sábado, 12 de febrero de 2011

LA CTM DE FELIPE CALDERON
Tiempos desafortunados vive la clase trabajadora bajo el yugo de la derecha, hoy son los enemigos del proletariado los que presiden la mesa en los magnos eventos donde debiera reinar el espíritu combativo y la solidaridad entre los hermanos de clase, donde debiera organizarse el programa emancipador para que sus familias eleven su calidad de vida y la nación sea cada vez más independiente y soberana. Hoy son tiempos en que acuden los líderes charros ante las congregaciones obreras a justificar la miserable política salarial del gobierno. En esta vez, el marco fue el XXIII Congreso Nacional Azucarero, donde el secretario de la parte empresarial Javier Lozano Alarcón, y el magnate multimillonario Joaquín Gamboa Pascoe, ocupando la silla mayor de la CTM, fueron a repetir el evangelio explotador a los trabajadores presentes.
Javier Lozano, en sus ambiciones presidenciales, reclama el apoyo de los trabajadores hacia Felipe Calderón por su trabajo en favor de la patria, ´´…lo que no se vale es esa mezquindad de andarle regateando el apoyo al presidente de la República…´´;´´…pésele a quien le pese, gracias a la CTM, el país ha conservado la paz laboral…´´, reconociendo explícitamente que la central obrera es uno de los principales puntales que han ayudado al gobierno ha sostener la criminal política salarial; para luego sentenciar que será el PAN el que se lleve nuevamente el triunfo en 2012. En tanto que Joaquín Gamboa Pascoe, hablando en nombre de los trabajadores, arrebatándoles la voz a los sin voz, se dedicó a defender a rabiar la gestión calderonista porque dijo que ´´… dirigir al país no es cosa fácil y no se pueden hacer milagros…´´.
Solo el nombre quedó en pie de aquella gloriosa central obrera fundada por el maestro Vicente Lombardo Toledano, como resultado de la celebración del Congreso de Unificación Proletaria, del 26 al 29 de febrero de 1936. La doctrina social original de la CTM, contenida en su declaración de Principios, Objetivos y Tácticas de Lucha, postulaba los siguientes principios: abolición del régimen capitalista; lucha por el socialismo; liberación económica y política del país y; unidad internacional del proletariado. En cuanto a la línea estratégica y táctica, los documentos básicos establecían la unidad obrero-campesina con todas las fuerzas democráticas del país, para lograr el desarrollo independiente de la nación.
La línea del sindicalismo revolucionario practicada por su fundador durante el tiempo que dirigió la central, fue enterrada para transitar al charrismo sindical practicado por Fidel Velásquez hasta su muerte. A Leonardo Rodríguez Alcaine le correspondió la tarea de recibir y apoyar la llegada de Vicente Fox, el cual inaugura un régimen de derecha contrario a los intereses de la clase obrera; misma línea que adopta Joaquín Gamboa Pascoe, al hacerse cargo de la conducción de esta central obrera. Su gestión es más radical y profunda porque le da el tiro de gracia al instrumento de lucha al amarrarlo y entregarlo de cuerpo entero a los enemigos históricos de la clase trabajadora y sus legítimas aspiraciones.
La CTM ha registrado en su historia los mismos cambios de carácter registrados hasta hoy por el Estado mexicano: en su origen lombardista se concibió como un instrumento de lucha con carácter combativo bajo la línea del sindicalismo revolucionario, durante el gobierno avanzado y progresista de Lázaro Cárdenas, que interpretó fielmente los postulados de la Revolución Mexicana. Con Fidel Velásquez, charrismo sindical, corrupción y colaboracionismo. Época de clientelismo y usufructo de posiciones dentro del gobierno, conservando la capacidad para exigir aumentos salariales por lo menos en el discurso, esto durante los gobiernos contradictorios de la posrevolución y; durante los últimos diez años, cuando el carácter del Estado mexicano se uniforma bajo los principios ideológicos de la derecha empresarial y reaccionaria, la clase obrera pierde totalmente uno de sus principales instrumentos de lucha y pasa a formar parte del los activos de la reacción para lograr su proyecto. Estos son los tiempos: La CTM de Lombardo y Lázaro Cárdenas, no es la misma CTM de Joaquín Gamboa Pascoe y Felipe Calderón. Se ha completado el tránsito involutivo que ha permitido transformar el lema “por la emancipación de México” en un lamentable lema de entreguismo y postración frente a los designios de las fuerzas del capital.
Así lo atestigua la historia reciente. Durante la inauguración de los trabajos de la 130 Asamblea del Consejo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México, el 24 de febrero de 2008, en el salón Fernando Amilpa (DF), estando como invitado de honor Felipe Calderón, acompañado de altos funcionarios de su gabinete usurpador, el líder cetemista Joaquín Gamboa declaró su postración: “nuestra central obrera no solicita un aumento al salario, porque al otro día sube el precio hasta del aire que respiramos”. A decir del dirigente, los trabajadores agremiados a la central “nunca han optado ni por el paro ni las huelgas generales” lo cual equivale a declararle al representante del régimen de derecha la sumisión abyecta y el camino libre para que se continúe con la política restrictiva y criminal del salario que sacrifica a los trabajadores y sus familias.
Joaquín Gamboa Pascoe, actuando sin vergüenza alguna, le recordó a Calderón que tras su asunción, la CTM fue la primera organización que reconoció plenamente el triunfo panista, además de que fue la primera instancia sindical que “le expresó su respeto y le reconoció su alta investidura, como el único gobierno legítimo”. Desbordado en los halagos y en la lambisconería propia de su personalidad le dijo que “los trabajadores del país encuentran en Calderón a un hombre que vale más porque está al pendiente de las realidades y necesidades de su pueblo”.
Es público y notorio el compromiso que adquirió la cúpula cetemista con la facción conservadora y reaccionaria que administra el país. El papel que le tocará a la CTM desempeñar, cuando se discuta la próxima contrarreforma laboral en el Congreso de la Unión, será el de apuntalar el proyecto calderonista, que desde hoy sabemos que es contrario a los intereses de la clase obrera; y si no, al tiempo. La derecha sigue barriendo obstáculos y apropiándose de los instrumentos de lucha del proletariado, para seguir beneficiando los intereses del gran capital. Desgraciadamente, muchos de los cetemistas actuales no conocen el origen combativo de aquella gloriosa central obrera dirigida por el maestro Vicente Lombardo Toledano, otros que la conocen la olvidaron, y la actual generación de trabajadores cetemistas –salvo raras excepciones- se han acostumbrado a la esclavitud que les impone el capital contando con el aval de su dirigente. Pero hay algo que no debe olvidar nadie, sin justicia laboral no hay democracia ni país viable.
San Luis Río Colorado, Sonora, México. A 12 de febrero de 2011.

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