociales opositores en la víspera de la sucesión presidencial.
Este hecho representa un episodio más de la profundización de la lucha de clases en un marco histórico por demás significativo para el pueblo de México, justo en medio de los preparativos para celebrar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana. Si estos ataques se dan en los escenarios previos, ya podemos augurar que dichas celebraciones se llevarán a cabo en un ambiente de convulsión social, equiparable a las mismas condiciones, el mismo sentir, y el mismo ánimo del pueblo, que desencadenaron los movimientos sociales y políticos más importantes de nuestra experiencia histórica.
De un plumazo el llamado “presidente del empleo” arroja a la calle a 60 mil obreros, una cuota que elevará más la estadística del desempleo que dice combatir. La excusa oficial, “una paraestatal ineficiente por culpa de los privilegios de su sindicato”. Toda la maquinaria mediática del Estado neoliberal participando en un linchamiento de los trabajadores electricistas y su instrumento de lucha. Una artimaña publicitaria propia del fascismo, dirigida a engañar al pueblo para justificar sus vergonzantes acciones.
¿Con qué autoridad moral puede el régimen de derecha y sus personeros acusar a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas de privilegios y prebendas salariales? El pueblo debe saber que quienes han hundido al país son precisamente las clases privilegiadas, las mismas que ahora acusan al sindicato de quebrar a LyFC a base de privilegios en su Contrato Colectivo de Trabajo. Hay que voltear la mirada hacia los acusadores y perjuros para darnos cuenta de quienes son los que han conducido a la quiebra total, no a una paraestatal, sino al país entero.
Por ejemplo: mientras un electricista gana en promedio 6 mil 600 pesos mensuales, el director de la empresa (LyFC), Jorge Gutiérrez -miembro de la élite calderonista- percibe 240 mil pesos mensuales. Aquellos que ven privilegios en los trabajadores de la paraestatal, que analicen los salarios del Poder Ejecutivo y de la alta burocracia; que analicen los salarios de los magistrados de la rancia Suprema Corte de Justicia y los consejeros del IFE y TEPJF; que analicen en cuánto se ha incrementado la nómina de los puestos de primer nivel y el inmoral aumento del gasto corriente durante los gobiernos del PAN, de 2000 a 2009. Esos que piensan que los electricistas son ricos, que busquen en la revista Forbes haber si encuentran algún miembro del SME; y por último, que analicen las mismas estadísticas oficiales de cómo se distribuye la riqueza en México, y se darán cuenta que los acusadores son los verdaderos culpables de la zozobra que vive el país. ¡Los trabajadores son víctimas no culpables!
Con la ilegalidad que ha distinguido a su gobierno, Felipe Calderón Hinojosa emitió un “decreto de extinción” para Luz y Fuerza del Centro, y al mismo tiempo, para intentar liquidar a los trabajadores electricistas que prestamos el servicio en esta empresa. Por instrucciones presidenciales y con lujo de violencia la Policía Federal Preventiva tomó por la fuerza, la noche del sábado 10 de octubre, las instalaciones de LyFC.
Los “argumentos centrales” del titular del ejecutivo para decretar la extinción de LyFC son, que desde su creación este organismo descentralizado “no ha cesado de recibir transferencias presupuestales cuantiosas” y que para el presente ejercicio dichas transferencias “serán del orden de 41, 945 millones de pesos”
Asimismo, se afirma en el citado decreto, que uno de los problemas financieros de LyFC es el porcentaje de pérdidas totales de energía, que según cálculos gubernamentales es de alrededor del 30.6%, al mes de Junio de 2009. Como “solución” a esta situación el titular del ejecutivo decreta la extinción de la empresa, “garantizando” el respeto a “los derechos laborales de los trabajadores y jubilados de Luz y Fuerza del Centro”.
