lunes, 18 de octubre de 2010

XX ANIVERSARIO DEL IFE
20 AÑOS DE DERECHIZACION
Al pueblo y sus legítimas aspiraciones le es totalmente ajena la celebración del 20 aniversario del Instituto Federal Electoral, el cual fue empollado durante los inicios del salinismo en 1990. En cambio, la oligarquía y la derecha tienen sobrados motivos para celebrar esa victoria que les pertenece por entero, pues lograron imponer al pueblo la idea de que con el nacimiento de esta institución se inauguraría la democracia y los cambios que requería el pueblo para lograr su desarrollo. Ahora, 20 años después de que se vino el proceso derechizador en cascada, modificando las normas y creando las instituciones que requería el nuevo carácter del Estado reaccionario, el balance que arroja es totalmente negativo pues con el surgimiento del IFE se inauguró la etapa más crítica en lo económico, político y social.
El México antes y después del IFE. Hagamos un esfuerzo por caracterizar con justeza al país durante esta etapa de la historia moderna, valorando las condiciones materiales en que vive nuestro pueblo. Antes del salinismo neoliberal existía un régimen ´´corrupto y autoritario´´, como suelen caracterizarlo las fuerzas de la derecha y las izquierdas irreflexivas, midiendo con el mismo rasero todos los sexenios del antiguo régimen. De entrada, hay que señalar que Lázaro Cárdenas no es lo mismo que Miguel Alemán, ni Adolfo López Mateos es lo mismo que Miguel de la Madrid, sin embargo, aún dentro de las contradicciones de ese sector de la burguesía en el poder se seguía enarbolando el proyecto social y económico de la Revolución Mexicana.
Después del movimiento armado de 1910 fue una larga etapa, con altos y bajos, curvilínea si se quiere, pero halado por un hilo conductor que se sostenía a duras penas, podría decirse, pero finalmente era un proceso caracterizado por la nacionalización de la economía a favor del interés del pueblo, con apego al espíritu del Constituyente de Querétaro. Entre esos hechos se destacan, por ejemplo, la expropiación y nacionalización del petróleo, las nacionalizaciones ferrocarrilera, de la industria eléctrica y de telecomunicaciones -Telmex nace en 1975-; la creación de las instituciones de seguridad social como el IMSS e ISSSTE bajo los principios nacionalistas de un Estado solidario y protector de las masas trabajadoras del país.
Se pueden destacar, también, el impulso a la educación pública con la creación del Politécnico y La UNAM, el libro de texto gratuito. En el campo, la institucionalización de la reforma agraria con el reparto de tierras a los campesinos, sobre todo durante el cardenismo; el ejido como forma de producción social y la creación de instituciones de crédito y paraestatales como Fertimex y Conasupo, para apoyar a los campesinos con precios de garantía a sus productos y fomentar la soberanía alimentaria. El último campanazo del nacionalismo revolucionario fue la nacionalización de la banca en 1982.
En general, durante esa etapa, tuvimos una economía que creció a un ritmo de 6 por ciento anual, una política salarial cuyos incrementos anuales eran superiores a los índices inflacionarios, y un poder adquisitivo que permitía a la clase trabajadora adquirir con un jornal una canasta básica indispensable para la alimentación de la familia. La protección de los precios de los principales productos de la canasta básica como la leche, fríjol, pan, tortillas y el huevo, entre otros, garantizado mediante precios oficiales por parte del Estado, y el manejo de las variables económicas y las leyes del mercado por parte de un Estado fuerte surgido del proceso revolucionario. Estas eran las manifestaciones más claras de que la política gobernaba a la economía, y sólo aplicándola en ese sentido puede entenderse la función social de la ciencia política cuyo papel primordial debe ser el de conducir el desarrollo de la sociedad.
En materia política, se venían dando pasos incluyentes para permitir la participación de todas las corrientes del pensamiento. Los diputados de partido irrumpieron en el Poder Legislativo en 1964, durante el sexenio de López Mateos, y en 1977 se llevó a cabo la reforma política de José López Portillo, la que podríamos caracterizar como la más democrática y visionaria que se haya realizado en México; en general, todas las que le siguieron a ésta fueron involutivas. Por citar algunos aspectos podemos decir lo siguiente: se abrió la participación electoral a todas las expresiones políticas del país que no contaban con registro mediante la figura del Registro Condicionado; sólo se requería el 1.5% de la votación para obtenerlo y seguir participando en procesos electorales posteriores, se perdía el derecho sólo si la organización política no obtenía el porcentaje citado en dos elecciones federales consecutivas.
