domingo, 6 de septiembre de 2009

(V Entrega)
CONVULSION SOCIAL O EMANCIPACION PACIFICA
¿COMO SE RESOLVERAN LAS CONTRADICCIONES SOCIALES EN MÉXICO?

El TLCAN: Síntesis de las contradicciones económicas entre los intereses de la nación y los del imperialismo norteamericano. El Tratado de Libre Comercio firmado en las postrimerías del salinato con los Estados Unidos ha dado los resultados previsibles desde sus inicios en perjuicio de la nación. Entre una economía débil, subdesarrollada, de capitalismo dependiente, y otra altamente desarrollada que vive la etapa de la exportación de capitales, no hay garantías ni normas que puedan regular la actividad comercial en igualdad de condiciones; esto lo saben perfectamente, entre otros, la industria lechera que no puede competir con las importaciones de la leche en polvo a bajísimos precios; también lo saben los aguacateros, los atuneros y los camioneros mexicanos.
El libre flujo de mercancías y capitales se ha dado sin cortapisa alguna sólo de los Estados Unidos hacia México, lo que ha dado como resultado la absorción, integración y anexión económica del más débil a favor del más fuerte, nos ha tragado el monstruo económico del norte. Nuestra realidad no es comparable en ningún modo con lo que se vive actualmente en la Comunidad Económica Europea, donde sus integrantes poseen un desarrollo económico similar, lo que da una integración provecha para sus pueblos porque nadie se somete a nadie.
Los sectores progresistas denunciaron a tiempo que la estrategia imperialista de apoderarse del mercado nacional para beneficio de su industria traería como consecuencia la pérdida de nuestra identidad, corriendo grave peligro nuestra independencia y soberanía nacionales.
El fracaso del TLCAN como panacea del desarrollo nacional ha quedado demostrado en sus largos 15 años de operación (1994-2009); no se puede entender la terquedad de la derecha gobernante en seguirlo defendiendo como no sea por su actitud servil, propia de lacayos al servicio de los intereses yanquis y los monopolios de aquel asentados en nuestro país.
Las mismas cifras de la Secretaría de Economía (SE) dicen que, si bien México se ubica dentro de las 15 potencias exportadoras del mundo, lo cierto es que el 90.2 por ciento de las ventas mexicanas al exterior son realizadas por las grandes corporaciones filiales de los monopolios, porción muy diferente a lo que se observa en otras regiones como Brasil y la Unión Europea en donde la participación de las pequeñas empresas en comercio exterior es mucho mayor que en México. Dicho en otros términos, el 98 por ciento de la planta productiva nacional, compuesta por las micro, pequeñas y medianas empresas son ajenas por completo a los supuestos beneficios del TLCAN.
En el campo mexicano no es menor el daño que ha provocado el tratado comercial. La presión que ejerce la importación masiva de maíz subsidiado procedente de EU y la falta de apoyo de la Sagarpa para impulsar un sistema de compras o cobertura a los productores nacionales, ha acelerado el abandono de las tierras en el norte del país donde más del 80 por ciento de los ejidatarios las han rentado o vendido. Carlos Salazar, secretario general de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM), dijo que tan sólo en Tamaulipas se tiene un excedente de 350 mil toneladas de maíz blanco que no se pueden colocar en el mercado nacional debido a que la Sagarpa no ha querido ejercer -intencionalmente-, los ocho mil millones de pesos que el Congreso le autorizó para impulsar la comercialización a precio internacional.
El mismo líder de los productores de maíz calificó de inexplicable que mientras los productores nacionales han aumentado sus cosechas de maíz a 24 millones de toneladas, no se ponga un freno a las importaciones que este año ascenderán a 11.5 millones de toneladas de maíz de pésima calidad o genéticamente modificado. El dirigente dijo que la apertura total sin arancel a las importaciones de maíz subsidiado de mala calidad mantiene en alta desventaja a los productores nacionales, que no tienen garantía ni certeza de vender o cuando menos obtener un precio justo por sus cosechas.
Mencionó el líder agrarista que las principales beneficiarias de esas importaciones subsidiadas son los monopolios comercializadores como Cargil, Corn Products Internacional, Tyson, y la mexicana Maseca, que adquieren el maíz para sus procesos internos o para colocarlo en el mercado internacional obteniendo millonarias ganancias. En cambio, a los productores nacionales se les ofrece un precio inferior a los 2 mil 500 pesos por tonelada, sin importar la excelente calidad de las cosechas, lo que prácticamente los deja sin ganancias para preparar el siguiente ciclo agrícola. El líder agrario resume en sus palabras la quiebra total del campo y la angustia de los campesinos como resultado de la aplicación del tratado comercial; una quiebra que no se debe a que no produzcan nuestras tierras sino porque así conviene a los monopolios y los lacayos que despachan en Palacio Nacional.
Esa es la política del Estado neoliberal para el campo mexicano, desde Salinas a la fecha, desmantelar al campo para entregarlo totalmente a los intereses de los monopolios en el marco del TLCAN. La quiebra de los campesinos es una estrategia bien articulada por los enemigos de México; ausencia total de políticas progresistas que garanticen un precio justo a la producción agropecuaria, ausencia de créditos oportunos, baratos y suficientes, ausencia de instituciones del Estado para producir fertilizantes e insumos en general, todas esas ausencias deliberadas y organizadas por los enemigos de la Reforma Agraria y el proyecto social de la Revolución Mexicana, son las que le están dando el tiro de gracia a los campesinos y a la producción estratégica y prioritaria de los alimentos que consume el país.
La última de las consecuencias de esa estrategia entreguista es la pérdida de las tierras ejidales por medio de juicios de embargo, mismos que son promovidos por mercenarios al servicio de los terratenientes, quienes se dedican a comprar adeudos de cartera vencida, con el propósito de despojar después a los campesinos de su tierra.
En el campo mexicano el neolatifundismo está tomando carta de naturaleza nuevamente, como resultado de la contrarreforma salinista al Artículo 27 Constitucional, que hizo del ejido una mercancía sujetas a las leyes del mercado. La concentración de la tierra en pocas manos a la usanza del porfirismo, valiéndose del despojo de tierras a los campesinos minifundistas que no han cubierto sus adeudos en cartera vencida, va convirtiendo al campo en un mercado exclusivo para el gran capital nacional y extranjero.
Los campesinos sin tierra que lucharon al lado de Emiliano Zapata para obtenerla fue una de las contradicciones insalvables frente a los hacendados que los condujo finalmente a tomar las armas; un centenario después de ese movimiento social se están configurando las mismas contradicciones que pueden desembocar en un estallido social de incalculables consecuencias.
La inconformidad general en el campo y las organizaciones campesinas en pie de lucha, ante la amenaza de recortes al presupuesto destinado al campo. De la violencia verbal a la violencia sólo hay un paso. “El dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Cruz López Aguilar -OEM-Informex, 27 de agosto- advirtió al gobierno federal que no se le vaya ocurrir atentar contra los programas que actualmente tiene el campo mexicano, ya que sin el apoyo a los pobres no habrá tranquilidad social y sin soberanía alimentaria peligra la patria.
“Cruz López Aguilar indicó que un probable diez por ciento en IVA a alimentos y medicinas hará diez por ciento más pobres a los pobres, e incorporará al menos a otros cinco millones de mexicanos a la pobreza alimentaria, ya que el modelo económico concentrador de la riqueza y la crisis de la política social vigente no solo daña, también enciende los focos rojos de la inconformidad social en las regiones marginadas de México; no le conviene a nadie echarle leña al fuego. Por ello, mandó un mensaje a los que llamó señores financieros, custodios de la maltrecha economía nacional, a que ni siquiera piensen en tocar los programas que actualmente tiene el campo, y advirtió que de no cambiar su actitud, iremos directamente al enfrentamiento”.
La desesperación de los campesinos ante el caos y la zozobra que se vive en el campo no es compartida por la derecha gobernante, allá en sus oficinas se habla sólo de los privilegiados, los cristales de sus anteojos sólo ven los avances del sector minoritario favorecido con su política concentradora. En ésta lucha de clases radicalizada al máximo nivel hay dos versiones que se contraponen.
El Ingeniero Alberto Cárdenas Jiménez, titular de la Sagarpa, en su comparecencia reciente ante diputados, afirmó que “el campo mexicano vive una etapa de bonanza, de franca recuperación y hasta de crecimiento”, lo único que olvido aclarar es quiénes son los que viven esa “bonanza”, porque la aplicación irrestricta de las reglas del TLCAN han propiciado la división de nuestro campo en tres sectores contradictorios: los primeros y únicos beneficiarios del tratado comercial, que son las filiales de corporaciones transnacionales y el neolatifundismo que practica la agricultura intensiva, mismo que se apropia de la mayor parte de los fondos con que operan los programas gubernamentales de apoyo. Este sector minoritario y privilegiado es el que sí puede crecer, ser competitivo y exportar, éstos representan sólo el 6 por ciento de la totalidad del campo mexicano. Los segundos, que representan el 14 por ciento y son de transición; y los terceros que representan el 80 por ciento, el campo en quiebra total, semillero de trabajadores que migran al extranjero en busca de empleo, válvula de escape hoy inoperante ante la crisis que se vive en los Estados Unidos; los millones de mexicanos que se fueron están ahora regresando a sus jacales con hambre y mucha desesperación. Resultado: las remesas que recibía nuestro país por el trabajo de estos compatriotas en el extranjero van en picada y la crisis se agudiza.

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