sábado, 14 de febrero de 2009

CATASTROFISTAS Y CATARRIENTOS
LAS DOS VISIONES SOBRE LA REALIDAD NACIONAL
La teoría del resfriado o del simple catarrito, utilizada una y otra vez por los funcionarios del régimen del “Bien Común”, el que dice gobernar el paraíso de las oportunidades y la normalidad democrática, cuando se trata de minimizar ante la opinión pública los efectos del desastre social, económico y financiero que azota el país, se encuentra hoy ante la peor crisis de credibilidad de su historia.
Ante el clamor generalizado del pueblo en demanda de sensibilidad y realismo por parte de quienes asaltaron el poder, se responde con el anatema oficial de “catastrofistas”, se oculta y se trata de minimizar la magnitud de los problemas sabedores de que el pueblo los castigará en este proceso electoral por su evidente ineficacia al frente de los destinos del país. A pesar de la desmedida campaña publicitaria oficial que se promueve bajo el slogan “para vivir mejor” la ola de catastrofistas sigue en aumento todos los días; surgen de todos los ámbitos, de todos los escenarios y clases sociales, incluyendo, -incluso- al magnate multimillonario Carlos Slim Helu.
El hecho real es que, sin haberse pactado ni firmado todavía ningún acuerdo general que involucre a todos los sectores de la economía con tales propósitos, se ha conformado ya a estas alturas, de hecho, un gran frente nacional donde actúa cada cual a su modo, desde su trinchera y sus propios intereses, que se ha unificado en una lucha común contra el régimen que encabeza el Partido Acción Nacional. Un frente nacional que integran lo mismo organizaciones de masas, sindicatos obreros, campesinos y empresariales, partidos y agrupaciones políticas, en demanda urgente de medidas gubernamentales para salvar al pueblo del colapso total. El terremoto económico que desató la crisis insalvable del capitalismo, en su fase terminal, ha pasado a perjudicar a todos, en mayor o menor medida, y los está unificando contra los pésimos resultados del “Bien Común” en el poder
La realidad objetiva nos dice que este año el PIB decrecerá al menos el 2.5 por ciento; el Instituto Mexicano del Seguro Social reconoce oficialmente que se están perdiendo poco más de 5 mil empleos diarios desde noviembre del año pasado, y la cifra tiende a aumentar. Empresas como V W, GM, Ford, Nissan, entre otras, pusieron en marcha los llamados “paros técnicos” que no son otra cosa que mandar a los obreros a sus casas con goce de sueldo al 50 por ciento. Sólo durante el día de hoy jueves, 12 de febrero, la multinacional Pionner, anunció el despido de 10 mil trabajadores de sus plantas.
Al mismo escenario negativo hay que agregar los siguientes: La inversión extranjera directa se estima este año en 15 mil millones de dólares, cinco mil menos que durante 2008; el turismo reducirá sus ingresos por la creciente devaluación del peso frente al dólar y, para rematar, el colofón de la desgracia para una economía petrolizada, el derrumbe de los precios del petróleo en el mercado internacional. En suma, y aunque se enoje Calderón hay que decirlo, una verdadera catástrofe se apoderó de nuestra realidad nacional. No existe otro calificativo que pueda dibujarnos mejor la gravedad de los problemas que ahogan a nuestro pueblo.
Por su parte, el magnate Carlos Slim, al que se le pueden señalar mil cosas, entre ellas, la de ser un explotador de muchos miles de empleados, de ser beneficiario de las privatizaciones del patrimonio público, etc., pero nunca jamás alguien lo podrá acusar de comunista, lo que obliga a escuchar con seriedad sus planteamientos, máxime cuando coincide al señalar los mismos planteamientos de los sectores avanzados del pueblo. ¿Unión y lucha de contrarios? ¿Contra el mismo régimen que lo benefició? Si. El ha dicho lo siguiente en un importante foro con amplia difusión mediática: “Se va a caer el empleo, habrá mucho desempleo, va a aumentar el desempleo como no lo hemos visto en nuestra historia personal desde los 30; van a quebrar las empresas, muchas chicas, medianas y grandes, van a cerrar los comercios, se verán locales cerrados por todos lados, va a haber inmuebles vacíos y, pues va a haber una situación delicada, no quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever y no estar viendo las consecuencias después”.
De inmediato le respondió el calderonismo al magnate Carlos Slim, por voz de su sicario, Javier Lozano Alarcón, secretario de Trabajo y Previsión Social. Entre los puntos que le criticó fue el haber llamado a rechazar la inversión extranjera directa hasta del 100 por ciento en redes públicas de telecomunicaciones, porque a él le perjudica, dijo Lozano Alarcón.
Lo que desconoce éste golpeador a sueldo y empleado del régimen que practica el fundamentalismo neoliberal es que, el nacionalismo económico es una reacción válida, tanto para los países desarrollados que la practican todos los días, cuanto más para un país en desarrollo como el nuestro. Ahora mismo, la industria del acero de los Estados Unidos será la única que participe en los programas de infraestructura previstos por el paquete de rescate ordenado por Obama. En una decisión soberana, el presidente estadounidense se apresta a proteger a su propia industria para sacarla de la crisis, malo que no lo hiciera. Desde luego que las acereras multinacionales ubicadas en otros países serán perjudicadas, pero no se puede someter el interés legítimo del pueblo a las reglas del libre comercio internacional cuando éstos entran en franca contradicción.
Escandaliza Lozano Alarcón cuando afirma que: “ni el Banco de México, ni Hacienda, ni analistas, ni la OCDE, ni otros organismos internacionales están viendo un escenario tan grave como el que mencionó el pasado lunes (9 de febrero) Carlos Slim Helú. Pues claro que no, él funcionario de marras se previno de mencionar a todos los integrantes de la camarilla neoliberal que nos llevó a la crisis actual. Que les pregunten a las amas de casa cuando van al mercado a comprar su mandado, a ellas que si saben de economía y de hacer milagros con el salario, a ver qué opinan de los precios de la canasta básica y la carestía de la vida. Claro, dirá el funesto secretario que se trata de puros catastrofistas.
Nos han llamado catastrofistas a todos los que nos quejamos de la miseria en que vivimos, no importa. Los que hablan del simple catarrito en la economía, los que tratan de ocultar la realidad en razón de su interés electoral, los que quieren vendernos el falso reino de las oportunidades, serán sancionados muy pronto por la misma catástrofe que éstos han creado.

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