domingo, 24 de abril de 2011

LA INOCULTABLE TRAGEDIA NACIONAL
Pese a los esfuerzos que hace el regimen de la derecha por ocultar la realidad resultante de su desastrosa gestión gubernamental; a pesar de sus campañas mediáticas que promueven ´´más que en cualquier otro sexenio´´ sus mentirosas bondades; y muy a pesar de los intelectuales del régimen que se empeñan en sostener que ´´la pobreza sólo existe en el imaginario colectivo y no en la realidad´´, como lo afirman en sus libros Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín y Macario Shketino, entre otros, hay una trágica realidad inocultable que pesa cada día más sobre los hombros del pueblo y que busca angustiosamente una salida.
Como es sabido, el trabajo de los intelectuales al servicio del régimen consiste en ocultar y engañar, por ello les pagan. Mientras tanto, el trabajo de los intelectuales serios y honestos, de los investigadores, de los científicos y académicos, así como de todos los sectores del campo democrático y progresista, consiste en examinar objetivamente y con rigor científico los resultados de las políticas públicas medibles en la calidad de vida y hacerlas llegar a la población para que ésta pueda valorarlas y confrontarlas con las engañifas oficiales. El ciudadano común ya sabe y siente en carne propia sus condiciones de miseria, sólo falta que su conciencia esclarezca las causas de su sufrimiento.
Veamos entonces, ¿cuáles son las verdaderas razones por las que hay cada vez menos comida en la mesa del trabajador? Un estudio reciente realizado por especialistas de la UNAM nos da la respuesta, comentemos parte de la nota publicada por OEM-Informex, fechada el pasado 18 de abril. En la misma se afirma lo siguiente: ´´Cae poder adquisitivo del salario en el actual sexenio 47 %, revela la UNAM. El empleo precario ha aumentado, lo que se traduce en menor calidad de vida y una distribución de la riqueza poco igualitaria, ya que un trabajador con sueldo mínimo de 59.82 pesos necesita laborar más de 22 horas por jornada para cubrir sus necesidades básicas de alimentación.
´´Esto sin tomar en cuenta los ajustes en los precios de gas doméstico, renta, aseo personal y gastos del hogar. Por ello, la pérdida del poder adquisitivo en lo que va del sexenio del presidente Felipe Calderón es superior al 47.1 %, de acuerdo con el estudio del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
´´En este sentido, se destaca que actualmente las familias trabajadoras en México adquieren 39 % menos alimentos que al inicio del actual gobierno. En el informe denominado ´´La caída del poder adquisitivo del salario es mayor que en la década perdida´´, los especialistas de la UNAM señalaron que los aumentos al precio del aceite comestible han sido superiores al 125.02%, mientras que el kilogramo de azúcar refleja un alza de 131%, y el kilo de fríjol es mayor a 219.04%, entre otros aumentos igual de significativos para la economía popular.
´´Los economistas de la UNAM advirtieron que de continuar la tendencia del salario mínimo, se presentará una caída histórica mayor a la registrada durante el sexenio de Ernesto Zedillo, que fue del 51%. Por lo que es previsible que la pérdida del poder adquisitivo rebase el 60%, lo que representaría la mayor merma desde los años 40 del siglo pasado´´.
Lo que se afirma de manera contundente en este estudio realizado por la UNAM, es que el gobierno calderonista le ha causado al pueblo uno de los mayores desastres de su historia, lo que se vive hoy es una tragedia inocultable que ni los intelectuales de la reacción podrán ocultar mediante su verborrea engañosa.
Resulta un insulto a la inteligencia colectiva el que Calderón insista en que durante su desgobierno se ha avanzado ´´más que en cualquier otro sexenio´´, que los programas sociales han aumentado considerablemente en relación con los gobiernos de la posrevolución.
Es cierto que en los años 70, por ejemplo, no existían los mismos programas sociales que se ponderan hoy, pero debemos entender que el asistencialismo ´´a los que menos tienen´´ es un reconocimiento oficial al aumento de la pobreza, miseria de la cual ellos mismos son sus autores. Una ecuación simple nos sirve para ilustrar el papel inservible que desempeñan los programas asistencialistas para atender la pobreza: a mayor cantidad existente de programas focalizadores mayor es el grado de pobreza que hay que atender. Por sí mismos nunca podrán abatir la resultante de un problema que surge de la injusta estructura económica. En los años 70 el poder adquisitivo del salario era infinitamente superior al de hoy, y en razón de ello el grado de pobreza alimentaria era menor, y por lo mismo resultaba menor la necesidad de programas focalizados para atender la pobreza galopante.
Ni todos los intelectuales de la reacción juntos podrán ocultar la tragedia que vive el país. ¿Acaso los programas sociales existentes han disminuido los índices de pobreza? La derecha se para el cuello con muchos de ellos, llámense Oportunidades, Seguro Popular, etc., que saturan todos los medios masivos de comunicación, tratando de convencernos de su justeza. La verdadera justicia social consiste en repartir la riqueza equitativamente entre todos los factores de la producción económica, el día que lo logremos serán innecesarios los programas asistencialistas y clientelares, ¡el pueblo demanda justicia no dádivas a la miseria!

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