sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Por qué cobra tanto la servidumbre de la oligarquía?
El aplastante dominio de la correlación de fuerzas al interior del Congreso de la Unión por parte de la bancadas legislativas del PRIAN, han aprobado ya las leyes de ingresos y egresos que serán ejecutadas durante el próximo año 2010. Ninguna novedad, es el mismo patrón y los mismos criterios neoliberales que se vienen imponiendo al pueblo durante los últimos sexenios.
Los diputados neoliberales fueron capaces de asestar un golpe más al pueblo producto de los nuevos gravámenes a la economía familiar, un hecho que ya se ha hecho costumbre, y dentro de las mismas negociaciones que se dieron entre el prianato para la confección del paquetazo fiscal, le dieron un durísimo golpe al movimiento obrero organizado, al avalar de hecho el ilegal decreto de extinción de la paraestatal LyFC.
Trascendió que el usurpador y la diputación panista ofreció aceptar todas las demandas de los diputados tricolores, a cambio de que éstos no hicieran causa común junto a las bancadas progresistas en el Congreso de la Unión en la pretensión de impugnar la ilegalidad del mencionado decreto ante la Suprema Corte de Justicia. Éstos bandidos de cuello blanco, en su soberbia y desconocimiento de las luchas del pueblo de México, atropellan impunemente a las clases descontentas robándole su derecho a una mejor calidad de vida. Y al mismo tiempo se ataca al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por su delito de encabezar la defensa del patrimonio nacional y las demandas del pueblo.
¿Acaso alguien esperaba un milagro de esta servidumbre de color azul? Con el trabajo decidido de la legislatura neoliberal sigue protegida la concentración de la riqueza en pocas manos, toda la plusvalía en beneficio de una minoría excluyente y apátrida. La opulencia y la indigencia siguen separándose cada vez más, mientras los criterios neoliberales que condenan los aumentos salariales de la clase trabajadora por considerarlos inflacionarios siguen inalterables.
¿Y cuál es la paga que recibe la servidumbre por mantener el estatus actual inmutable? Según el presupuesto de egresos recién aprobado serán los siguientes: El jefe político, Felipe Calderón, tendrá una percepción durante el próximo año, libre de polvo y paja, de 203 mil 899 pesos mensuales; los secretarios de estado ganarán 200 mil 841 pesos; los subsecretarios firmarán la nómina por la cantidad de 200 mil 589 pesos. Los oficiales mayores y funcionarios de rango menor cobrarán como sigue: los primeros, 145 mil 287 pesos; jefes de unidad, 120 mil 962 pesos; directores y coordinadores generales, 102 mil 478 pesos. Un director general adjunto recibirá 77 mil 300 pesos; director de área, 46 mil 004 pesos; subdirector de área, 25 mil 281 pesos, y un jefe de departamento, 19 mil 211 pesos.
En cuanto al Poder Judicial, -los once magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación-, seguirán dándose el privilegio de cobrar más que el usurpador de Los Pinos, pues tendrán salarios de 245 mil 782 pesos mensuales. Los senadores de la República neoliberal –que no es la de Juárez-, según la información comentada, ganarán mensualmente la cantidad de 168 mil 309 pesos, más los diversos bonos que suman otra cantidad igual o mayor. Otros que seguirán con el privilegio de cobrar bien por sus servicios a favor de mantener la legitimidad de la democracia de los ricos, son los consejeros electorales del IFE, los cuales recibirán puntualmente la triste cantidad de 244 mil 472 pesos mensuales, más sus respectivas canonjías.
El pueblo se queja todos los días al conocer estos insultantes salarios de los cortesanos y sin embargo, la cuantía de los mismos no deja de incrementarse año con año. Esto se debe ni más ni menos, a que sus valiosos servicios les son reconocidos altamente por su labor de mantener el estatus de privilegios inalterable; la oligarquía es bondadosa y sabe recompensar la lealtad de su servidumbre. Manga ancha para los que sirven al sistema, salarios dignos y decorosos, muy por encima de sus necesidades reales ¿todo para qué?, para mantenerlos robustos y contentos, con la barriga llena no podrán protestar por la criminal política salarial oficial que mata de hambre al pueblo.
Si la solución a los problemas que vive el pueblo consistieran sólo en bajarle los salarios a la clase cortesana - cosa que difunden algunos intelectualoides de mirada corta- , teóricamente sería una cuestión sencilla. Bastaría, por ejemplo, refiriéndome a los legisladores, en reducir el costo de sus elevadas dietas y canonjías al 50 por ciento; de 5 mil millones de pesos presupuestados para la Cámara de Diputados, bajarlo a 2500 millones. No es necesaria ninguna reforma para eliminar a los legisladores plurinominales y bajar el número de representantes populares, ésta demanda de la misma burguesía reaccionaria es irrelevante e inconsustancial; si las demandas del pueblo fueran satisfechas reduciendo únicamente el alto costo de los diputados, bastaría con reducir los privilegios salariales insultantes. Pero surge la pregunta, si hacen bien la tarea a la hora de proteger y defender a la oligarquía, dueña de la dictadura disfrazada con formalismos democráticos, quién les podrá obligar a llevar a cabo tal reducción. Sólo el pueblo mismo, en el uso de su fuerza y su soberanía; sólo él puede desconocer a sus propios “representantes” cuando éstos, en lugar de responder a los intereses de la masa que los eligió, entregan cuerpo y alma a la dictadura económica que ahoga al pueblo.
Elecciones van y elecciones vienen y el martirio de las masas laboriosas sigue inmutable. Cada vez cobra mayor fuerza la idea de que mediante el voto popular -como se practica ahora- no se logrará un cambio cualitativo verdadero, pues desde hace unos sexenios se ha usado únicamente para legitimar el estatus vigente, no para cambiarlo. La prueba de ese hartazgo está en el alejamiento de las urnas de una parte importante de la sociedad que ha perdido la fe en la capacidad transformadora del voto.
Por supuesto que el pueblo está ofendido con los altísimos salarios que se despacha para sí misma la actual clase política, y está en su pleno derecho de lanzarle los anatemas y vituperios que estime convenientes. Lo que falta por lograr es que la conciencia popular ubique a estos politicastros justo en el peldaño que ocupa la servidumbre en la escalera del sistema; no será tarde cuando el pueblo descubra las verdaderas joyas de la corona y recapacite, ¿si es mucho lo que se paga por el servilismo, cuánto se llevarán a la bolsa los amos y señores de este paraíso de la democracia?
Las fuerzas de avanzada de México tienen la obligación histórica, moral y política, de conducir el actual descontento del pueblo hacia la concreción de la cuarta etapa de nuestro proceso revolucionario; de una forma o de otra, la revolución contra el neoliberalismo es inaplazable. Hay que redactar desde ahora el nuevo “Plan de san Luis” para el próximo 20 de noviembre de 2010.

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