Fue una reforma política, la de López Portillo, que en buena medida abrió los causes a la lucha por el poder utilizando la vía electoral, dirigida también a todas aquellas fuerzas insurgentes que seguían el método de las guerrillas en los años setentas. Era una invitación para que la lucha clandestina se organizara utilizando la vía civil y pacífica. El Partido Comunista Mexicano, el que alcanzó su registro mediante esta reforma progresista -hoy PRD- fue uno de los que recibió el mayor número de combatientes que dejaron el fusil y se acogieron a la nueva norma para luchar por el poder. Esa era la realidad en el país, entre otras cosas, antes de que llegaran al poder las fuerzas negativas que dieron origen al Instituto Federa Electoral.
Ya vimos el antes, ahora veamos en qué México vivimos después del surgimiento del IFE. Desde luego, hay que afirmarlo, no se puede juzgar por separado el papel de una institución, sino en el conjunto de toda ellas, pertenecientes al régimen imperante. El IFE, es cierto, es producto de una nueva realidad nacional que se inaugura empujada por una nueva correlación de fuerzas; es la alineación de los intereses de la pujante revolución científico-técnica y su producto, la globalización neoliberal, con la derecha reaccionaria repartida entre el PRI y el PAN, la que impone la visión de un nuevo país, con un modelo de desarrollo totalmente ajeno a nuestro proceso histórico, un nuevo modelo de democracia y un régimen de partidos excluyente y antidemocrático.
Con Carlos Salinas de Gortari se instala en el poder la ideología de la derecha, la cual desechó de manera tajante los proyectos social, político y económico de la Revolución Mexicana. En este parteaguas muere el PRI del nacionalismo revolucionario y se inaugura la dictadura política del PRIANato, dando inicio la involución más radical.
El escandaloso fraude electoral que llevó a Salinas al poder detonó una crisis política colosal, el empuje del pueblo obligó a las fuerzas retardatarias del país a rediseñar las normas e instituciones a fin de atajar las aspiraciones populares, en esa realidad nació el Instituto Federal Electoral. ´´…tan pronto asumió Salinas el poder, Juan Antonio García Villa y Antonio Lozano Gracia, siendo diputados en esa legislatura, fueron comisionados por el CEN del PAN, al frente de un grupo de abogados, para elaborar un proyecto de reforma electoral, mismo que al ser presentado fue aceptado en su totalidad en la casa de Los Pinos´´. El político coahuilense narra en uno de sus artículos el contenido del libro de Antonio Lozano Gracia, presumiendo que la reforma electoral que parió al IFE es de autoría panista.
Si la contrarreforma electoral era de origen panista, el IFE tenía que llevar su credo ideológico y político, y por supuesto, el Consejo General del instituto tenía que estar en sus manos mediante la entelequia de la llamada ´´ciudadanización´´. Santiago Creel Miranda, Alonso Lujambio y Juan Molinar Horcasitas, hoy prominentes funcionarios del régimen reaccionario, desempeñaron el supuesto papel de ´´árbitros imparciales´´ en el Consejo General del Instituto, y hubo muchos ingenuos que lo creyeron.
El régimen salinista, contando con el nuevo ´´árbitro imparcial´´ de la democracia, inició su trabajo de inmediato. Por un lado, el acotamiento del régimen democrático y la precarización del trabajo, dieron origen a la multiplicación de la lucha política clandestina y la proliferación de grupos guerrilleros en todo el país, la inteligencia militar conoce de más de 30 organizaciones armadas que luchan por el derrocamiento del actual régimen, y por otro lado, el radical proceso de desnacionalización de la economía que se tradujo en el desmantelamiento del patrimonio público construido por el pueblo durante décadas, mismo camino que continuaron Ernesto Zedillo, Vicente Fox y ahora Felipe Calderón.
Para iniciar la privatización de PEMEX, la empresa paraestatal se dividió en cuatro subsidiarias; Telmex se privatizó a favor del ahora hombre más rico del mundo, Carlos Slim. La privatización del ejido, la firma del TLCAN y el abandono presupuestal del campo, resultaron en una dramática caída del nivel de vida en el sector rural y un éxodo masivo de mano de obra hacia los Estados Unidos. La banca nacionalizada por López Portillo fue devuelta por Salinas a la iniciativa privada, ésta se encargó en poco tiempo de saquearla y provocar una quiebra del todo el sistema financiero en 1995; la salida a esta crisis fue instrumentada desde el Poder Legislativo por la dictadura política del PRIANato con la creación del Fobaproa, convirtiendo la deuda privada de los banqueros inmorales en una deuda social que el pueblo a tenido que ir pagando con sus impuestos. Los ferrocarriles, puertos, aeropuertos y carreteras, fueron privatizados; los sistemas de seguridad social y de pensiones del IMSS e ISSSTE se privatizaron bajo los mismos argumentos del Consenso de Washington.
