sábado, 17 de abril de 2010

EL PROCESO PRIVATIZADOR AVANZA EN EL PAIS
LE SIGUE EL TURNO A SAN LUIS R.C., SONORA

Bajo los gobiernos del PRI y el PAN avanza la ola privatizadora de la economía nacional y el patrimonio público, lo mismo en las áreas reservadas en la ley, estratégicas y prioritarias, como en todas las áreas de interés donde la iniciativa privada extiende sus tentáculos; desde los ámbitos de la federación hasta los municipios, la ideología fondomonetarista y la derecha tradicional arropa hasta la médula a la actual clase gobernante.
Le sigue en el turno el Ayuntamiento de San Luis Río Colorado, Sonora, el poner en charola de plata a favor de la iniciativa privada el servicio público de recolección y tratamiento de basura, actualmente a cargo del personal sindicalizado del municipio. Se ha sabido a través de los medios informativos del avance de este proceso en marcha que tiene como fin último entregar este servicio a una empresa con personal y equipo propios, lo que desplazará a otras áreas -donde hagan falta- a los empleados actuales que desarrollan esta importante labor. Es falso lo que se afirma en el sentido de que los intereses de los trabajadores y la supervivencia del sindicato no corren riesgos, todo desplazamiento lleva consigo un peligro en sí mismo. ¿Qué tal si la siguiente administración hace recorte de personal aduciendo escasez de recursos? El llamado líder de los pobres, Héctor Manuel Buchanan Domínguez, Secretario General del sindicato del Ayuntamiento, enfrenta en estos días el problema más grande que le ha tocado afrontar durante su largo liderazgo, que es, la sobrevivencia del sindicato que dirige y sus propios compañeros, la estocada del gobierno municipal los alcanzará indudablemente.
Las anteriores administraciones panistas en este municipio dieron un avance en este proceso privatizador del servicio de limpia, con la entrega de una concesión por 15 años para recoger la basura en hospitales y otros centros de interés comunitario a las empresas Medol y Met Plas; hoy la administración priísta actual les retira la concesión, pero no para recuperar esa privatización parcial en beneficio del servicio público sino para entregar en concesión el servicio total de limpia y tratamiento de basura a una sola empresa. De una privatización parcial de este servicio hecho por panistas se pasa a la privatización total del mismo, en esta nueva administración del PRI neoliberal. Así que la pregunta debe ser ¿cuál es la diferencia que distingue al actual priísmo del panismo? Salvo rencillas superficiales entre la familia neoliberal, ninguna.
En efecto, ni en las acciones de gobierno ni en la ideología hay diferencia alguna entre el PRI del Siglo XXI -los que gustan de vestir camisa roja sólo para efectos teatrales- y la corriente de la derecha tradicional; para muestra baste un botón. En San Luis Río Colorado, nuestro municipio, hace tres años consecutivos que no se realizan homenajes oficiales por parte del Ayuntamiento en memoria de Emiliano Zapata durante su aniversario luctuoso los días 10 de abril; esto es, los dos últimos años de la administración panista de Rubén Espino y el actual del gobierno encabezado por el priísta Manuel Baldenebro. Ni la celebración del centenario del inicio de la Revolución Mexicana fue suficiente motivo para realizar una ceremonia cívica ante el busto del caudillo del sur ubicado en el parque que lleva su nombre.
Se entiende perfectamente que los gobiernos panistas por una cuestión ideológica contraria al reparto de la tierra entre los campesinos y por revanchismo no le rindan tributo oficial, y se manifieste así la lucha de clases, lo que no se entiende es que, si el gobierno del doctor Baldenebro se promociona como de origen progresista siga desconociendo esa tradición cívica igual que los panistas. Quedó perfectamente claro que la integración reciente de la Comisión Municipal para las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, sólo fue un acto para efectos mediáticos. El parque donde está instalado el busto del general Emiliano Zapata lució sólo y abandonado durante su aniversario luctuoso, no se hicieron presentes ni las autoridades municipales ni las organizaciones campesinas, de esto van tres años consecutivos.
Desde la década de los 80, cuando en el mundo se impuso una visión privatizadora de los servicios públicos ofrecidos tradicionalmente por el Estado, entre otros salud, educación, alumbrado público, alcantarillado y agua potable, los gobiernos del prianato a todos los niveles transitan la ruta del establecimiento de un “Estado mínimo”, que abdica de su responsabilidad de prestar los servicios públicos en forma directa a la ciudadanía, evidenciando una huida en desbandada al derecho privado.
El caso del estado de México es un caso especialmente peligroso dado que es gobernado por uno de los posibles candidatos a la presidencia del país. Es seguro que sus promotores piensan trasladar las acciones gubernamentales de ese gobierno local a la federación para continuar saqueando la economía nacional durante el siguiente sexenio. Ante el estrepitoso desgaste del PAN en el ejercicio del poder sus benefactores ya piensan desecharlo y ofrecer otra cara nueva pero que igual sirva sus intereses; la oligarquía, la Iglesia Católica y los monopolios mediáticos han hecho de Enrique Peña Nieto la punta de lanza para sembrar la idea entre el pueblo de que la “alternancia” es la solución a los problemas que afronta el país. Pues bien, en tierras mexiquenses, recientemente su Congreso local aprobó una reforma al artículo 126 de su Constitución, para permitir la privatización de los servicios públicos que prestan los municipios tales como: recolección de basura, agua potable, alumbrado público, mercados y panteones, a través del sistema de concesiones. Las ansias privatizadoras del gobernante mexiquense lo han convertido en bandera de las clases retardatarias del progreso social.
La privatización de los servicios públicos también ha cundido en otros lugares del país. En 2006, en Durango, se entregó a la empresa privada Recolección y Disposición de Desechos, la concesión para operar el servicio de limpieza en Gómez Palacio por 15 años; en San Luis Potosí, también, una empresa privada opera el sistema de recolección de basura y lo mismo en Puerto Vallarta, Jalisco; En Aguscalientes, el agua potable está en manos de empresas privadas, entre otros ejemplos a nivel nacional. Así avanza este proceso ominoso que desplaza al ciudadano gobernado que deja de ser un sujeto titular de derechos públicos para convertirse básicamente en cliente de la iniciativa privada.
El doctor Manuel Baldenebro, el presidente municipal de San Luis Río Colorado, Sonora, tiene la oportunidad histórica de trascender si se impone ante la politiquería neoliberal de quienes le asesoran para llevar a cabo esta privatización; bien puede entregar la concesión del servicio de limpia a una sociedad cooperativa integrada por los propios trabajadores sindicalizados del Ayuntamiento, y cumplir así una de sus promesas de campaña que consistió precisamente en el fomento al cooperativismo. De lo contrario, si se monta en la ola privatizadora, la que ha probado su ineficacia total en tres décadas de operación, quedando evidenciado que el privatizar servicios no garantiza calidad ni precio -sólo hay que acudir al expediente de las privatizaciones y sus resultados- entonces el presidente municipal tendrá que explicar al pueblo las verdaderas razones que lo llevan a tomar tal determinación. ¿Son razones de calidad, éticas, morales, sociales, económicas, políticas o ideológicas? El presidente municipal está ante la oportunidad de demostrar con hechos su palabra empeñada en campaña, su propuesta que lo ubicó como integrante del sector progresista y ajeno a la corriente neoliberal que domina su partido. O está con la cúpula que se arrastra ante los intereses privados o se define a favor del pueblo; no tiene otra alternativa.

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