Por la gravedad de este asunto, y por constituir un intento de golpe, no sólo a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas sino al Pueblo de México, quien es el verdadero propietario de la Industria Eléctrica, es necesario hacer las siguientes precisiones: LyFC, como parte del Sector Eléctrico Nacionalizado, atiende aproximadamente a más de seis millones de usuarios en la zona central del país. Desde años atrás, el SME ha denunciado ante la opinión pública, que de manera deliberada sucesivos gobiernos federales establecieron una política de descapitalización de nuestra empresa, a través de diversas maniobras. Por ejemplo:
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, es quien está facultada por la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, para fijar y reestructurar los precios de las tarifas eléctricas. Hacienda ha desarrollado una política de altos subsidios a los grandes empresarios, quienes utilizan el fluido para hacer negocio y aumentar sus altísimas ganancias. Baste mencionar que en promedio, el Kw/hora les cuesta a los grandes empresarios 88 centavos, mientras a los usuarios domésticos que constituyen la mayoría de consumidores en nuestro país, se les vende a 97 centavos el Kw/hora.
Esta transferencia de valor a los grandes empresarios, ha descapitalizado gravemente a LyFC, dado que a los grandes empresarios la energía eléctrica se les vende muy por debajo de su valor real, pudiéndolo pagar a sus precio real. Este hecho, muestra la posición pro empresarial de la Secretaria de Hacienda, en detrimento de las finanzas de una empresa pública como lo es LyFC.
En relación a las transferencias presupuestales que ha recibido LyFC, éstas no son destinadas a salarios y prestaciones de los trabajadores del SME, como asegura mentirosamente Calderón. Estas transferencias se destinan para que LyFC, compre energía eléctrica en bloque a Comisión Federal de Electricidad (CFE), dado que desde 1975 por decisión gubernamental, no se ha permitido que nuestra empresa creciera en capacidad de generación, y por lo tanto, que tengamos la necesidad de comprar energía en bloque a la CFE. El pueblo de México debe saber que, el precio de la energía eléctrica que la CFE vende a LyFC, es sumamente caro. De acuerdo a los estados financieros de LyFC, lo que se ésta destinó para este rubro a julio de 2009, es del orden de los $54, 797, 683.1 millones de pesos. Precisamente, las transferencias a LyFC a las que hace alusión Calderón, es para el pago de la energía en bloque a CFE, y nunca, para el pago de salarios y prestaciones de los trabajadores electricistas, como mentirosamente pretende hacer creer el titular del ejecutivo.
La administración de Felipe Calderón en sus casi tres años de gobierno ha impactado negativamente a la población mexicana: 5 millones 600 mil trabajadores ganan hasta un salario mínimo, sin que con ello, puedan adquirir la canasta alimenticia básica; 19 millones de habitantes se encuentran en pobreza alimentaria en nuestro país, es decir, ni destinando todo su ingreso familiar, les alcanza para comer; en contraste, 10 familias pertenecen a la lista de Forbes, por ser los hombres más ricos del planeta; el desempleo es creciente, ubicándolo algunos expertos en el orden de los diez millones de desempleados; además se propone, de parte de la Secretaría de Hacienda, aumentar los impuestos, y aplicar estos, a alimentos y medicinas.
Ahora, como cereza del pastel, Calderón pretende liquidar a LyFC, disponiendo de esta empresa como si fuera propiedad del Gobierno Federal, cuando el párrafo sexto del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la Industria Eléctrica es propiedad de la Nación. De manera inconstitucional, Calderón emite el decreto de extinción de LyFC, sin consultar al Congreso de la Unión, quien tiene facultades para legislar en materia de Energía Eléctrica, tal y como lo establece, el inciso a), numeral 5, fracción XXIX-A, del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Lo que oculta Felipe Calderón es que, detrás de este decreto de extinción de LyFC, además de golpear a su sindicato, está el interés de privatizar a la Industria Eléctrica Nacionalizada. Esta decisión está orquestada por empresas trasnacionales, que como Iberdrola, Mitsubishi, Unión Fenosa, etc., ven a la Industria Eléctrica como un apetecible banquete, y así coronar el avance que han tenido en materia de generación eléctrica. A la fecha la Comisión Reguladora de Energía ha otorgado inconstitucionalmente a particulares 772 permisos (a julio de 2009), lo que representa que se encuentra en manos del capital privado cerca del 35 % de la capacidad instalada de generación, lo cual constituye en los hechos, un proceso de privatización furtiva en materia de generación eléctrica, esos son los hechos, no palabras. Este es el panorama de nuestra Nación, generado por la aplicación de un modelo económico que ha fracasado a nivel mundial y que el gobierno mexicano sigue aplicándolo por medio de la fuerza y la represión.
En consecuencia, la lucha del SME en defensa de las empresas públicas propiedad de la nación, es la lucha del movimiento obrero organizado contra la tiranía del régimen; la lucha del SME, es la continuación de la experiencia histórica del movimiento obrero y sus grandes batallas, como las de Cananea y Río Blanco; la lucha del SME es la lucha del pueblo contra el neoliberalismo depredador y la derecha gobernante. Tan grandiosas son las banderas que enarbola, como fuertes son sus enemigos que lo quieren destruir.

miércoles, 14 de octubre de 2009

XLII ANIVERSARIO LUCTUOSO
LA MUERTE DEL “CHE” GUEVARA Y SUS ENSEÑANZAS

El pasado 8 de octubre se conmemoró el XLII Aniversario de la muerte del “Ché Guevara. Múltiples han sido los homenajes póstumos que se han tributado en todo el mundo, pero en forma más destacada en América Latina donde transcurrió su existencia. Celebraciones las hubo en Bolivia, Ecuador y Venezuela Y México, entre otros, pero a mi juicio, la más relevante fue la que se llevó a cabo en la Plaza Ernesto Ché Guevara, en Santa Clara, a 270 kilómetros al este de la Habana, Cuba. Ahí se encuentra un monumento y el mausoleo con los restos del guerrillero caído en Bolivia.
El desarrollo de estas celebraciones póstumas dedicadas a rendirle homenaje al guerrillero de origen argentino, se empatan con las actuales acciones guerrilleras que están llevando a cabo algunos grupos subversivos en México como el Ejército Popular Revolucionario (EPR), entre otros, los que misteriosamente pidieron un dialogo con los industriales y empresarios para que intercedan por ellos ante el gobierno de derecha y la respuesta positiva inmediata de los mismos, nos dan argumentos para sostener que los actos de sabotaje realizados por estos grupos subversivos han sido acciones orquestadas desde la derecha en el poder, para tender una cortina de humo capaz de desviar y distraer la atención del pueblo sobre la grave crisis política y económica que afronta el calderonato; así como para justificar la creciente militarización de la vida pública del país. Ante éstas circunstancias, y en el marco del aniversario luctuoso del guerrillero, es que considero propicio el momento para traer a este espacio algunos párrafos substanciales del ensayo escrito por el maestro Vicente Lombardo Toledano en diciembre de 1967, justo unas semanas después de su muerte, titulado “La Muerte del Ché Guevara y sus Enseñanzas”, con el propósito de contribuir al debate de las ideas y al esclarecimiento de la estrategia y táctica que deben guiar a los que luchan por el progreso social en México.
El maestro Lombardo escribió en ese ensayo: “ La muerte del Ché Guevara fue dramática, porque no contó con el apoyo real de las masas rurales y de la población indígena; no tuvo la cooperación del proletariado; no logró movilizar a ningún sector social importante, e ignoraron su presencia en la selva de Bolivia. La guerrilla que dirigía era una pequeña fuerza compuesta por extranjeros y solo por algunos bolivianos, en un ambiente físico duro y agobiante. Llegó un momento en que careció de alimentos y medicinas. Enfermo y aislado del pueblo al que quiso servir, fracasó. Y como lo empiezan a revelar algunos hechos y circunstancias ligadas a su empeño, fue traicionado por algunos de los que lo acompañaban. Es muy lamentable que los hombres dispuestos a dar su vida por una causa justa caigan de esa manera.
“En este período de transición histórica, nuestros pueblos no necesitan mártires, sino cuadros políticos de alto nivel, de acuerdo con la teoría revolucionaria de la clase obrera, para que fortalezcan al partido del proletariado; eduquen políticamente a las masas populares, luchen avanzando y no retrocediendo; prevean los posibles fracasos y los eviten. Sin cuadros capaces la lucha es muy difícil. Por eso hay que cuidarlos para que su vida sirva al máximo, y la entreguen cuando sea preciso; pero no en empresas individuales por heroicas que sean. Creer que las masas rurales o de la clase obrera son fuerzas revolucionarias sólo porque están integradas por hombres y mujeres que sufren la explotación, es un grave error. Porque mientras no se politicen no pueden ganarse para la causa del socialismo. No comprenden que no pueden alcanzar su liberación sin cambiar el régimen social en que vivimos. En esas condiciones están condenadas a ser, de hecho, reservas de la burguesía y no de la construcción de la nueva sociedad, la sociedad socialista.
“Una de las cuestiones que plantea la formación de guerrillas, es la de saber si las guerrillas pueden tener éxito sin la dirección política de un organismo representativo del pueblo o de un partido político, porque la tesis de Debray es puramente dogmática. La historia de México da una respuesta a este problema. José María Morelos no sólo fue un genio militar, sino también político. Cuando asumió la responsabilidad de conducir la Revolución de Independencia, después del sacrificio de Miguel Hidalgo y Costilla, su principal preocupación consistió en darle a la Revolución un programa y una dirección política. Con ese propósito formuló sus célebres “Sentimientos de la Nación”, que sirvieron de base para la Constitución de Apatzingán, de 1814, e integró un Congreso con diputados de las provincias que se habían levantado en armas, para que a este cuerpo se sometieran las guerrillas y todos los grupos armados.
“La historia de la Revolución de Independencia, tan rica en direcciones para el porvenir, debe examinarse atentamente por todos los que hoy luchan en nuestro país por la transformación del régimen social en que vivimos. Sin este estudio se corre el riesgo de creer que la historia de nuestra patria comienza desde que quienes la ignoran comienzan a actuar, olvidando que cada generación recibe el valioso patrimonio de las luchas anteriores del pueblo. Morelos, el guerrillero por excelencia, que pudo haber luchado sólo, haciendo de las guerrillas fuerzas armadas y políticas, sin una dirección unificada al servicio de una teoría política nacional que apoyaran las grandes masas populares, siguió el camino de someterse al Congreso, que tenía un programa, que señalaba objetivos inmediatos y futuros, y que fue el punto de partida para la formación de la gran corriente liberal del siglo XIX.
“Cuando en torno al Plan de Ayutla se unifican todas las fracciones y grupos de la corriente liberal, los reformadores triunfan, lo mismo en el campo político que en el de las armas. Los guerrilleros son liberales armados, sujetos a la dirección de su partido, el partido de los “puros”, como se llamaron entonces a los intransigentes con la herencia colonial, que se propusieron realizar cambios esenciales en la organización económica, social, política, educativa y cultural. No obstante que en el Congreso Constituyente de 1857 la mayoría de los diputados pertenecían a los liberales moderados, los debates son reveladores de que, en cuanto a la estrategia y táctica a seguir, todos tenían la misma opinión.
“Pero no solo el movimiento guerrillero de los once años que duró la Revolución de Independencia, y de los treinta y cinco años de la lucha entre liberales y conservadores, de 1821 a 1857, tuvo esa fisonomía, sino que aún tratándose de la lucha contra el invasor extranjero las guerrillas fueron un simple auxiliar de la dirección política del gobierno presidido por Benito Juárez. Se dirá que este caso no es semejante al que hoy se plantea; pero opinar así sería superficial. En aquel tiempo la lucha contra el imperialismo no era contra el imperialismo norteamericano, sino contra el imperialismo de Napoleón III, que quería hacer de México “una nueva Argelia”. Invadido nuestro país por el ejército más famoso del mundo, las guerrillas fueron auxiliares muy eficaces de las fuerzas armadas del gobierno de la República.
“Uno de los problemas en relación con las guerrillas, es el de saber qué éxito pueden tener sin el apoyo real y activo de las masas populares. Porque si las condiciones objetivas y subjetivas para el levantamiento político y armado no existen, el fracaso es seguro. Sería muy larga y prolija la narración del apoyo dado por nuestras masas populares a los guerrilleros en cada uno de los períodos de nuestra historia; pero algunos de los ejemplos de la Revolución de 1910 a 1917 bastan para afirmar que si a las guerrillas no las alimenta en todos sentidos el pueblo, o mueren por inanición o son destruidas por el enemigo. Porque no son las guerrillas las que levantan la revolución, sino la revolución la que levanta y dirige a las guerrillas. Las guerrillas son instrumentos del movimiento popular y no el movimiento popular instrumentos de las guerrillas.
“El zapatismo, el gran movimiento encabezado por Emiliano Zapata contra el gobierno de facto de Victoriano Huerta, asesino del Presidente Francisco I. Madero, es un ejemplo acabado del movimiento guerrillero victorioso. Las tropas federales, dirigidas por el gobierno de la usurpación, que era el mismo ejército profesional de la dictadura de Porfirio Díaz, perseguían a los guerrilleros de día y de noche; pero casi nunca los encontraban. Los jefes militares preguntaban a los campesinos que trabajaban la tierra si habían visto a los guerrilleros, y les contestaban invariablemente que no habían aparecido en esa región. Pero cuando las patrullas del ejército eran poco numerosas, los campesinos sacaban el fusil de los surcos y disparaban sobre ellas. Los campesinos servían de enlace a los grupos guerrilleros; sus mujeres hacían la comida que llevaban a su destino evadiendo los caminos y las veredas; curaban a los enfermos o heridos en la montaña, en lugares inaccesibles. Así, las guerrillas, convertidas más tarde en el Ejército del Sur, pudieron movilizarse con éxito.
“Estas guerrillas tenían una dirección política; la de los jefes que habían redactado el Plan de Ayala, con las reivindicaciones inmediatas y futuras de las masas rurales, y que después se unificaría con la dirección de las guerrillas que llegaron a transformarse en la imponente División del Norte. La historia del pueblo mexicano enseña, en consecuencia, que las guerrillas aparecen como fruto de una revolución en marcha.
“Si cae un gobierno antipopular y antinacional en cualquiera de nuestros países, sin que cambie la correlación de las fuerzas sociales y políticas, el gobierno será reemplazado por otro de la misma calidad, al servicio de los intereses del extranjero. En otros términos, para que un gobierno dictatorial o tiránico sea reemplazado por otro de tipo democrático, se necesita una revolución que reemplace no sólo a los hombres, sino a la clase social que detenta el poder. Porque una revolución es el cambio del régimen de propiedad establecido para proteger una forma determinada de la producción, por otro sistema de propiedad que no levante obstáculos al progreso social. Una revolución es el antagonismo inconciliable entre el incremento del producto nacional y la forma injusta en que se distribuye. Y para que la revolución se produzca, las condiciones objetivas y subjetivas deben ser propicias. Sólo así podrá establecerse un gobierno democrático, progresista, que realice cambios substanciales a la estructura económica y social de un país y tenga la fuerza suficiente para anular a los reaccionarios del interior y a la presión del imperialismo.
“La consigna de la revolución simultánea contra los gobiernos de América Latina carece de bases teóricas válidas a la luz del materialismo histórico y es inoperante, lo mismo que las concepciones idealistas y románticas, porque son tesis que no tienen nada que ver con el marxismo leninismo. También el llamamiento de Bertrand Russell, en su “Mensaje al Tercer Mundo”, que publicó el periódico Marcha, de Montevideo, Uruguay, en su número 1330 del 18 de noviembre de 1966: “La respuesta efectiva al imperialismo norteamericano es un Vietnam en cada Continente”, que equivale a la del Ché Guevara sobre la necesidad de fomentar dos o más Vietnams en nuestro Hemisferio. Todas esas palabras de orden ignoran a las masas, rechazan al proletariado y glorifican la espontaneidad”. Hasta aquí termino de citar algunos párrafos substanciales del ensayo “La Muerte del Ché Guevara y sus Enseñanzas”, escrito por el maestro Vicente Lombardo Toledano en el mes de diciembre de 1967.

Así pues, quienes han depositado su fe en la espontaneidad de las masas han fracasado una y otra vez a lo largo de nuestra historia, la muerte del Ché Guevara es uno de los ejemplos de esta realidad. La equivocación en la línea estratégica y táctica a seguir por cualquier movimiento social, político o guerrillero sólo conduce a la derrota. En el México actual podemos ver las acciones de dos tipos de estrategias; la que encabezan los grupos guerrilleros que operan en el país, que según las fuentes militares de inteligencia son alrededor de 23 grupos armados, y por otro lado, el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, particularmente durante la sucesión presidencial del 2006; dos estrategias diferentes, dos caminos diferentes con un solo propósito, el liberar al pueblo de la explotación y la miseria.

Mientras los grupos armados luchan de manera aislada y sin programa, o si lo tienen el pueblo lo desconoce; el obradorismo y su programa político ampliamente conocido, encarnó las demandas del pueblo agobiado por una larga dictadura neoliberal que lo ha sometido a una brutal desigualdad social, con alarmantes niveles de pobreza, marginación y miseria, y constituyó (por lo menos durante el año de 2006) una verdadera rebelión popular, con programa y dirección política e ideológica. Se organizó alrededor de Obrador una verdadera acumulación de fuerzas, con potencialidad transformadora. Una fuerza que fue capaz de movilizar y reunir a millones de mexicanos bajo un solo programa político. Las multitudinarias concentraciones humanas realizadas en el Zócalo capitalino demandaban con coraje un cambio verdadero y estuvieron a punto de lograrlo. Ese sigue siendo el camino a seguir para afrontar la sucesión presidencial de 2012, esa es la estrategia y la táctica validada por nuestro proceso revolucionario, y cuyo valor sigue siendo inalterable: la unidad de las fuerzas democráticas, patrióticas y nacionalistas para derrotar a los enemigos de México.
EL COMITÉ DE LA REACCION EN CAMPAÑA

Durante las últimas semanas, a partir de la presentación del “paquetazo” económico para 2010 ante el Congreso de la Unión, las fuerzas reaccionarias han iniciado una campaña virulenta y mentirosa dirigida a promoverse ante el pueblo para superar las derrotas electorales sufridas recientemente y posicionarse en la víspera de la batalla por la sucesión presidencial de 2012.
Ahora con discurso de candidato Calderón se pronuncia por un cambio profundo a favor de los pobres. Mayor engaño no puede haber; ahora resulta que los mismos autores de las políticas públicas generadoras de la miseria se declaran salvadores de los pobres. Si usted ha escuchado o visto los promocionales del régimen en radio o televisión, se habrá dado cuenta que han cambiado su vocabulario tradicional con el fin de ganar adeptos para su propuesta fiscal del año próximo. Dicen por ejemplo que: “…para que los más pobres no tengan que reducir una comida, o cambiar las proteínas por minerales, es necesario que el Congreso apruebe el paquete económico presentado”. ¿Será que de pronto les surgió la preocupación por los pobres?
Supone la derecha que al apropiarse de las banderas y el discurso que tradicionalmente han correspondido a las fuerzas del progreso les dará el disfraz de oveja para sorprender al rebaño y obtener beneficios electorales. Lo cierto es que el Comité de la reacción confeccionó un paquete económico puramente asistencialista a la medida de sus necesidades político-electorales, con el que pretenden disminuir el repudio del pueblo hacia su gestión, en la víspera de las elecciones en 10 estados de la República para 2010 y la sucesión presidencial que ya está en marcha. Sólo basta hacer un comparativo entre el proyecto fiscal que se está presentando y el de 2009 que está en operación actualmente, para darnos cuenta de los fines y propósitos.