El estado neoliberal dejó de gobernar la economía. Abandonó la protección de los precios de los principales productos de la canasta básica, desamparando al pueblo y entregándolo sin ninguna defensa a las garras filosas de las leyes del mercado. La política salarial infame considera que los aumentos del ingreso para el trabajador son inflacionarios; mientras la escalada de precios no tiene control por parte del gobierno, el salario es la única mercancía controlada y restringida en su crecimiento. De la canasta básica que se compraba con un jornal, antes del IFE, hoy se compra menos del 30 por ciento de la misma, el poder adquisitivo se derrumbó en cerca del 80 por ciento. El crecimiento de la economía, de un 6 % anual se cayó a menos del 2% durante el lapso que lleva de vida el IFE. Durante esta etapa los papeles se invirtieron: la economía se liberó y sometió a la política a su interés.
Antes del IFE, el gobierno tenía el control de todo el proceso económico, incluidos los procesos electorales. Todas estas potestades ejercidas hasta entonces por los actores políticos pasó a manos del poder económico, es decir, los dueños de la economía se apropiaron de esas facultades por el peso que supone la influencia del capital. Es absolutamente cierto que el gobierno ya no manda en los organismos electorales, ahora manda el poder económico cuando se trata de definir el proyecto de nación que a ellos conviene. Así sucedió en la batalla por la sucesión presidencial de 2006, el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación escondieron la cabeza bajo la tierra, fue la oligarquía la que decidió la elección mediante la instrumentación de una guerra sucia en contra del candidato del pueblo, Andrés Manuel López Obrador. A éste grado llegó el proceso derechizador: el IFE es autónomo del gobierno pero no de la oligarquía, dada la composición y el credo ideológico de la ´´ciudadanización´´ que integra su Consejo General.
En la jerarquía piramidal que impuso la globalización neoliberal, en la cúspide se sitúa el primer lugar de mando, el cual le corresponde al poder económico en manos de la oligarquía; el segundo lugar, en forma decreciente, le siguen los medios masivos de información, constituidos en monopolios mediáticos, desempeñando el papel de aparato ideológico del poder económico. Éste se encarga de modelar la conciencia de la población, al grado de que acepte la brutal dominación de que es objeto por parte de quienes ejercen el poder económico; su tarea consiste en sembrar la idea de que no hay otro mundo posible, que no existen otras alternativas, y que ésta que vivimos es la ´´normalidad democrática´´, y que por tanto, el IFE es imprescindible para el país.
El tercer lugar de la jerarquía piramidal, de arriba hacia abajo, le corresponde al poder político. Éste desempeña la calidad de mayordomo, es el encargado de diseñar, imponer y defender, las normas del estado de derecho oligárquico. Otorga los privilegios y concesiones a los dueños del poder económico. Es el poder político, integrado por la dictadura dominante del PRIANato, la que sirve tanto al poder económico como a su aparato ideológico -léase monopolios mediáticos-. Las recientes concesiones que acaba de recibir Televisa, a precio de regalo, es ilustrativa de lo eficientes que son y el grado de servilismo del poder político cuando se trata de cumplir su misión a favor de los aparatos ideológicos. En cambio, ante tantas carencias que sufre el pueblo hay quienes se preguntan porqué razón es hoy tan inoperante el sistema político, y la respuesta es muy sencilla, porque ocupa el tercer lugar en la jerarquía de la dictadura dominante.
El poder económico, ubicado en la cúspide de la jerarquía piramidal es quien decide los modelos económico y político; también el modelo de democracia, el régimen de partidos y las instituciones como el IFE que velarán por la conservación del estatus vigente.
Hace 20 años que nació junto con el IFE una nueva generación de mexicanos; hoy son jóvenes que no han conocido otra cosa que la derechización del país, la profundización de la pobreza, la desigualdad y la creciente violencia social, han vivido y sufrido en carne propia los resultados de este proceso infame que se ha impuesto a nuestro pueblo; es la generación de la crisis. Una generación de mexicanos que creció y se desarrolló en medio de la desesperanza y de las sucesivas contrarreformas electorales que fueron acotando el régimen democrático y reforzando la dictadura dominante.
Sin embargo, así como nacieron todas las instituciones de la derecha así tendrán que desaparecer, para dar paso a las nuevas que tendrán que emanar de un nuevo régimen integrado por fuerzas progresistas. El IFE, junto con todas las instituciones que han hecho posible las agresiones a la clase trabajadora y sus instrumentos de lucha, como es el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas y los mineros de Cananea, en Sonora, los que han institucionalizado la criminal política salarial, autores de la pobreza y del estado de barbarie, de violencia e inseguridad, que ya rebasa los 30 mil muertos en lo que va del sexenio, están condenados a desaparecer junto con el proceso derechizador que los engendró. ¡Otro país es posible!
San Luis, Río Colorado, Sonora. 16 de octubre 2010.

No hay comentarios: