domingo, 13 de marzo de 2011

MARCELO EBRARD
EL CANDIDATO PAN-PRD PARA 2012
A medida que pasan los días se va esclareciendo la estrategia que utilizarán las fuerzas políticas dominantes buscando prolongar el actual régimen de privilegios más allá de 2012. Felipe Calderón, jefe político y militar del Estado neoliberal, hace unos días, reunido en pleno con el Consejo Nacional de su partido -el PAN-, estableció durante su intervención las principales premisas que deberá observar el partido en el proceso electivo de su candidato presidencial para 2012.
Su discurso tronante sorprendió a la cúpula albiazul ahí presente y a la ´´caballada´´ que busca la candidatura, por igual sacudió también a todos los panistas del país y a todas las fuerzas de la burguesía, por el inusitado anuncio de que el PAN podría tener un candidato presidencial externo. Con un gramo de inteligencia que se posea es suficiente para entender la línea felipista, quedó inaugurado desde ese momento un anzuelo para buscar un candidato factible que pueda garantizar lo que se ha dado en llamar una ´´alianza´´ pan-perredista para la sucesión del próximo año.
Se percibe que hay fuerzas superiores que mueven los hilos de la estrategia sucesional que le dictaron el discurso que debía presentar ante ese órgano de dirección partidaria, seguramente a los autores no les importó la previsible molestia del panismo al sentir la intentona de despojarlos de su candidatura. La nomenclatura integrada por el poder económico está plenamente consciente del rotundo fracaso y el enorme desprestigio que arrastra el régimen calderonista, consideran con justeza que ningún militante panista podrá obtener la victoria electoral en la contienda sucesoria, si el PAN se presenta sólo ante el electorado. Esa razón tan poderosa los impulsa a buscar que el panismo construya una alianza entre el PAN y el PRD que los fortalezca en sus ambiciones.
Alguien tiene que explotar en su beneficio la contradicción interna existente entre las mismas fuerzas políticas retardatarias, que no es de orden ideológico sino que obedece exclusivamente a los apetitos por la administración del poder político, y ése alguien es el poder económico que actúa por encima de ellos. Una pugna interna que se libra básicamente entre dos sectores: El primero está integrado por la oligarquía pragmática, defensora de los postulados del estado neoliberal y las leyes del mercado, en consecuencia apéndice del capital financiero y monopólico transnacional, cuyo precandidato es Enrique Peña Nieto bajo las siglas del PRI.
Mientras que el segundo sector se constituye de fuerzas que defienden los mismos postulados y conceptos económicos y políticos, lo único que los diferencia es el conservadurismo clerical en su doctrina. Este sector detenta hoy el poder con Felipe Calderón a la cabeza y se apresta a defender su permanencia; ellos piensan que la lucha por el poder se libra sólo entre éstos dos sectores, que Peña Nieto es el rival a vencer, mientras que los dueños del poder económico, más inteligentes aún, piensan que el verdadero peligro a vencer está representado por AMLO y su programa alternativo, y la estrategia establecida por éste consiste en limpiar el camino de ese obstáculo para que la victoria electoral corresponda sea al PRI o a una alianza pan-perredista, con lo que el estatus de privilegios vigente no correría ningún peligro. En esa lucha sectorial por el poder, Felipe Calderón sabe que su partido es débil y el PAN si va sólo a la contienda será derrotado, por eso agotará todos sus alientos para construir una candidatura conjunta con el PRD, pues afirman que las alianzas entre ellos han resultado muy ´´exitosas´´.
Los dueños de este paraíso mexicano que ha cultivado en su tierra el grado de concentración de la riqueza más insultante, con Carlos Slim a la cabeza, están encaminando una estrategia con carambola de tres bandas para conseguir sus propósitos. Está consiste en ofrecer al electorado dos candidaturas que respondan por igual a sus intereses, atrayendo el voto popular hacia ellas, y a la misma vez eliminando las posibilidades de triunfo de un tercer aspirante que representa el peligro a sus intereses.
Así las cosas, si gana Peña Nieto por el PRI, o Marcelo Ebrard encabezando una alianza PAN-PRD, la oligarquía se sentiría satisfecha porque representan lo mismo, pues el único programa que ha logrado incomodarlos es el que enarbola AMLO, razón de más para evitar a toda costa que sea el candidato de unidad de los partidos PRD-PT-PC. La fabricación de encuestas a modo y los reflectores y recursos suficientes, harían que Marcelo se apropie de la candidatura perredista, empujando a AMLO a competir sólo con los dos partidos restantes, eso si no los convencen de convertirse en marcelistas. El siguiente paso sería la negociación con el PAN par definir la candidatura presidencial ´´aliancista´´.
Aunque Jesús Ortega, Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard, han sostenido en diversas ocasiones que no contemplan una alianza con el PAN para 2012, todo cambiaría si el panismo ofreciera hacerlo su candidato presidencial ´´para detener a Peña Nieto´´.
Para terminar con la confusión reinante en torno al sonado tema de las alianzas entre el PAN y el PRD, hay que declarar de manera contundente: no son de izquierda los que se alían con la derecha, nunca lo han sido. No traicionan ningún principio porque no los tienen, tales acciones son resultado de la ideología de la derecha actuando en pleno, la que corroe y permea al régimen imperante y todas sus instituciones, incluyendo los partidos políticos de la burguesía y de la social democracia, vacilantes en el mejor de los casos.
La cúpula perredista, al aliarse con el PAN no traiciona a la izquierda porque no son parte de ella, son activos militantes de la derecha desempeñando el papel de quinta columna dentro del sector de la izquierda. A las coaliciones electorales registradas entre éstos partidos citados no deben llamársele ´´alianzas´´, porque el término es apropiado únicamente para los acuerdos entre dos fuerzas disímbolas ideológicamente y diferentes entre sí, y éste no es el caso. Se entiende mejor como el poder de atracción y de convocatoria de una ideología trabajando en la concentración y aglutinamiento de todas sus fuerzas y activos para lograr un fin, que es el de conservarse en el poder.
Confían los dueños del dinero en poder seguir sosteniendo a la servidumbre que administra su agenda política; confían en seguir distrayendo a nuestro pueblo con los mercachifles y politicastros sin cerebro, que no practican la política entendiéndola como la superior de las ciencias sociales, que se nutre de la experiencia histórica, sino tomándola como simple hipódromo donde corre la ´´caballada´´ de los partidos de la burguesía en busca de confirmarse en el poder.
El 2012 es la fecha en que la nación podrá definir su porvenir inmediato, en sus manos está el echar al bote de la basura todos los distractores y engaños que le presenten con el fin de despojarlo de su voluntad soberana nuevamente. El Camino está a la izquierda, pero de la verdadera izquierda y no de sus impostores. El camino está mediatizado con puros productos chatarra que ofrecen el mismo camino de sacrificios para el pueblo y privilegios para un sector minoritario enriquecido.
Peña Nieto, lo mismo que Manlio Fabio Beltrones, el ´´estadista´´ de las clases satisfechas, como Marcelo Ebrard, el gran privatizador de la vida pública del D.F., y toda la ´´caballada´´ de la derecha neoliberal tendrán que ser barridos del camino de la liberación definitiva. Sólo el pueblo organizado en un poderoso frente nacional, democrático y patriótico, planteado por el maestro Vicente Lombardo Toledano, podrá derrotar políticamente a la oligarquía dominante; el porvenir de México está en juego.

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