Por ejemplo, el programa “Oportunidades” reporta un aumento del 50 por ciento; el seguro Popular se incrementa en un 34 por ciento, mientras la inversión en los programas productivos del agro nacional se disminuye en un 40 por ciento. Igual sucede con programas impulsores de la productividad, como lo es el FONAES, al cual se le pretende reducir en 34 por ciento su presupuesto. Se mete la tijera sin clemencia a la SRA para desaparecerla, motivados por una cuestión de orden ideológico; se recorta el FAPPA y PROMUSAG de manera arbitraria, tan sólo en el programa enfocado a la mujer rural, la derecha propone quitarle el 37 por ciento, al pasar de 900 millones a 500 millones de pesos; una situación absurda cuando el sector rural se está feminizando. Recordemos que los hombres del campo son los que nutren mayormente las filas de los migrantes que viajan a la frontera norte en busca de empleo.
Un elemento más de la campaña del Comité de la reacción lo es sin duda la manipulación de la fe que ejerce el clero político. Desde el púlpito, la Iglesia católica siempre ha actuado a favor de la tiranía histórica y está vez no es la excepción. Violando flagrantemente, repetidamente e impunemente, como vulgares delincuentes reincidentes, ahora se lanzan contra el Poder legislativo, al que acusan de ser el freno que ha evitado el avance del pueblo. Los peones del Vaticano en México hicieron uso de su publicación oficial “Desde la Fe”, para decir que “el Poder Legislativo se mantiene como el espacio más rezagado en la toma de decisiones ante la urgencia y magnitud de los problemas del país: recaudación fiscal, modernización y desarrollo de Pemex, mejoramiento de la justicia, control de líderes sindicales, impulso a la educación e investigación”, entre otros ataques. A la institución milenaria que sigue manteniéndose al margen de todos los procesos históricos no les gusta el contrapeso que significa el Congreso a las ambiciones de la reacción oscurantista y los vendepatrias.
La Iglesia Católica estuvo en contra de la Revolución de Independencia; en contra de la República, en contra del gobierno de Juárez, y a favor de la intervención francesa y el llamado imperio de Maximiliano. En contra de la Revolución Mexicana y a favor de Porfirio Díaz y los hacendados, y armó y financió la guerra cristera. Hoy sigue su tradición como retranca del progreso apoyando al neoliberalismo y a sus líderes más esclarecidos como Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Calderón. Esa misma institución contrarrevolucionaria por naturaleza ahora quiere que los diputados aprueben el paquete económico de la derecha; no lo dicen, pero no hace falta ser mago para saber que su última actuación a través de su semanario en contra del Congreso es para ejercer presión y urgir a los diputados a que aprueben el paquete fiscal del régimen de derecha. Sería ingenuo pensar que su preocupación es por los pobres, éstos no le han importado en ninguna época de su historia; lo que les quita el sueño es la real posibilidad de que el conservadurismo clerical y los amos del dinero pierdan el poder en la próxima sucesión presidencial.
El conjunto de fuerzas retardatarias ya están movilizando sus arsenales y organizando sus diferentes trincheras y militancias. El jefe político de la dictadura está actuando desde los Pinos, con los enormes recursos públicos de que dispone; las cúpulas empresariales nacionales, aliadas naturales del capital monopólico internacional y; la Iglesia Católica -el alto clero-, actuando desde el púlpito y todos los medios a su alcance para imponer la manipulación de la fe sobre el pueblo creyente. La mochería unida a los intereses del capital, todos actuando bajo una misma bandera y programa, los del Partido Acción Nacional, con un solo propósito, retener el poder y el régimen de privilegios que consideran de su exclusiva propiedad.
El camino hacia la sucesión presidencial está llena de obstáculos, engaños y trampas, que el comité de la reacción va tendiendo a cada paso con el fin de asaltar y torcer la voluntad popular para mantenerse en el poder de manera perpetua. El papel de la inteligencia colectiva del pueblo y sus fuerzas de avanzada, consiste en esclarecer el camino hacia la emancipación definitiva.