viernes, 7 de noviembre de 2008

EN EL CORAZON DEL IMPERIALISMO

EL MUNDO SIGUE CAMBIANDO
LA EVOLUCION HISTORICA LLEGA A LA CASA BLANCA

La historia la hacen los pueblos, pero es la sociedad la que se encarga de engendrar y alumbrar a sus conductores cuando tiene más necesidad de ellos. El proceso histórico da a luz a sus hijos más preclaros cuando se conmociona con los saltos de más largas dimensiones; por eso, en el devenir de la humanidad hay seres afortunados que nacen y se desarrollan en momentos de grandes transformaciones sociales. Este es el alto significado de la contundente victoria electoral del candidato demócrata, el senador Barack Obama, el pasado 4 de noviembre, quien será a partir del 20 de enero del año próximo el presidente de los Estados Unidos.
Del brazo de este hombre de origen afro americano llega la esperanza del pueblo estadounidense de iniciar una nueva etapa de paz y prosperidad, a la vez que una nueva orientación en la política exterior. Con este singular hombre surgido de la raza milenariamente humillada y esclavizada, la evolución histórica de la sociedad norteamericana toca las puertas de la Casa Blanca.
La victoria electoral de Obama queda en el registro de la historia de la manera siguiente: En total, más de 130 millones de personas concurrieron a las urnas, el número más alto jamás registrado en una elección general estadounidense. Los archivos señalan que la cifra obtenida por el candidato demócrata, de 63.25 millones de votos, es la más alta alcanzada por un candidato; mientras que, tratándose de los llamados “votos electorales”, con resultados divulgados en 48 estados y el Distrito de Columbia, Obama acumulaba 349 frente 163, del candidato republicano John McCain, en proporción de dos a uno.
La comunidad internacional recibió con beneplácito la victoria del pueblo norteamericano sobre los actuales halcones de la guerra y su política belicista, apadrinados por la extrema derecha, quienes llevaron al borde del precipicio a la economía mundial. Nelson Mandela, el insigne conductor de las luchas libertarias del pueblo sudafricano, en su mensaje de felicitación afirmó que la elección de Obama demuestra que se puede soñar con un mundo mejor. Los países latinoamericanos, entre los que destacan Venezuela, Bolivia y Cuba, se sumaron calurosamente a las felicitaciones a Obama, a quien pidieron que distienda y cambie los vínculos de su país con el subcontinente; cuestión que puede lograr, en principio, terminando con el criminal bloqueo económico impuesto unilateralmente desde hace más de 46 años contra el hermano pueblo cubano.
La presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, dijo que la elección de Obama es un gran hito y una de las epopeyas más apasionantes de la historia, al haberse cristalizado la victoria electoral de las fuerzas que simbolizan la lucha contra la discriminación y la igualdad de las oportunidades.
Habrá tiempo para observar de cerca los acontecimientos que se sucedan de aquí al momento de la toma de poder del candidato triunfante. Hay quienes afirman, a primera vista y de manera superficial, que la “transición” será civilizada y pacífica, tomando como sustento el pronto reconocimiento de la derrota por parte de MaCain y el propio Bush, y la respectiva felicitación por parte de ambos al candidato triunfante la misma noche de la elección. Sin embargo, habrá que esperar las reacciones soterradas -por el momento- de los derrotados reales en esta contienda: la poderosa industria bélica y la extrema derecha. En el discurso ante sus seguidores, la noche de la contienda, John McCain reconocía su derrota y llamaba a la concurrencia a la unidad, a lo que respondieron a gritos algunos de los presentes: ¡Unidad, nunca! ¡Unidad, nunca!; ¡Bienvenidos a la Unión Soviética!, en clara alusión al disgusto por el programa político de Barack Obama.
Sin duda que los altísimos intereses económicos de las clases dominantes de la sociedad norteamericana se sienten amenzadas con el triunfo de Obama. Temen que el discurso de cambio y esperanza convierta al próximo presidente en un moderno Espartaco; temen que el próximo inquilino de la Casa Blanca lleve “contaminada” la mente con la obra inmortal del indio zapoteca Benito Juárez; de Nelson Mandela, el conductor de las luchas libertarias del pueblo sudafricano; de Evo Morales, el líder indigenista y presidente de Bolivia; y de Martín Luther King, el mártir de la lucha contra la segregación racial y los derechos civiles del pueblo norteamericano. Es un hecho, con el triunfo de Obama, la evolución histórica de la sociedad ha llegado ya al corazón del imperialismo.
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