domingo, 20 de junio de 2010

20 DE JUNIO DE 1948
LXII ANIVERSARIO DEL PARTIDO POPULAR SOCIALISTA
Como militante que soy de la trinchera fundada por el maestro Vicente Lombardo Toledano, me es imposible dejar pasar la efeméride sin compartir unas breves reflexiones con quienes me dispensan el favor de leer esta columna. Qué ha sido y cuál es la perspectiva en la realidad actual de esta trinchera ideológica y política, es algo que debemos recordar los que aquí militamos y desde luego, también los militantes de los sectores de avanzada del país.
El maestro Lombardo convocó el 3 de enero de 1947 a todos los marxistas mexicanos para que por la primera vez, y la única todavía en esta fecha, se reunieran para discutir en conjunto los objetivos y la táctica de lucha del sector revolucionario de México, y precisar la necesidad objetiva de crear el Partido Popular de tipo nuevo que había propuesto. La Mesa Redonda de los Marxistas Mexicanos se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes del 10 al 16 de enero de 1947.
El 25 de septiembre del mismo año se dio a conocer públicamente la integración del Comité Nacional Organizador del Partido Popular con 196 hombres y mujeres dedicados a diversas actividades sociales, políticas, culturales y científicas, y con las más variadas concepciones ideológicas, pero resueltas a cumplir con entereza la tarea de realizar una amplia consulta pública en torno a la idea que los unía de formar un nuevo partido político, consagrado fundamentalmente a la defensa de la independencia y la soberanía de la nación, a elevar las condiciones del pueblo y la lucha por el mantenimiento y la ampliación del régimen democrático en el país. Baste recordar que entre esas personalidades organizadoras de la fundación del partido se encontraban, entre otros de igual categoría, Andrés Henestrosa, Diego Rivera, Narciso Bassols, Enrique Ramírez y Ramírez, Vidal Díaz Muñoz, etc., etc.
En el Manifiesto al Pueblo de México que dirige, el 31 de octubre de 1947, el Comité Nacional Coordinador del Partido Popular, firmado por la Dirección Política que encabezaba el maestro Vicente Lombardo Toledano, en su primera parte expresa: “Se ha iniciado en la vida de México una nueva etapa. Esta etapa es la del surgimiento de los partidos políticos. Durante los últimos años las fuerzas materiales del país adquirieron un importante desarrollo, y por lo mismo la conciencia pública se ha elevado considerablemente. Este periodo de crecimiento nacional ha coincidido con la crisis internacional más grave de todos los tiempos, expresada dramáticamente en la II Guerra Mundial. A consecuencia de estos dos factores trascendentales, nuestro país se encuentra ahora en el umbral de una nueva época de su historia.
“El pueblo mexicano, poseído de un profundo descontento ante su situación económica, irritado por las alarmantes manifestaciones de corrupción y por el cacicazgo político en que todavía se debaten vastos sectores, ansioso de construir un régimen de orden y trabajo, deseoso, en suma, de superar y destruir el pasado secular de explotaciones y humillaciones de que ha sido víctima, y de construir una patria fuerte y pacífica, decorosa y limpia, busca instrumentos de pensamiento y de acción a través de los cuales satisfacer y realizar estos anhelos supremos. En estas circunstancias, ha surgido la iniciativa de crear el Partido Popular…”
Los trabajos preparatorios se coronaron con el exitoso Congreso Constituyente realizado durante los días 20 y 21 de junio de 1948, cuyas actividades se llevaron a cabo en el “Salón Amanecer” de la Colonia Roma, de la capital mexicana. Así nacía el partido que sería y no sería el mismo a cada minuto, a cada hora, a cada día, a cada mes, a cada año de su desarrollo. El Partido Popular se fue transformando con el correr del tiempo. Su metamorfosis obedeció a sus cambios internos, al proceso de superación de sus integrantes. El maestro Lombardo dijo al respecto: “Muchos de los que están ahora en el Partido mañana ya no estarán. Pero vendrán otros y otros más, surgidos de la inagotable fuente del pueblo. El Partido es como un tren que parte de una estación y se dirige a su objetivo. Durante el trayecto se irán bajando algunos; en cada estación lo abandonarán los que se cansen del largo viaje, pero lo abordarán otros y otros. No podríamos saber cuántos ni quiénes van a llegar al final. De lo que sí debemos estar seguros es de que el tren llegará a su destino”.
Las proféticas palabras del maestro Lombardo en el alumbramiento de la trinchera se han ido cumpliendo, de ayer a hoy la realidad ha cambiado y el partido también. Una buena cantidad de compañeros ya no están con nosotros porque les ha llegado la hora definitiva; otros tantos se fueron porque se cansaron de luchar, otros arriaron banderas por oportunismo, otros más por descarada traición a los principios tuvieron que ser expulsados, el caso es que muchos militantes han abandonado la lucha lombardista y se han pasado, algunos incluso, al campo del enemigo. Sin embargo, las banderas solferinas siguen siendo enarboladas por un grupo de militantes probados en la lucha, en el sacrificio y la adversidad, alejados de la prevaricación y el oportunismo, que sin aspirar a cargos públicos y manteniendo con sus mermados bolsillos su fe en la victoria definitiva del pueblo, siguen manteniendo la lucha en las nuevas y difíciles circunstancias y marchando al ritmo de la historia.
El aniversario número sesenta y dos a que está arribando esta trinchera se cumple en un marco histórico por demás desfavorable a los intereses de la nación. El país gobernado por la facción más recalcitrante de la derecha, y el pueblo sumido en la más grave miseria que recuerde nuestra generación. Un sexenio que pinta de negro el panorama de la economía, y de rojo el nivel de seguridad pública, por la violencia desbordada en toda la geografía nacional. Las muertes violentas que se apilan por montones producto de la pésima conducción del país sólo es superada por el número de muertos durante la Revolución Mexicana.
Vivimos un régimen democrático acotado y excluyente, sin la existencia de partidos proletarios con registro. Ante la ausencia de diputados lombardistas tenemos un Congreso de la Unión uniclasista, donde reina la ideología de la derecha sin contrapeso ideológico verdadero. El escenario actual dominado por las estrategias de la oligarquía para robarse la conciencia colectiva a favor de sus intereses. Las fuerzas políticas de la burguesía y la opinión pública mareadas por la Iniciativa México, creyendo en el imposible de que tal proyecto de la oligarquía detonará la transformación positiva de México. Cuánta ingenuidad reina en el ambiente; la idea de que las clases adineradas son ahora las que van a impulsar el desarrollo es contra natura, los beneficiarios no pueden atentar contra el sistema de opresión que los ha encumbrado económica y políticamente.
Nunca en la historia de México, ni en ningún otro país, han sido las clases poseedoras las que promuevan y apoyen la transformación progresiva de la sociedad, al contrario, ellos han sido siempre la retranca. Desde luego que la tal Iniciativa México, juzgándola de donde proviene, es eso, una retranca en el camino del progreso verdadero, que busca y demanda el pueblo con el puño en alto. La idea de un México nuevo y más justo corresponde por entero a las masas explotadas y sus conductores, y son éstos factores los que han estallado históricamente en su afán de destruir el viejo y caduco orden imperante para construir uno nuevo.
Nuestra victoria por el registro del partido ante el IFE está ligado necesariamente a un cambio positivo en la correlación de fuerzas políticas en el país, ese cambio cualitativo que deberá inaugurar una nueva etapa del desarrollo material y político del pueblo. Los militantes de la trinchera lombardista entendemos que, en las circunstancia actuales de hegemonía brutal de la ideología de la derecha que permea todas las instituciones y todos los ámbitos de la vida nacional, el registro del partido es casi imposible. Mientras ese cambio cualitativo no ocurra, la perspectiva en la realidad actual es seguir participando en todos los frentes de lucha que no requieren del registro del IFE ni de ninguna institución del gobierno de la derecha, y marchar políticamente al lado de las fuerzas progresistas para conquistar los cambios que anhela el pueblo.
La existencia de esta trinchera histórica estará asegurada mientras su militancia siga quemándose en su interior por la flama del ideal, por nuestro amor propio al proletariado y a la nación entera. ¡Larga vida al Partido Popular Socialista!, ¡Viva México!

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