miércoles, 8 de septiembre de 2010

ESPADA Y CRUZ
EL DOBLE CARACTER DEL ESTADO CONFESIONAL
Restaurado el Estado confessional mediante la contrarreforma salinista al artículo 130 constitucional en diciembre de 1991, y el arribo de la derecha conservadora al poder en el año 2000, resultaba totalmente previsible la actitud engallada de la Iglesia frente al poder público. En la realidad actual es perfectamente comprensible -pero no legal- la actitud del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, de sostener la cruz en una mano mientras con la otra empuña la espada, sintiéndose cobijado por todas las fuerzas políticas que avalaron en su momento el atentado salinista contra el espíritu juarista del artículo 130 de la Carta Magna, haciendo excepción solamente de la fracción parlamentaria del Partido Popular Socialista el que consecuente con sus principios votó en contra y tomó la tribuna de la Cámara de Diputados tratando de impedirlo. La actitud de la Iglesia corresponde al Estado confesional que se ha ido conformando paso a paso desde el salinismo hasta nuestros días.
Vaya escándalo que han levantado las injurias lanzadas por el pelado de Guadalajara contra los magistrados de la Suprema Corte y Marcelo Ebrard, Jefe del Gobierno Capitalino; todo con motivo de la sentencia emitida a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y el derecho de adopción. Las cacayacas lanzadas por el empleado del Estado Vaticano no encontraron mayor respuesta en los que se promueven como garantes del cumplimiento del espíritu y la letra de la Constitución; el asunto quedó oculto entre las sotanas del cardenal y las que usan los magistrados durante sus sesiones públicas. Marcelo Ebrard fue el único que se puso valiente y demandó al cardenal por sus imputaciones y en defensa del Estado laico, según dijo.
La contrarreforma salinista al artículo 130 constitucional abrió la puerta a las ambiciones terrenales desmedidas del clero político, el que nunca ha renunciado a su lucha irreductible por restablecer en México los fueros y privilegios de que disfrutó durante la colonia, cuando por esos tiempos el Estado era espada y cruz y la Iglesia cruz y espada. Sólo en este contexto se pueden juzgar las actitudes de los jerarcas de la Iglesia de abierto rechazo a las normas del derecho positivo dictadas por el poder público.
La implantación de la reforma salinista para otorgar reconocimiento jurídico a las iglesias, que responden a las leyes del Estado Vaticano y desconocen las mexicanas, y el ascenso de la mochería al poder, ha dado como resultado el que vivamos bajo el dominio de un Estado confesional de facto. A partir de Salinas prácticamente se eliminó la separación del Estado y la Iglesia; desde entonces el clero se considera al mismo nivel que el poder civil, es decir como dos poderes paralelos. Las tareas espirituales se colocaron en la agenda pública de la nueva clase política mocha que nos gobierna.
Los hombres de sotana abandonaron el púlpito y los muros de la iglesia para participar en las actividades públicas de los gobernantes. A partir del salinismo el clero ocupa los mejores asientos en las ceremonias de los informes presidenciales y de los gobernadores, los políticos de hoy hacen fila para visitar al Papa. Recientemente, el gobernador mexiquense, Enrique Peña nieto, visitó al jerarca católico para presentarle a su novia y futura esposa –actividades puramente personales- haciéndose acompañar en su comitiva por doce obispos y un cardenal, todos con gastos a cargo del erario público, una actitud del gobernante sólo entendible dentro del marco de un Estado confesional. Hasta inventaron que el día de ´´Santo Tomás´´ es el día de los políticos, los que celebran en una misa especial, ése es el momento en que se congrega el poder civil y se pone de rodillas ante los ministros del Estado Vaticano.
Esta involución histórica que estamos padeciendo a manos del clero y las fuerzas más retardatarias nos está empujando a la confrontación violenta y a la división por motivos religiosos, un hecho que se suma al desastre generalizado del país. Los medios nos informan que el cardenal Juan Sandoval Iñiguez sigue cometiendo actos de provocación que violentan la ley, cobijado por la Secretaría de Gobernación del Estado Confesional. Una nota del pasado 23 de agosto informa que: ´´ayer, en su homilía dominical, ante más de 10 mil personas, llamó a los fieles católicos a manifestarse´´. Es decir, no tiene ni la menor intención de someterse a la ley del poder civil.
La Iglesia sigue empeñada en dictar la moral pública; en encumbrar los derechos ´´naturales´´ por encima del derecho positivo, y elevar de categoría a la religión del ámbito puramente individual al social y colectivo. No por mucho tiempo, porque el pueblo más pronto que tarde comenzará la etapa de las grandes rectificaciones nacionales y tomará el destino en sus manos; muy pronto la clase gobernante retardataria y mocha, saldrá del poder, y entonces, los artículos constitucionales 3, 5, 24, 27 y 130, y la denominada Ley de Asociaciones y Culto Público, regresarán a su estado original, como estuvieron hasta antes de las contrarreformas salinistas. Ese día llegará. Nota del autor: compañeros y amigos, los espero en el canal de GACETA PROLETARIA en YouTube.com
San Luis, Río Colorado, Sonora, México. 28 de agosto 2010.
gacetaproletaria@gmail.com gacetaproletaria.blogspot.com

No hay comentarios: